La resurrección de Jesucristo está documentada en cada uno de los cuatro evangelios (Mateo 28; Marcos 16; Lucas 24; Juan 20), mencionada en varias ocasiones en los Hechos de los Apóstoles (Hechos 1:22; 2:31; 4:33; 26:23), y repetidamente en las epístolas (Romanos 1:4; Filipenses 3:10; 1 Pedro 1:3). Se da mucha importancia a la resurrección de Cristo en 1 Corintios 15:12-34, pues registra que más de quinientas personas vieron a Jesús en una de Sus apariciones posteriores a Su resurrección. La resurrección de Cristo es la "primicia" (1 Corintios 15:20, 23); es decir, es el primero de la resurrección a la vida eterna. Además, la resurrección de Cristo es la garantía de cada cristiano, de que también será resucitado. También es la base de nuestra certeza de que todas las personas que han muerto, resucitarán un día para enfrentar un juicio justo e imparcial por Cristo Jesús (Hechos 17:30-31).
La próxima resurrección a la vida eterna será la de los creyentes del Nuevo Testamento. Ocurrirá con el arrebatamiento de la iglesia. Todos aquellos que han depositado su confianza en Jesucristo durante la era de la iglesia, y murieron antes del arrebatamiento, resucitarán. El Apóstol Pablo explicó que, cuando Jesús venga a llevarse a Su iglesia, los muertos en Cristo resucitarán primero y, luego, todos los cristianos que estén vivos en ese momento serán transformados y recibirán un cuerpo con la naturaleza de la resurrección (1 Corintios 15:50-58).