domingo, 1 de febrero de 2015

Una Vida Desesperante

Tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros. Efesios 1:7-8.
Un joven quiso quitarse la vida pero fue frenado a tiempo. Luego dijo: Mi vida no tiene sentido. No hay nadie que se preocupe por mí. Nadie tiene tiempo para mí, nadie me ama. Mi vida no vale nada, puedo acabar con ella.
Muchos piensan así y se hallan en una situación igualmente desesperante. Pero no es cierto. Hay Alguien que tiene tiempo para usted y le ama, Alguien para quien usted tiene mucha importancia. Es Dios, quien lo creó. A sus ojos su vida no es una mercancía desechable sino muy valiosa. Él lo creó como un ejemplar único, por eso usted significa para Él mucho más de lo que cree.
Pero Dios sabe que nosotros, los seres humanos, le hemos dado la espalda y por eso hemos caído en la miseria del pecado. Pecado es todo lo que se hace en desobediencia e independientemente de Dios. Y lo peor de todo es que, por nosotros mismos, no hallamos el camino hacia Dios. Nuestra culpa nos separa de Él. El abismo es insuperable.
Entonces, ¿hay que desesperarse? No, porque Alguien vino a nosotros de parte de Dios, para ayudarnos y conducirnos a Él. Jesucristo, el Hijo de Dios, fue hecho hombre para ser nuestro Salvador. Él vivió para mostrarnos el amor de Dios y murió en la cruz para rescatarnos. Dio su vida en expiación por la nuestra. ¡Ese es el valor que tenemos para Él! Ahora, Él quiere que creamos esto para poder perdonarnos y darnos una nueva vida.

Deja Todo

Si esa actividad que estás realizando te hace sentir la persona más miserable del mundo,
¿por qué no la dejas?
Si lloras por una persona que ni siquiera te demuestra amor,
¿por qué no lo dejas?
Si te das cuenta que ese pensamiento no es edificante para tu bienestar emocional,
¿por qué no lo dejas?
Si tienes cuentas que pagar pero aún así prefieres gastar dinero en cosas que no son necesarias,
¿por qué no las dejas?
Si mentir te está causando grandes heridas en tu conciencia y corazón
¿por qué no lo dejas?
Si tienes deseos de empezar de nuevo,
¿por qué no lo haces?
Si deseas ser un hombre o mujer íntegro(a),
¿por qué no empiezas hoy?
Si en el baúl de los recuerdos sacas todos los días un recuerdo para vivir,
¿por qué no empiezas de nuevo y vives el presente?
Si el odio carcome aún tu corazón,
¿por qué no lo dejas?
Si sabes que sea lo que sea que estés viviendo o teniendo, te hace daño,
¿por qué no lo dejas?
¿Sabías que basta con un sí o un no que brote de tus labios para empezar una vida de luz o de lo contrario sumergirse en la más tormentosa oscuridad?

PIÉNSALO, TODO DEPENDE DE TU DETERMINACIÓN

Escasez rica en gozo

¨Aunque la higuera no florezca ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo y los labrados no den mantenimiento, aunque las ovejas sean quitadas de la majada y no haya vacas en los corrales, con todo, yo me alegraré en Jehová, me gozaré en el Dios de mi salvación.¨
Habacuc 3:17-18 RVR1960
recuperar el gozoA diario nos toca afrontar muchas circunstancias, muchos problemas y quizá uno de los que más afecta la vida de los creyentes y de las personas en general, son los problemas económicos. Es frecuente entonces, que desfallezcamos o que nos sintamos atribulados por estas circunstancias, por la escasez económica, pero debemos aprender a seguir afirmando nuestra confianza y nuestro gozo en el Señor. Vemos como Job a pesar de que perdió todo lo que tenia, incluyendo su familia, nunca perdió su confianza en Dios y no renegó de Él. Deberíamos aprender de este ejemplo y ponerlo en práctica, y apropiarnos de la Palabra que dice, que en cualquier circunstancia nos gocemos y alegremos en Jehová.
¨Pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.¨
Filipenses 4:11b-12 RVR1960

Paz Verdadera

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo. Juan 14:27.
La paz verdadera no la tenemos por la ausencia de problemas, sino por la presencia de Dios. La intranquilidad y el vacío que puedas tener en tu alma, solo pueden ser llenados con la presencia de Dios en tu interior.
Nuestro cerebro es una maquinaria tan poderosa que alberga miles de experiencias buenas y malas, y dependiendo de nuestra actitud, y de la manera en que dejemos que nuestros pensamientos trabajen, la tranquilidad o angustia se instalará en nosotros. 
La Biblia nos enseña que Dios guardará en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Él persevera, porque en Él ha confiado. Isaías 26:3.

Tiempo de Gracia

Había una vez un hombre muy rico que vestía ropas muy lujosas. Hacía fiestas todos los días, y servía las comidas más caras. En cambio, junto a la entrada de su casa había un hombre pobre, llamado Lázaro, que tenía la piel llena de llagas. Siempre estaba sentado allí, y los perros iban a lamerle las heridas. Este pobre hombre tenía tanta hambre que deseaba comer, cuando menos, las sobras que caían de la mesa.
Un día, Lázaro murió y los ángeles lo pusieron en el sitio de honor, junto a Abraham. Después murió también el hombre rico y lo enterraron. Cuando ya estaba en el infierno, donde sufría muchísimo, vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro sentados juntos.
Entonces, llamó a Abraham y le dijo:
  –  “¡Abraham, antepasado mío, compadécete de mí! Ordénale a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua, y me refresque la lengua. Sufro muchísimo con este fuego.”
Pero Abraham le respondió:
  –  “Tú eres mi descendiente, pero recuerda que cuando ustedes vivían, a ti te iba muy bien y a Lázaro muy mal. Ahora, él es feliz aquí, mientras que a ti te toca sufrir. Además, a ustedes y a nosotros nos separa un gran abismo, y nadie puede pasar de un lado a otro.”
El hombre rico dijo:
  –  “Abraham, te ruego entonces que mandes a Lázaro a la casa de mi familia. Que avise a mis cinco hermanos que si no dejan de hacer lo malo, vendrán a este horrible lugar.”
Pero Abraham le contestó:
  –  “Tus hermanos tienen la Biblia. ¿Por qué no la leen? ¿Por qué no la obedecen?”
El hombre rico respondió:
  –  “Abraham, querido antepasado, ¡la intención no basta! Pero si alguno de los muertos va y habla con ellos, te aseguro que se volverán a Dios.”
Abraham le dijo:
  –  “Si no hacen caso de lo que dice la Biblia, tampoco le harán caso a un muerto que ha vuelto a vivir.”