viernes, 5 de julio de 2013

¡Lo Intenté y Nada Pasó! ¿Cómo hacer para que Algo Bueno Pase en mi Vida? - Crecimiento personal-espiritual - Vídeo

“El compromiso es la respuesta que dan aquellos que no quieren ser víctimas sino protagonistas de su vida”
Muchas personas experimentaron cambios en sus vidas, y para algunas son cambios positivos y están viendo resultados extraordinarios en sus matrimonios, en sus finanzas, en sus negocios, pero hay otras que todavía están luchando por sobrevivir, anhelando ser felices, deseando tener una vida de dicha y prosperidad. Éstas últimas dicen: ¡Lo he intentado todo y nada ha pasado!
Quizá usted leyera la siguiente anécdota:
Había una vez un leñador que se presentó a trabajar en una maderera. El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo aún mejores, así que el leñador se propuso hacer un buen papel. El primer día se presentó al capataz, que le dio un hacha y le asignó una zona del bosque. El hombre, entusiasmado, salió al bosque a talar. En un solo día cortó dieciocho árboles.
-Te felicito, le dijo el capataz. Sigue así.
Animado por las palabras del capataz, el leñador se decidió a mejorar su propio trabajo al día siguiente. Así que esa noche se acostó bien temprano. A la mañana siguiente, se levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo su empeño, no consiguió cortar más de quince árboles.
-Debo estar cansado, pensó. Y decidió acostarse con la puesta de sol.
Al amanecer siguiente, se levantó decidido a batir su marca de dieciocho árboles. Sin embargo, ese día no llegó ni a la mitad. Al día siguiente fueron siete, luego cinco, y el último día estuvo toda la tarde tratando de talar su segundo árbol. Inquieto por lo que diría el capataz, el leñador fue a contarle lo que le estaba pasando y a jurarle y perjurarle que se estaba esforzando casi hasta el desfallecimiento.
El capataz le preguntó: -¿Cuándo afilaste tu hacha por última vez? 
–Afilar..., no he tenido tiempo para afilar. He estado demasiado ocupado talando árboles.

Cuando somos un milagro - Reflexiones

Conducía de vuelta a casa alrededor de las cinco, después de una reunión de trabajo, y atascado en el tráfico del bulevar, cuando el coche comenzó a fallar y se apagó; a duras penas pude empujarlo, maldiciendo, a una estación de gasolina, contento solamente por no estar obstruyendo el tráfico y porque tendría un lugar más tranquilo para esperar la grúa. Ni siquiera se podía arrancar. Antes de que pudiera hacer la llamada, vi a una mujer saliendo de la tienda de comestibles que pareció resbalarse sobre el hielo y cayó sobre un distribuidor de combustible, por lo que me levanté y fui a ver cómo estaba.
Cuando llegué donde estaba, parecía que estaba más bien nerviosa, sobrecogida por el llanto, que por la caída en sí misma; era una mujer joven, que se veía bastante desaliñada y con ojeras alrededor de sus ojos. Dejó caer algo cuando le ayudaba a levantarse y lo recogí para dárselo. Era una moneda de cinco centavos.
En ese momento, todo quedó claro para mí: la mujer llorando, la antiquísima camioneta repleta de cosas, con tres muchachos en la parte de atrás (otro en un asiento del coche), y el dispensador de combustible leyendo $4.95. Le pregunté si todo estaba bien y si necesitaba ayuda, a lo que ella seguía diciendo: “No quiero que mis hijos me vean llorando”, así que nos paramos en el lado opuesto del dispensador de su coche. Ella dijo que conducía hacia California y que las cosas estaban muy difíciles para ella en ese momento. Así que le pregunté: “¿Y está orando?” Eso le hizo alejarse de mí un poco, pero le aseguré que no era un loco y le dije: “Él la oyó y me envió”.

El poder del Evangelio - Devocional - Vídeo

evangelio

ROMANOS 1: 16, 17 

Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.
Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.

Sabemos que en este mundo hay muchas clases de poderes: religioso, económico, político, social, militar y “satánico”, entre otros. Sin embargo, por encima de todos estos poderes está EL PODEROSO EVANGELIO DE JESUCRISTO. Veámoslo.
1.     LA POSICIÓN DE SAULO DE TARSO CON RESPECTO AL EVANGELIO ANTES DE SU CONVERSIÓN
  • Participó  en  la  muerte de muchos cristianos incluyendo la de Esteban (Hechos 7: 58; 8: 1; 22: 20; 26: 10)
  • Arrestaba a hombres y mujeres y los enviaba a la cárcel ( Hechos  8: 3)
  • Asolaba y perseguía a la iglesia hasta la muerte (Hechos 8: 3; 9: 1-5, 13; 22: 4, 5; 26: 9-11;1 Corintios 15: 9; Galatas 1: 13)
  • Encarceló a muchos creyentes (Hechos  8: 3; 9: 14; 22: 4, 5, 19; 26: 10).
  • En realidad Saulo no perseguía a la iglesia, sino al mismo Señor Jesucristo (Hechos 9: 4, 5)
  • Hizo mucho mal a los creyentes de Jerusalén ( Hechos 9: 13 )
  • Azotaba a los santos del Señor y les amenazaba de muerte (Hechos 22: 19)
  • Hizo muchas cosas contra el Nombre del Señor (Hechos 26: 9)
  • Castigó a los cristianos en las sinagogas, les obligaba a negar la Fe y se enfurecía sobre manera contra ellos (Hechos 26: 11)
Esta actitud de Saulo de Tarso significaba que el evangelio era insignificante para él, anormal, que no valía la pena y que se debía acabar (antes de su conversión). Sin embargo, camino a Damasco en su intento de seguir persiguiendo a la iglesia, tuvo un encuentro con Jesús, hijo de Dios; a partir de allí las cosas cambiaron, tanto para Saulo como para la iglesia (Hechos 9: 1-22)

Arrebatando bendiciones - Devocional

En el lugar donde vivo llueve muy pocas veces al año. Pero cada vez que lo hace, la lluvia tiene una forma muy particular de anunciarse, y es con una característica brisa que huele a ozono. Cuando esta fina y fresca brisa llega, ya no hay ninguna duda de que la lluvia no se va hacer esperar.
Con frecuencia, comparamos las lluvias con las bendiciones que provienen del cielo, de Dios. De hecho, en las Escrituras hallamos unos cuantos ejemplos de la lluvia como una bendición de parte de Dios.
Sin embargo, también hallamos en la Palabra que así como sale el sol para el bueno y para el malo, también llueve tanto para uno como para otro. Que ser creyentes y justificados en su infinita gracia, no implica una póliza de garantía de que la adversidad nunca se hará presente en nuestras vidas (Eclesiastés 7:13 y 14; 8:14; 9:2 y 3). Pero sí implica que nada de lo que nos acontezca, lo será sin antes haber pasado por las manos de nuestro amado Dios.

Cuando hacemos lo que podemos… - Reflexiones - Vídeo

Un joven hombre estaba corriendo una carrera y se percató de que cada vez quedaba más atrás de los demás competidores. Sus amigos le alentaban desde las gradas laterales, pero parecía que esto no surtía ningún efecto. Sin embargo, de repente, sus labios comenzaron a moverse con regularidad, sus piernas incrementaron la velocidad, y para sorpresa y aliento de todos los espectadores que estaban viendo la carrera, comenzó a pasar uno por uno a todos sus competidores…  ¡y ganó la carrera!
Después de recibir la medalla y las felicitaciones de su entrenador y sus compañeros de equipo, se dirigió a sus amigos. Uno de ellos le preguntó:  Podíamos ver tus labios moverse, pero no podíamos escuchar lo que decías.  ¿Qué estabas murmurando?.
El joven contestó: Estaba hablando con Dios.  Le dije: Señor, Tú vete cansándoles poco a poco, y yo iré adelantándoles…  ¡Tú cánsales y yo iré adelantándoles!.
Cuando hacemos las cosas que sabemos hacer, cuando vivimos nuestras vidas de la forma que la Palabra de Dios nos ordena, y creemos, para el bien de nuestra habilidad, que el Señor siempre nos ayuda, estamos en posición de saber con certeza lo que el apóstol Pablo sabía: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.  Filipenses 4:13
Cuando hacemos lo que podemos, Dios hará lo que no podemos.
Lucas 1:37
Porque nada hay imposible para Dios.