La cultura se puede definir de diversas maneras, pero básicamente es:
- El conjunto de los conocimientos que permiten desarrollar un juicio crítico personal.
- El conjunto de los modos de vida y costumbres, así como de los conocimientos y grados de desarrollo artístico, científico e industrial, en una determinada época, por un grupo social.
Otra definición: Conjunto de valores, creencias, entendimientos y maneras de pensar compartidos por los miembros de una organización, y que se enseñan a los nuevos miembros. La cultura constituye las normas no escritas e informales de una organización.
Los cambios en el arte, en la música, el teatro, la teología y los medios de comunicación masiva han afectado negativamente a nuestros valores, de forma que las personas hoy en día han adaptado valores empobrecidos, tales como la tranquilidad personal y la abundancia. Vamos a dar la definición de estos dos valores.
Tranquilidad Personal: significa que a uno lo dejen solo; no ser perturbado por los problemas de otras personas, sean estas de otra parte del mundo o de la propia ciudad; vivir la propia vida con un mínimo de posibilidades de ser incomodado.
Tranquilidad personal significa desear que mis propios patrones de vida no sufran interferencias a lo largo de mi existencia, no importa cuáles sean los efectos en la vida de mis hijos o nietos. Con la abundancia que conlleva la abrumadora y siempre creciente prosperidad: una vida hecha de cosas, cosas y más cosas.
Con un éxito juzgado por el nivel siempre ascendente de abundancia material. Cuando esto se combina con la fe verdadera, da origen a un tercer valor empobrecido, la del Cristianismo cultural. ¿Qué es el cristianismo Cultural?:
“Es la búsqueda del Dios que queremos en lugar del Dios que es. Es la tendencia a ser superficial en nuestra comprensión de Dios, queriendo que sea más un "abuelito" gentil que nos malcríe y nos deje hacer lo que deseamos. Es sentir la necesidad de Dios pero según nuestras propias condiciones. Es el Dios que tenemos subrayado en nuestra Biblia sin la esencia de lo que Él es; un Dios relativo en lugar de un Dios Absoluto. Un Dios “convertible”.
Esto no es nuevo. Jesús mismo fue el primero en precisar los diferentes tipos de personas que se relacionarían o no con Él. La Parábola del Sembrador revela cuatro grupos de oyentes de la palabra de Dios. Lucas 8:4-15