martes, 31 de marzo de 2015

¿Pastores o Manipuladores?

Muchos líderes empezaron bien ya que al principio pastoreaban a la gente, pero con el paso del tiempo se convirtieron en manipuladores
Son tiempos en los que algunas personas creen que están siendo pastoreadas, pero en realidad están siendo manipuladas por personas que se dicen llamar “pastores”, que controlan la voluntad de la gente, se meten en sus vidas personales y hasta creen que son posesión de ellos. Manipulan a sus seguidores hasta el punto que les hacen creer que son lo último de la tierra, que sin ellos no podrán salir adelante, que si se apartan de esa iglesia todo les saldrá mal.
A  causa de ello muchos viven atados a miedos y temores, de manera que sienten que tienen que hacerle saber a su pastor acerca de toda decisión o actividad que hayan realizado, de tal modo que sustituyen la Libertad en Cristo por la Esclavitud impuesta por un hombre. ¿Estás siendo pastoreado o manipulado? ¿Pastoreas o manipulas a la gente?
… y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado.  Isaías 56:11
Manipular no es más que persuadir a la gente con el propósito de apoderarse de algo que les pertenece, ya sea su voluntad, posiciones y hasta su propia vida. Recuerdo que desde hace un tiempo, un “líder” tiene la costumbre de llorar delante de la iglesia cuando tiene adversidades, con el objetivo de que ellos sientan lastima por él, y de esta manera los manipula sacando beneficios personales, después de la escena tan dramática que hace.
Otros muchos usan sus predicaciones, oraciones, dones y talentos para manipular a la gente, hablándoles de que deben dejarse pastorearlos, guiarlos y encaminarlos al Propósito Eterno con Temor de Dios. Pero cuando un Pastor no entiende el lugar que ocupa y la tarea que le corresponde desarrollar, se enreda en seguir su propio camino, en sacar provecho de las personas y se convierte en manipulador. ¿Te están pastoreando o manipulando? Hay personas que saben que llevan mucho tiempo siendo manipuladas, pero no toman la decisión de salirse de esa cobertura que los ata y los mantiene estancados, limitados y hasta presos.

Lágrimas al amanecer

La oscuridad se disipa, se expande la luz de un nuevo amanecer, gotas que mojan la tierra, frío que calladamente abrasa…ha llegado el final de una noche más, el silencio parece ocultar aquello que ha sucedido y... ¿lo que ocurrió quién lo contará?
Actos desenfrenados que pretendieron ocultarse tras las sombras de la oscuridad, como si el temor se esfumara para no volver, tal pareciera que la razón se desvaneciera del corazón del hombre, como si el amor distorsionara su sentido para convertirse en locura.
La noche se ha convertido en testigo de actos violentos, con derramamiento sangre inocente, de gritos que estremecen el alma. El clamor se confunde entre el murmullo y el regocijo de aquellos que son llevados hacia un camino espacioso que conduce a la muerte.
Y así, el transcurrir de las horas traen consigo un nuevo despertar, mis pasos me guían hacia un camino estrecho que conduce a la vida, gotas de lluvia caen sobre la tierra, la luz se confunde con un ambiente triste. Una voz irrumpe en mi corazón en medio de un silencio casi absoluto, es la voz de aquel que nunca duerme; sus ojos han sido testigos del engaño que inclina al corazón del hombre hacia la maldad.
Gotas de lluvia… en ellas tu dolor, en ellas tus lá
grimas. Lágrimas que consumaron tu sacrificio en aquella cruz, donde lentamente, la vida se escapaba de tu cuerpo teñido de sangre inocente y santa; lágrimas que corrieron por tu rostro al ver el fruto de tu aflicción. En medio de la agonía y la eternidad, millones de rostros frente a aquella cruz, vidas que a través del tiempo, han sido lavadas con esa misma sangre y libradas de la esclavitud.

¡Huye de la Fornicación!

“Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca”. 1- Corintios 6:18
La fornicación es un tema importante para hablar con la juventud. La fornicación es todo tipo de relaciones sexuales ilícitas.
La palabra fornicación, que viene del idioma griego, abarca cualquier tipo de pecado sexual en sus diferentes formas (homosexualismo, lesbianismo, sadomasoquismo, prostitución, unión libre, adulterio, etc.). Incluye la idolatría también. Dios reprendió a su pueblo en el Antiguo Testamento, por fornicarios y adúlteros al irse en pos de otros dioses. Debemos entender que este pecado esclaviza a la persona que lo practica.
Estudios científicos han llegado a la conclusión que las relaciones sexuales ilícitas son ADICTIVAS; es decir, este tipo de prácticas generan ciertas sustancias en el cuerpo humano que producen mucho placer. Los estudios revelan que estas prácticas pueden llegar a ser incluso más adictivas que las mismas drogas. 
La fornicación es un pecado que esclaviza. Ha hecho caer a muchos jóvenes que un día tuvieron el anhelo de caminar con Cristo. Además, el pecado de fornicación denigra y corrompe el alma del ser humano. Lo lleva a hacer cosas que nunca se imaginaba que haría, corrompiendo su propio cuerpo. El varón puede comenzar a fornicar, sin importarle si lo contagian con alguna enfermedad venérea o destrozando la vida de muchas jovencitas. 
Es importante que aprendas a cuidar tu cuerpo. Toma la decisión de cuidar tu cuerpo, templo del Espíritu Santo, y darte a respetar en tu escuela, en tu casa, con tus amigas y familiares. Tu cuerpo es prestado por Dios; por lo tanto, cada uno daremos cuentas de todo lo que Él nos da.
“No piensan en convertirse a su Dios porque espíritu de fornicación está en medio ellos, y no conocen a Jehová.” Óseas 5:4

El Hijo de Dios

El Hijo de Dios¡Él es Jesús!, dijo mi madre, apuntando con su mano a la cruz. ¿Quién es Jesús?, le pregunté, y ella respondió: “El Hijo de Dios”. Estuve curioso de conocerle, aunque pensé que no se le veía muy feliz para ser el Hijo de Dios, pues estaba clavado en la Cruz. Sin embargo, ella dijo que Jesús me quería conocer, y que si yo era un buen niño tendría que ir a la escuela dominical. Me sentí emocionado y deseé conocer al Hijo de Dios,... pero esas no eran las intenciones de mi maestra, quien puso un velo en mi deseo. Ella solía decir que el Hijo de Dios aún sufría en la Cruz, y que cada vez que me portaba mal Jesús sangraba. Y concluía diciéndome: !Por tu culpa ! !Por tu culpa! !Por tu gran culpa!
A partir de ese entonces, cada vez que le veía clavado en ese madero sentía una enorme impotencia; yo no quería que sufriera por mi culpa. Realmente me esforcé por no herirlo, y cada vez que hacia una travesura o tenía malos pensamientos sentía su dolor. ¿Qué gran pecado puede tener un niño?,... si de ellos es el Reino de los Cielos. Sin embargo yo no lo sabía. Con gran dolor en el corazón, me despedí de Jesucristo creyendo que algún día le ayudaría a bajar de la Cruz. Puse una barrera con Él y su Padre, resignándome a no estar en ese lugar hasta después de la muerte. Antes, el infierno del cual hablaba mi maestra.

Los padres y los hijos

Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor (Efesios 6:4).
Como es natural, hablar acerca de los padres incluye a la madre y al padre. Es cierto, sin embargo, que el énfasis recae más sobre el padre, porque él es responsable de en lo que se convertirán sus hijos. Es una responsabilidad muy seria, ¿cierto? La madre podrá hacer cumplir una política, pero es trabajo del padre asegurarse de que sus hijos sean educados como es debido. Si hay algo que deshonra u honra de verdad al espíritu del cristianismo es la actitud que adoptan muchos padres: “Yo soy el responsable de ganarme el sueldo, y la labor de ella es criar a los hijos”. 

¡No es así en la Palabra de Dios! En la Biblia, la responsabilidad definitiva de en lo que se convierte el hogar es del padre, por lo que esta palabra está dirigida a ellos.
Es así como el padre accede a sus hijos, evitando aquellas cosas que hacen que los hijos se rebelen. “No provoquéis a ira a vuestros hijos”. La palabra que se usa aquí, "ira", significa “la ira que da como resultado la rebelión”. “Padres, no provoquéis a vuestros hijos de manera que pierdan totalmente el control y se pongan decididamente en contra de la autoridad”.
Hay dos cosas que provocan la rebelión en los hijos: la indulgencia y la dureza. Estas dos cosas son el aspecto negativo de las dos cosas que debe hacer el padre: “Criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Las dos cosas contrarias a estas son la indulgencia y la dureza.

lunes, 30 de marzo de 2015

Yo quiero lo tuyo

¿Es natural que nos comparemos? ¿Es buena o mala la comparación? Si es para motivarnos a ser mejores no es mala, pero si ingresa la envidia en nuestro corazón es peligrosa, pues produce un sentimiento de dolor, tristeza o desdicha al no poseer uno mismo lo que otro tiene.
Prácticamente, daña la capacidad de gozar e impide disfrutar de lo que uno posee. Incluso es un síntoma de inferioridad, y nunca produce nada positivo sino que es un sentimiento negativo que da origen a otros, como la amargura.
Proverbios 14:30 (DHH) dice: “La mente tranquila es vida para el cuerpo, pero la envidia corroe hasta los huesos.”
Desear lo que otro tiene, compararte con él para determinar si vas por buen camino, no es nada provechoso, pues cada uno de nosotros tiene propósitos y tareas diferentes en esta vida. Nuestra vida debe basarse en el gran manual: la Biblia.
Si ves que alguien está prosperando indebidamente y tú, que trabajas honestamente, no lo estás consiguiendo, pues tranquilo; el hecho de tener dinero no es garantía de paz ni felicidad ni de bendición, pues es mejor ser pobre y honesto que rico y deshonesto. Proverbios 28:6 (NTV) continúa con tus valores firmes y las bendiciones vendrán por añadidura.
O si tú te estás guardando y te esfuerzas en obedecer la palabra de Dios, para que un buen hombre/mujer de Dios sea tu esposo y aún no ves resultados, y en cambio, ves a personas que no lo hacen que ya tienen familia, no tengas envidia, pues tu historia será diferente, será particular. ¿Acaso Dios no recompensará tu obediencia? ¡Sí lo hará! Solo ten paciencia y disfruta de tu presente estado civil.

Creer en Cristo es tener vida

¡Den gracias al Señor! ¡Proclamen su nombre! Cuenten a los pueblos sus acciones. Canten himnos en su honor. Hablen de sus grandes hechos. Siéntanse orgullosos de su santo nombre. Siéntase alegre el corazón de los que buscan al Señor. Recurran al Señor, y a su poder; recurran al Señor en todo tiempo. Él es el Señor, nuestro Dios; él gobierna toda la tierra. Ni aunque pasen mil generaciones se olvidará de las promesas de su alianza (Salmo 105,1 – 4; 7 – 8). 
La ley nos dice lo que hemos de hacer pero no nos da vida (Gálatas 3,21]La vida nos viene de Cristo Jesús. Al creer en Él y ser bautizados en Él recibimos su Vida y su Espíritu, somos revestidos de Él, y desaparecen de nosotros, todas las divisiones provenientes de razas, de condición social o de sexo. Unidos a Cristo, todos, la humanidad entera se hace una en Cristo para presentarse cual hijo de Dios, en Hijo amado del Padre. Unidos a Cristo, nuestro alimento es hacer la voluntad del Padre Dios (Lucas 11,28), y la voluntad de Dios es que creamos en Aquel que Él nos ha enviado. No nos quiere solo fieles cumplidores de preceptos, aunque estos vengan directamente de Él; nos quiere unidos a Él mediante el único camino que nos lleva al Padre: Cristo Jesús; buscar otros caminos equivale a despreciar la salvación que Dios nos ofrece en su Hijo, hecho uno de nosotros y constituido en Salvación nuestra.   
No solo hemos de aceptar vivir la Palabra de Dios; la Palabra es el Hijo de Dios que toma posesión de nuestra vida y nos transforma en Él, para que su encarnación se prolongue por medio de su iglesia, a través de la historia. Hemos de pedir al Señor que nos conceda su gracia para que no volvamos a la esclavitud de la ley; ella ya cumplió su función de conducirnos a Cristo (Gálatas 3,23 – 27). Ahora hemos de vivir no bajo el régimen de la ley sino bajo el régimen de la gracia; y si cumplimos la ley, no es porque por eso vayamos a salvarnos, sino porque se ha convertido en una norma de comportamiento moral que nos ayuda a permanecer fieles al amor a Dios y al amor al prójimo, conforme a la voluntad del Señor. 

Acéptate como eres

“Al contrario, ¿quién eres tú, oh hombre, que le contestas a Dios? ¿Dirá acaso el objeto modelado al que lo modela: Por qué me hiciste así?" (Romanos 9:20)
Una de las contradicciones más grandes de los seres humanos, es que habiendo sido hechos a imagen y semejanza de Dios, muchos no están contentos con su apariencia física. Parece mentira en estos tiempos modernos, en que la ciencia y la tecnología ofrecen nuevas posibilidades de rejuvenecimiento, de un cambio extremo como se denomina, tendente a conseguir la llamada figura “ideal.”
Hoy por hoy, mucha gente se muestra decidida a vencer cualquier obstáculo, con tal de convertir su ajado cuerpo en un "objeto" último modelo, tal como lo requiere, incluso exige la sociedad moderna en ciertas circunstancias.

Es indudable que la apariencia física  ha sido, desde antiguo, motivo de preocupación, quizá incluso, desde cuando Adán y Eva se supieron desnudos por la presencia del pecado en sus vidas, y recurrieron a una hoja de parra para ocultar su vergüenza. Napoleón era de baja estatura, pero conminaba a que en sus retratos se lo pintara más alto. Y como él, muchísimos reyes, reinas, cortesanos y demás nobles, exigían a sus retratistas que los inmortalizaran evitando plasmar sus lados... no muy uniformes.
Esta idea desenfocada de la belleza ha hecho que inclusive a  través de dibujos, estampas, películas, estatuas, murales, y demás, se nos entreguen a los creyentes, miles de versiones físicas del niño Jesús, de Jesucristo Hombre, de María… con cabellos rubios, ojos azules, tez nacarada, al más puro estilo Hollywood; versiones alejadas de la fisonomía real de los pobladores del Medio Oriente de entonces, como corresponde.

Una Semana Diferente

Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Le respondió: Si, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda vez; Simón, Hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
San Juan. 21:15-17
Me puse en el lugar del Apóstol Pedro viendo a Jesús resucitado, vivo, hablándome y preguntándome no una, ni dos, sino TRES veces lo mismo: ...hijo de José y Alejandra, ¿me amas? Y yo diciéndole: Sí Señor, te amo; y Él, “apacienta mis ovejas”. Yo, tal vez le habría dicho, ¿Yo, Señor? ¿Por qué yo? ¿Quién soy yo, o quién eres tú, para merecer cumplir con esta petición del Señor? Y ¿cómo cumplir con este cometido, si la familia del Señor es tan grande que escasamente conozco a unas cuantas personas?
Pues muy sencillo: esta fue, es y será siempre la amorosa voluntad de Dios, que nos ama tanto que aunque no lo veamos, siempre nos está apacentando, amando, cuidando y bendiciendo; y la forma de hacerlo es a través de Su Santo Espíritu, que nos mantiene unidos a Él, como un solo cuerpo, como una sola Iglesia, unidos y atados a Él en un mismo sentir y un mismo espíritu y cuerpo.
El mundo cristiano se prepara para celebrar la semana mayor, también conocida como Semana Santa, e independientemente de cómo concibamos esta celebración, que los cristianos no la concebimos ni celebramos como sí hacen los católicos, es una ocasión especial, un tiempo de reflexión, de arrepentimiento, de conversión, de profundo sentimiento y agradecimiento por la majestuosa Obra de Salvación de nuestro Señor Jesucristo. Por lo que, comenzando el Domingo con el tradicional Domingo de Ramos y hasta el Domingo de Resurrección, estamos todos invitados a que vivamos esta semana de una manera diferente, reflexionando en todos y cada uno de los eventos que sucedieron hace más de dos mil años en Jerusalén, reflexionando en su protagonista central, Jesús, en lo que hizo, por qué lo hizo, para quién lo hizo y cuáles han sido las consecuencias de ese acto que trascendió a la eternidad; cómo ha afectado a tu vida y a la de tu familia y qué crees tú que aún puedes hacer o te falta para que el sacrificio de Jesús no haya sido en vano.

Busco…


Cansado de todo, “busco alguien diferente…”, me dije.…..
“Busco a alguien que me comprenda,
alguien idealista. Con las misma ideas que yo..
Busco a alguien que sea mi complemento perfecto.
Busco a alguien,  esa mujer de ensueño
que pueda compartir, respirar, vivir…
Busco a alguien delicada, centrada, dedicada…
Romántica, cariñosa, detallista, educada…,
y que tenga unos ojos…Y que tenga ese pelo…
Que tenga esa silueta…una mujer completa…
mujer de película, de telenovela;
 con quien pueda disfrutar una vida perfecta.
…..
Y en mi forzada y alocada búsqueda,
vi a alguien, me acerqué a alguien,
choqué con alguien y por fin, me di cuenta
que la mujer que tanto buscaba, soñaba,
siempre había estado a mi lado.
Incondicional, me había soportado, amado;
aceptado con mis cualidades y defectos.
Todo lo que pensaba, lo que buscaba,
se resumía en ella. Lo único que me faltaba
era entenderme yo mismo y comprenderla.
Aceptarla y valorarla como lo hacia ella conmigo.
Ahora no sé si ya es tarde,
no sé si estoy a tiempo, solo Dios lo sabe.
…..
No quiero que pase esto contigo.
No hay mujer más bella, más perfecta, más idónea
que la que Dios te ha puesto en el camino.

domingo, 29 de marzo de 2015

La Piedra

1ª Pedro 2:4 “Acérquense, pues, al Señor, la piedra viva que los hombres desecharon, pero que para Dios es una piedra escogida y de mucho valor.”

Las construcciones de la antigüedad tenían en un ángulo, una piedra principal que era el lugar de inicio del resto de la construcción. Si esa piedra estaba mal colocada, todo el edificio estaba en peligro de derrumbe.
La Palabra de Dios habla de Cristo como nuestra Roca Firme, la Piedra Viva, la Principal Piedra Angular, dando a entender que si en la edificación de nuestras vidas lo tenemos a El como el cimiento principal, todo lo que construyamos contará con la bendición de Dios.
Lamentablemente, vemos cada día a personas que en la piedra angular de sus vidas, tienen cualquier otra cosa menos la presencia viva de Jesucristo.
Por eso vemos cómo se derrumban sus vidas bajo el pecado, la corrupción, la maldad y la maldición. Toda persona tiene la posibilidad de tener esta piedra angular o el mejor fundamento, que es Cristo. Él está disponible para que le demos la bienvenida a nuestras vidas, a fin de que Él sea el mejor fundamento.
No existe mayor seguridad en la vida, que caminar teniendo a Cristo como la Roca. Nada de lo que el mundo propone es seguro, todo se hace más inseguro cada día. La única manera de hallar la verdadera seguridad y estabilidad se encuentra en la persona de Cristo. Cualquiera que lo tenga como fundamento de su vida lo experimentará. 
¿Es Cristo realmente, la Roca Firme de tu vida?
Te entrego en este día, Jesús, mis “arenas movedizas” para que las cambies por ti, que eres la Roca Firme. Ayúdame a vivir con tu seguridad. En el Nombre de tu Hijo amado. Amén.

Señor, cámbiame la vida

El que te salvó te dice: “por aquí quiero que camines”. Él es el que te ama, y te dice: “Sal de la aldea, del apego, del dolor, de la vieja mentalidad, de los pecados, de la crítica”. “Sal de la aldea y vuelve al hogar, que estaré en ese hogar. Te bendeciré, te honraré y te levantaré”.
“¡Señor, cámbiame la vida!”, dijo un hombre mientras andaba en la ruta vital. Dios se le aparece. y el hombre se quedó sorprendido porque le respondió muy rápido la oración. Señor, yo te pedí que me cambiases la vida ¿y tan rápido apareciste? Se produce un diálogo; 
-¿Qué quieres que haga? 
-“Que me cambies la vida”.
-“Bueno, dame todo lo que tengas en tu billetera”.
-“Tengo 20 dólares”.
-“Dame los $20. ¿Estás seguro que no tienes más dinero”?
-“No, no tengo más, y era todo lo que tenía para darle de comer a mi familia”.
Señor cambiame la vida-¡Ah!, ¿tienes familia?, entonces dame también tu familia.
-“Bueno Señor, te doy toda mi familia pero ahora voy a estar solo en mi casa”.
-“¡Ah!, ¿tienes casa?, entonces también dame la casa.”
- “Bueno Señor, pero entonces voy a tener que dormir en el coche”.
-“¡ah!, ¿tienes coche?, dámelo también”.
El hombre reflexiona y dice: bueno Señor, te pedí que me cambiaras la vida, te di todo el dinero, mi familia, la casa y el coche. Ahora no me queda nada.
Entonces el Señor le dice: ahora que no tienes nada, y que todo es mío, toma el dinero porque ahora es mío y lo vas a administrar como yo lo administraría, vas a invertir en lo que yo invertiría y vas a ofrendar como yo ofrendaría. Toma la familia, porque ahora es mía y la vas a cuidar como yo la cuidaría, y vas a hacer por ellos lo que yo haría; también toma la casa, porque tú me la diste y ahora es mía, la vas a utilizar como yo la utilizaría, la vas a limpiar como yo la limpiaría, vas a vivir en ella como yo viviría, y va a entrar la gente que yo permitiría que entrara. Y toma el coche que es mío, y lo vas a cuidar como yo lo cuidaría, lo vas a mantener y vas a llevar en él a las personas que yo llevaría.
Ahora que entiendes que todo lo que tenías ya no es tuyo, que es mío, yo te lo devuelvo todo para que lo uses como yo lo haría.

Una canción de amor



Aún recuerdo los días de ayer
cuando el frío me envolvía,
cubierto de dolor y hastío.
Imágenes sombrías que alimentaban mi agonía,
la incertidumbre al ignorar la razón de mi existir.
Mi corazón agonizante sin tu amor.
Mi alma seca en el desierto por ti esperaba.

Aún recuerdo aquel día,
cuando tus huellas teñidas de sangre me llevaron hacia ti.
Cuando en tus brazos mi ser cobró vida
y tu gracia me envolvió.

Aún recuerdo aquel día,
cuando tus palabras irrumpieron en medio de mi silencio.
Cuando tu mirada apacible abrazó mi corazón,
mis preguntas se desvanecieron en el mar de tu amor.

Aún recuerdo aquel día,
en el que ya no quedaron palabras,
y rendido a tus pies mis lágrimas brotaron,
 cuando tu gracia envolvió mi humanidad,
y tu sonrisa revivió mis sueños.

Aún recuerdo aquel día,
cuando tus labios pronunciaron mi nombre
y me dibujaste en tu mano, Salvador.

Aún recuerdo aquel día,
cuando recostado en tu pecho
escuché los latidos de tu corazón.

Aún recuerdo aquel día
en el que mi alma entonó una canción para ti.

Esperaré aquel día
cuando entre nubes te pueda encontrar,
y la dulzura de tus ojos pueda contemplar,
cuando mi alma en libertad pueda volar
y un cántico nuevo pueda entonar.

Entre tanto,
mientras tu aliento en mi ser repose,
escucharás cada mañana
una canción de amor para ti.

Exploradores

Una vez, un grupo de tres hombres se perdió en la montaña, y tenían solo una fruta para alimentar a los tres, quienes casi desfallecían de hambre. Se les apareció entonces Dios, y les dijo que probaría su sabiduría y que dependiendo de lo que demostraran les salvaría.
Les preguntó qué podían pedirle para arreglar aquel problema y que todos se alimentaran.
El primero dijo: “Pues que aparezca más comida.” Dios contestó que era una respuesta sin sabiduría, pues no se debe pedir a Dios que aparezca mágicamente la solución a los problemas, sino trabajar con lo que se tiene y para lo que se quiere.
Entonces dijo el segundo: “Pues haz que la fruta sea más grande para que sea suficiente.” A lo que Dios contestó que no, que la solución no es pedir siempre la multiplicación de lo que se tiene para arreglar el problema, pues el ser humano nunca queda satisfecho y por ende, nunca sería suficiente.
El tercero dijo entonces: “Mi buen Dios, aunque tenemos hambre y somos orgullosos, haznos pequeños a nosotros para que la fruta nos alcance.” Dios dijo: “Has contestado bien, pues cuando el hombre se hace humilde y se empequeñece delante de mis ojos, verá la prosperidad.”

¿Qué dice el sacramento católico de la Sagrada Eucaristía?

Para los católicos, la Sagrada Eucaristía, dentro de la Misa Católica, es considerada la más alta e importante forma de oración. De hecho, atender a la Misa es una obligación, bajo pena de pecado mortal, cada domingo y en otros ciertos días santos obligatorios. La Misa está dividida en dos secciones, la Liturgia de la Palabra y la Liturgia de la Eucaristía. La Liturgia de la Palabra consiste en dos lecturas (una del Antiguo y otra del Nuevo Testamento), el Salmo Responsorio, la lectura del Evangelio, la homilía (o sermón), e intercesiones generales (también llamadas peticiones).

El centro de la Misa está en su segunda parte, la Liturgia de la Sagrada Eucaristía. Durante este tiempo, los católicos comparten el cuerpo y la sangre de Jesús en la forma del pan y el vino distribuido a la congregación. De acuerdo con la Biblia, esto se hace en memoria de Cristo (1 Corintios 11:23-25Lucas 22:18-20 Mateo 26:26.28). Sin embargo, de acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica, “La Eucaristía es un sacrificio porque representa el sacrificio de la cruz, porque es su memorial y porque aplica su fruto.” 

El sacrificio de Cristo y el sacrificio de la Sagrada Eucaristía son un solo sacrificio: “La víctima es una y la misma; ella misma ahora se ofrece a través del ministerio de los sacerdotes, entonces se ofrece a sí mismo en la cruz; solo la manera de ofrecerse es diferente.” “ Y puesto que en este sacrificio divino que es celebrado en la Misa, el mismo Cristo, quien se ofreció a sí mismo una vez de manera sangrienta en el altar de la cruz, es contenido y ofrecido en una manera incruenta... este sacrificio es verdaderamente propiciatorio.”


Pero ya en el libro de Malaquías, el profeta predice la eliminación del antiguo sistema de sacrificio y la institución de uno nuevo: “...Yo no tengo complacencia en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda. Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos.” (Malaquías 1:10-11). Esto significa que Dios será un día glorificado entre los gentiles, quienes harán ofrendas puras a Él en todos los lugares. Los católicos ven esto como la Eucaristía. Sin embargo, el apóstol Pablo muestra un enfoque diferente de ello: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.” (Romanos 12:1). Para el catolicismo la Eucaristía solo puede ser ofrecida en lugares especiales: en las iglesias consagradas y bendecidas de acuerdo a la Ley Canónica Católica. Pero la idea de ofrecer nuestros cuerpos como sacrificios vivos encaja perfectamente con el lenguaje de la profecía, la cual dice que los sacrificios serán ofrecidos “en todo lugar”.

sábado, 28 de marzo de 2015

¿Qué significa pedir en el nombre de Jesús?

Una consulta dice así: ¿Cometo algún error cuando al orar, sin querer me hallo dirigiendo mi oración a Jesucristo y no al Padre? Cuando me pasa esto me entra la duda sobre si mi oración será oída. ¿Qué significa pedir en el nombre de Jesús? Puesto que la Biblia dice que Jesús es el camino, la verdad y la vida y que nadie viene al Padre sino por Jesús, ¿es malo dirigir la oración a Jesús? Esta parte me tiene confundido. No sé de qué manera empezar mi oración y quién me la recibe. ¿Se pondrá Dios celoso si dirijo mi oración a Jesús y no a Él? Pero por otro lado, ¿No son el Padre y el Hijo la misma persona?
Es muy bueno estar interesado en orar conforme a lo que la Biblia enseña. 
La Biblia muestra que la oración debe ser dirigida al Padre en el nombre del Hijo y en el poder del Espíritu Santo.
Note lo que dijo Jesús en Juan 14:13-14 “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.”
Ahí está. La oración debe ser dirigida al Padre en el nombre del Hijo. Pero, ¿qué significa pedir en el nombre del Hijo? Esto no es simplemente decir: En el nombre de Jesús, antes de pronunciar el amén al final de la oración.
Pedir en el nombre de Jesús significa decir al Padre: Esto que estoy pidiendo es lo mismo que te pediría el Hijo. Esto que te estoy pidiendo es para que tu nombre sea glorificado, así como tu Hijo glorifica tu nombre. Esto que te estoy pidiendo es por los méritos de tu Hijo, porque yo no tengo ningún mérito para que sea escuchado y contestes mi pedido. Aquí es, precisamente ahora, donde "entra en juego" la persona del Espíritu Santo.
Es el Espíritu Santo quien nos guía a pedir conforme a los deseos de Cristo Jesús. También es el Espíritu Santo quien intercede a nuestro favor en la oración. Romanos 8:26 dice: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”

¿Pedir o no pedir?

“Porque todo aquel que pide, recibe” Mateo 7:8
Hace poco, alguien me hizo un comentario muy interesante.
A esa amiga, mientras impartía su clase en un seminario bíblico, uno de sus alumnos le hizo la siguiente pregunta: ¿No es contradictorio que en unos pasajes se nos motiva a orar por nuestras necesidades y en otros nos dice que no nos preocupemos, que Dios suplirá?
Mi amiga me recordaba algunos versículos que hablan del pedir, como el famoso capítulo 7, versículo 7 del evangelio según Mateo: “Pedid y se os dará…”, y en Juan 14:13-14: “Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pedís en mi nombre, yo lo haré”. En Mateo capítulo 6 el Señor Jesús anima a sus discípulos a no angustiarse por el vestido o por la comida: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Mateo 6.33
El comentario entonces, fue el siguiente: “Si un hermano en necesidad, que tiene hambre, está sin trabajo, no tiene con que vestirse, ¿debo decirle que busque el Reino de Dios primero?, ¿que se dedique a ORAR por las cosas espirituales y mandarlo a su casa de esta manera? ¿Él no puede ORAR por comida pues Dios se la dará, y lo mando a su casa con hambre? ¿Qué se debe de hacer en este caso? ¿Es malo entonces, pedir por las cosas materiales?...
Sin entrar en análisis o interpretaciones profundas, pero sí reflexionando acerca de lo que nos dice la Biblia tomándola como un todo, vamos a ir un poquito más allá de la típica respuesta: “es que a Dios le gusta que le pidamos”.
Aparte de la exhortación categórica y directa del Apóstol Pablo en su primera epístola a Timoteo en el capítulo 2, hay una oración en la Palabra que tiene dos características muy especiales. Una, por quien la realiza y segundo, porque está considerada la oración por excelencia. El Padre Nuestro.
Veamos pues, en el evangelio de Mateo:
“Vosotros, pues, oraréis así:

9 Padre nuestro que estás en los cielos,
Santificado sea tu nombre.
10 Venga tu reino.
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
12 Perdónanos nuestras deudas
Como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
13 No nos metas en tentación,
Sino líbranos del mal,
Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria,
Por todos los siglos. Amén” Mateo 6:9-13

 ¡Hermosa oración! Comienza con una alabanza reconociendo la divinidad del Padre, pero el versículo 10 no es otra cosa que una petición; El versículo 11 una petición por el pan diario; El versículo 12 una petición por perdón; el 13 una petición para ser librados de la tentación y el final del versículo 13 concluye explicando el por qué de esas peticiones: “¡porque de Él es el Reino, el poder y la gloria por todos los siglos!”

Vivir No Duele

Tan definitivo como todo lo simple. Nuestro dolor no viene de las cosas vividas, sino de las cosas soñadas y que no se cumplieron.
¿Por qué sufrimos tanto por amor? Lo normal sería que la gente no sufra, en todo caso agradecer por haber conocido una persona tan bella, que generó en nosotros un intenso sentimiento y que nos hizo compañía por un tiempo razonable, un tiempo feliz.
Crecimiento
¿Pero por qué sufrimos?
Porque no tenemos en cuenta lo que disfrutamos y comenzamos a sufrir por nuestros proyectos irrealizados; por las ciudades que nos hubiera gustado conocer al lado de nuestro amor y no conocimos, por los hijos que nos hubiera gustado tener juntos y no tuvimos, por todos los espectáculos, libros y silencios que nos hubiera gustado haber compartido y no compartimos. Por todos los besos anulados...
Sufrimos no porque nuestro trabajo sea estresante y poco remunerado, sino por todas las horas libres que dejamos de tener para ir al cine, para conversar con un amigo, para nadar, o para... enamorar.
Sufrimos no porque nuestra madre es impaciente con nosotros, sino por todos los momentos perdidos en que podríamos estar haciéndole confidencias, nuestras más profundas angustias, y ella estuviese interesada en comprendernos.
Sufrimos, no porque nuestro equipo perdió sino por la euforia perdida.
Sufrimos no porque envejecemos, sino porque el futuro nos está siendo confiscado, impidiendo que mil aventuras nos sucedan, aquellas con las cuales soñamos y nunca las llegamos a tener.

Y se llamará su nombre… Emanuel

Hay “misterios” bíblicos que nunca podremos entender completamente. Éste es uno de esos misterios en esta serie. Lo encontramos en el versículo 23, del capítulo uno de Mateo que dice:
¡La virgen concebirá un niño! Dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel, que significa “Dios está con nosotros”.
Antes de tratar el misterio, regresemos en el tiempo. En la época en que Isaías fue profeta, el pueblo recibió este anuncio por primera vez (Isaías 7:14). Hasta ese momento los israelitas conocían a un Dios que les identificaba como suyos; sin embargo, para relacionarse con Él tenían que ir a través de una persona, el sacerdote de turno. Dios les hablaba por medio de los profetas. Por decirlo de alguna manera, no era una relación estrictamente personal. Pero Dios les estaba diciendo que eso terminaría un día, el tiempo en el que Dios parecía distante llegaría a su fin… conocerían al Dios Emanuel.
Posiblemente, si te detienes a pensar en esto te deje sin palabras… y por eso se lo puede considerar un misterio. Dios dejó todo para convertirse en “Dios con nosotros”. Mateo está destacando que el nacimiento de aquel niño no era un suceso común y corriente. Se asegura de que sus lectores comprendan que éste es el cumplimiento de una profecía, y además, que no se trata de un ser humano más que nació, se trata de Dios manifestándose entre los seres humanos. Ahora será posible tener una relación directa, personal. ¡Es grandioso e... incomprensible!

Gracias por ser mi amigo

“En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia”.
Proverbios 17:17
No hay nada como un buen amigo, más aún, no existe nada mejor que un amigo en Cristo. Tener un amigo que hable tu mismo idioma, el de Cristo, que tenga las mismas ganas de leer la biblia y compartir un versículo contigo.
No existe nada como un buen amigo que te comprenda, aliente y te diga: ¡vamos!, tú eres hija de Dios, ¡continuemos! Tener un amigo así es una hermosa bendición, no es comparable a nada en este mundo.
¿Te imaginas un día lluvioso y no tener paraguas, o tener hambre y no tener un poco de pan?, pues el verdadero amigo es como el paraguas y el pan, ya que ambos son oportunos.
Si encuentras un amigo así, riega esta hermosa amistad día a día, no la descuides. Además, hoy en día la tecnología nos ayuda mucho; usémosla para darle toda la gloria a Dios; por ejemplo, podemos comunicarnos con ese amigo por teléfono, móvil, mensajes de texto, facebook, twitter, correo electrónico, etc.

viernes, 27 de marzo de 2015

Nunca Olvides de donde fuiste Liberado

¿Creer la verdad de Dios o la mentira del Diablo?
Sofía estaba muy asustada  Me comentó que últimamente se estaba sintiendo prisionera de sus pensamientos, pues la semana anterior, un hombre drogado, portando una pistola, había entrado a su tienda y la había asaltado. Después de hacer la denuncia correspondiente, la policía dio con el ladrón. Pero ahora tenía un nuevo problema: tres amigos del agresor, entre ellos uno que años atrás había estado preso por homicidio, la molestaban todo el tiempo, la amenazaban con que si no retiraba la denuncia le harían daño a ella y a su familia; esto la tenia muy aterrada y no dejaba de pensar lo peor. 
Entonces, me pareció una buena oportunidad para hablarle de Jesús, sobre sus verdades, y su promesa de enviar sus ángeles a quienes confían en él. Sofía se veía muy receptiva, y comenzamos a tener largas charlas en las cuales iba aprendiendo con entusiasmo, todo lo que yo le enseñaba acerca del Señor, hasta que llegó el momento en que me pidió que la guiara con la oración de salvación para aceptarlo como su Salvador. Según me dijo, al instante de hacerla recibió mucha paz, que desde ese momento comenzó a orar varias veces al día, y que sentía en su espíritu, que Dios le hablaba y le decía que no temiera ya a nada ni a nadie, pues Él la amaba y la estaba protegiendo. 

Durante los días siguientes pasábamos mucho tiempo hablando del Evangelio. Ella tenía una gran necesidad de aprender sobre las verdades eternas, y se compró una Biblia, comenzó a leerla y cada duda que tenía sobre algún pasaje me la planteaba; entonces yo, como es obvio, apasionado del tema, con gusto le explicaba lo que sabía. Al final la citaron para declarar contra el agresor, a quien mas tarde el juez sentenció a varios años de prisión; también en ese tiempo, sus amenazantes amigos dejaron de molestarla. Y gracias a Dios, la vida de Sofia poco a 
poco regresó a la normalidad. Luego, por motivos vinculados directamente con mi trabajo, tuve que volver a mi pueblo natal ubicado al este del país. Con algo de tristeza, nos despedimos en la tienda, no sin antes recordarle que buscara una iglesia cristiana para congregarse, un lugar donde rodearse de verdaderos creyentes que la sostuvieran cuando estuviera débil en la fe.

Unos meses más tarde...