jueves, 16 de enero de 2014

¿Que dice la Biblia del Crecimiento Personal?

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“EL SABIO LOS ESCUCHA Y AUMENTA SU SABER…” (Proverbios 1:5)



Aquí hay algunas cosas que necesitas saber acerca del crecimiento:

(1) El crecimiento no se produce automáticamente

Sólo una vez eres joven, pero puedes ser inmaduro por tiempo indefinido. Todos los años la langosta está forzada a despojarse de su concha; y es una lástima que no nos pase lo mismo a nosotros… ¡Vamos! Si no te haces responsable de tu crecimiento personal, no ocurrirá nunca. El camino hacia las cosas que merecen la pena siempre es cuesta arriba, así que cuanto antes empieces a subir, antes llegarás a lograr el potencial que Dios tiene ordenado para ti.

(2) El crecimiento de hoy traerá el éxito de mañana.

Lo que siembras hoy, determinará lo que coseches mañana. Oliver Wendell Holmes dijo: “Una vez infundido por una idea nueva, la mente del hombre nunca recupera su dimensión original”. Así que, ¿qué vas a hacer hoy para tener más éxito mañana?

(3) El crecimiento es tu responsabilidad.

De niño la responsabilidad por tu crecimiento era de tus padres, ahora es tuya. Robert Browning escribió: “¿Para qué estamos en este mundo si no es para crecer?”. ¡Buena pregunta! Sin embargo, pocos de nosotros nos dedicamos al progreso. ¿Por qué? Porque el desarrollo requiere un cambio, y a la mayoría de nosotros nos incomodan los cambios. Gail Sheehy escribió: "Si no cambiamos, no creceremos, y si no crecemos, en el fondo no vivimos. El crecimiento exige la entrega de la seguridad. Implica dejar patrones antes adquiridos, conocidos pero limitadores, un trabajo seguro pero ingrato, valores que ya no cuentan, y relaciones que ya han perdido su significado. Lo que más tememos es dar el primer paso, cuando nuestro verdadero temor debería ser lo contrario”. ¿Puedes imaginar algo peor que vivir una vida carente de crecimiento y mejora?

“…¡ADQUIERE SABIDURÍA! ENGRANDÉCELA, Y ELLA TE ENGRANDECERÁ…” (Proverbios 4:7,8)
Aprende constantemente. El famoso entrenador de fútbol John Wooden dijo: “Lo que cuenta es lo que aprendes cuando ya lo sabes todo”. Porque cuanto más aprendes, menos piensas que necesitas seguir aprendiendo, con el peligro que conlleva que ya no quieras adquirir más conocimientos.
Nunca te quedes contento con tus logros actuales. El mayor enemigo de tu éxito de mañana es el éxito de hoy. Pensar que “has llegado” porque conseguiste ciertas cosas, es fatal. Te quita el deseo del crecimiento continuo. Las personas de éxito no se quedan cruzadas de brazos “durmiendo en los laureles”, sino que son conscientes de que las ganancias, igual que las pérdidas, son temporales. Comprenden que necesitan seguir desarrollándose si quieren seguir siendo productivos. Ciertas cosas te llevan a la cima, y otras cosas te retienen allí, por lo que tienes que permanecer hambriento. Niégate a acomodarte en terreno conocido y a permitir que el éxito se te suba a la cabeza; disfrútalo un momento, y continúa la marcha hacia retos mayores.
Conviértete en un aprendiz continuo. Una encuesta universitaria llevada a cabo hace unos años, reveló que casi un tercio de todos los médicos estaba tan ocupado en su trabajo, que iba dos años retrasado respecto de los más recientes avances en su campo. ¡Que Dios ayude a sus pacientes! Si quieres ser un aprendiz continuo, tienes que apartar un tiempo para eso! Henry Ford dijo: “He observado que las personas de éxito avanzan durante el tiempo que otros desperdician”. Llévate tu Biblia, casetes y CDs cuando estés de viaje. Aprovecha cada oportunidad que tengas para seguir desarrollándote. El secreto de llegar a ser un aprendiz está en aprender algo nuevo todos los días. “…¡Adquiere sabiduría! Engrandécela, y ella te engrandecerá…” (Proverbios 4:7,8)
“POR EL CAMINO DE LA SABIDURÍA TE HE ENCAMINADO…” (Proverbios 4:11)

Queriendo conocer como Dios - Ánimo en mensaje


No sean altaneros, digo a los altivos;  
No sean soberbios, ordeno a los impíos;
No hagan gala de soberbia contra el cielo,
 ni hablen con aires de suficiencia.
(Salmos 75:4,5)
Desde la construcción de la Torre de Babel, pasando por los viajes a otros planetas y la clonación de especies vivas, el ser humano no para en sus soberbios intentos por saberlo todo, por descubrirlo todo, por acercarse a Dios, no para amarle precisamente sino para, con presuntuosidad, competir con Él, para estar a la altura de “Su conocimiento”.
Ahora, el nuevo “juguete” que tiene entre sus manos desde el 2008, es el Gran Colisionador (LHC), un gigantesco y costosísimo aparato en el cual intervienen miles de científicos e ingenieros de laboratorios y universidades de todo el mundo, quienes están interesados en temas propios de su especialidad: estructura y origen de la materia, partículas, átomos, masa y, otros más, que guardan relación con el denominado “Big Bang”; esa gran explosión, que según algunos científicos, determinó la creación del universo.
Muchos no entenderán totalmente sobre masa, átomos, protones y agujeros negros, pero sí comprenderán, que dicho proyecto, al ser concebido con una inversión que iría de 3,5 a 6,5 miles de millones de euros, es capaz de provocar terribles paradojas humanas como las siguientes: 
-Mientras andamos interesados en saber cómo se formó el universo, nuestro planeta sigue consumiéndose en una nube de contaminación originada por nuestra propia mano. 
-Mientras invertimos dinero en este tipo de proyectos, no paliamos el hambre de los millones de seres, que diariamente mueren de hambre y sed. 
-Mientras deseamos saber si hay habitantes en otros planetas, no nos llevamos del todo bien con los del nuestro, y... 
-Mientras queremos abrir nuevos espacios para la comunicación universal, aquí en la Tierra cada día nos entendemos menos. En términos vulgares, empezamos a construir la casa por el tejado.

Descansando en la escalada

“Llévame a la roca que es más alta que yo”
(Salmos 61:2)
En el estado de Utah, en Estados Unidos, hay un paraje deslumbrante por su diversidad y colorido, a donde llegan cada año miles de turistas para hacer fotos, respirar el aire puro de la naturaleza, hacer senderismo, pasar el día en familia y un sinfín de otras actividades lejos de las urbes ruidosas. "The Rock Canyon" destaca por sus elevadas y rocosas montañas, sitios ideales para alpinistas del mundo entero que encuentran en este exuberante lugar un reto a vencer, a la par que un deleite de los sentidos. The Rock Canyon tiene en sus temibles laderas una curiosa particularidad; no es una flor oriunda o un animal nativo, sino sillas. Sí, sillas a docenas de metros de altura; ancladas a la roca hostil hay sillas donde el alpinista fatigado puede hacer una parada.
La empinada montaña se hace más suave, las escarpadas laderas son más benévolas porque en la subida se puede parar y descansar mientras se disfruta del alucinante paisaje. Es asombrosa la vista desde la mitad del trayecto a la cima. Se puede ver lo ascendido y mirar con emoción lo que falta. Más que un deporte, aquello se convierte en un viaje. Los entusiastas escaladores aprecian el descanso que ofrecen estas sillas que otros, antes que ellos, pusieron con sumo cuidado para que fueran resistentes y seguras. Esas sillas son tributos a la gentileza y la filantropía. El viaje se hace entonces grandemente gratificante, debido a aquellos escaladores anónimos que hicieron un aporte nuevo para las generaciones continuadoras.
Para el que no sea alpinista las sillas a medio camino le parecerán sólo un detalle interesante, pero para los que sí lo son esas sillas son un bálsamo, un gran acierto, un remanso en la abrupta escalada. Un pequeño descanso y una excelente vista natural bajo los pies, pueden ser muy útiles para remontar con nuevos bríos. Al llegar a la cima conviene darle un poco de crédito a esas sillas, colocadas en forma estratégica y, sobre todo, a aquellos que las pusieron para que otros hicieran el trayecto más fácilmente.

El prisionero 119.104

prisionerViktor Frankl, de origen judío, nació en Viena y estudió neurología y psiquiatría. Desde el otoño de 1942 hasta abril de 1945 estuvo en varios campos de concentración, entre ellos el temido campo de Auschwitz, en los que le asignaron el número 119.104. Sus padres, hermano y esposa murieron en dichos lugares.
Durante los años siguientes, Frankl escribió varios libros y desarrolló la teoría de la Logoterapia. Dentro de sus postulados, dice que los seres humanos, incluso en las condiciones más extremas de deshumanización y sufrimiento, pueden encontrar una razón para vivir basada en su dimensión espiritual. “… En el momento en que encuentras un sentido a tu sufrimiento, puedes moldearlo para convertirlo en un logro; puedes convertir la tragedia en un triunfo personal, pero debes saber para qué. Si las personas no pueden encontrar ningún sentido en absoluto a sus vidas, tal vez tengan algo con lo que vivir, pero no tendrán nada por lo que vivir”.
Muchos de los prisioneros de los campos de concentración se suicidaron, pero aquellos que tenían esperanzas de reunirse con los seres queridos o que profesaban una gran fe, tenían mejores oportunidades que los que habían perdido toda esperanza.
¿Dónde está puesta tu esperanza?
“Fielmente respondes a nuestras oraciones con imponentes obras, oh Dios nuestro Salvador. Eres la esperanza de todos los que habitan la tierra, incluso de los que navegan en mares distantes”. Salmos 65:5

Comienza a mostrar algo de gratitud - Reflexión cristiana

“¡ALABEN LA MISERICORDIA DEL SEÑOR Y SUS MARAVILLAS PARA CON LOS HIJOS DE LOS HOMBRES!…” (Salmo 107:8)

David escribió: “¡Alaben la misericordia del Señor y sus maravillas para con los hijos de los hombres!…”. Fíjate en la palabra "alaben"; una actitud agradecida es una elección que tomas tú, cómo eliges tu dieta o tu ropa interior. 
-Sí, pero también hay mucho de lo que quejarse. 
El tema es que has de tomar la elección entre estar agradecido y quejarte.
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Robinson Crusoe se pasó veintisiete años como náufrago en una isla tropical. Aquí tienes una parte de la introducción de su diario (parafraseada). Llamaremos a sus listas: lista de quejas y lista de agradecimientos. 
Queja: “Me encuentro atrapado y sin esperanza en esta isla desierta”. 
Agradecimiento: “No me ahogué, como el resto de mis compañeros de barco”. 
Queja: “No tengo ropa”. 
Agradecimiento: “El clima es cálido; si tuviera ropa, no podría ponérmela”. 
Queja: “No tengo modo de protegerme de las bestias”. Agradecimiento: “Aquí no veo ninguna bestia salvaje que me pueda herir, aunque sí las vi en la costa africana. ¿Qué hubiera pasado de haber naufragado allí?”
Queja: “No tengo a nadie con quién hablar”. 
Agradecimiento: “Dios mandó el barco tan cerca de la costa, que he podido sacar todo lo necesario para sobrevivir durante el resto de mi vida”.

¡Salir de la queja es francamente difícil! Si puedes entender esto y ponerlo en práctica, podrás evitar convertirte en un “socio del club del éxodo por el desierto”, conocido también como “Los Quejicas”. Nuestra actitud es sencillamente la decisión que tomamos de cómo vamos a afrontar las cosas. Pensar en las cosas buenas de la vida no es el modo de ver las cosas de Disneylandia; ¡es sabiduría!