sábado, 3 de mayo de 2014

¿Qué es orar en el Espíritu?

Orando en el Espíritu es mencionado tres veces en la Escritura.1 Corintios 14:15 dice, “¿Qué pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento. Efesios 6:18 dice, “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos". Judas 20 dice, “Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo". Algunos cristianos entienden que las Escrituras se refieren a orar en lenguas, una opinión que no tiene base bíblica.

La palabra griega traducida “orar en” el Espíritu, puede tener muchos diferentes significados. Puede significar “por medio de,” “con la ayuda de,” “en la órbita de,” y “en conexión con.” Orando en el Espíritu no se refiere a las palabras que decimos. Más bien se refiere a cómo estamos orando. Orando en el Espíritu es orar de acuerdo a la dirección del Espíritu. Es orar por las cosas que el Espíritu nos guía a que oremos. Romanos 8:26 nos dice, “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”

Sin Amor

“Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso”. 1 Corintios 13.3
A menudo pensamos en los necesitados, y no podemos considerarnos ser gente amorosa o cristianos, si no cuidamos de los  pobres y necesitados. Cuidar de ellos tiene que ser una responsabilidad que tomemos seriamente…
Este versículo es un gran recordatorio sobre este tema. Dar de nuestras posesiones en vida, al pobre y necesitado, siempre nos beneficia. Pero sólo nos beneficia si damos con amor. Posiblemente sientas que estás haciendo “bien” al dar de tu abundancia. Es bueno, claro está, pero hasta cierto punto. La pregunta es, “¿Bueno para qué? y “¿Bueno para quién?”.
Dale un vistazo a tu vida: ¿Ayudas a otros? ¿Das de ti mismo para una causa? ¿Lo haces simplemente porque debes? o ¿Hay amor en tu corazón? 
¿Te importan aquellos que te rodean? o ¿ni siquiera notas a aquellos que están frente a ti?
¿Notas a la cajera en el supermercado? ¿Notas a la persona en la oficina al lado de ti?
¿Ves y atiendes a los demás durante el día o simplemente están en tu camino, en tu camino hacia hacer algo “bueno”?

Otros amores

La infidelidad es el incumplimiento del compromiso de fidelidad o la falta de ésta. Es romper de forma consciente, un acuerdo afectivo.
Las causas de la infidelidad son múltiples. Una de las formas como empieza es cuando dos personas, comprometidas, empiezan a hablar de sus luchas íntimas, dudas o sentimientos con otras personas ajenas a su relación. Ahí es donde comienza la mezcla de emociones y seguidamente, se van desencadenando otras etapas, que desembocan en una traición al cónyuge.
Lamentablemente, los casos de infidelidad y adulterio han aumentado con cifras alarmantes; muchos de los matrimonios empiezan con gran ánimo, amor y gran expectativa, factores que se desvanecen cuando una tercera persona ingresa a sus vidas. En resumen, el adulterio se da cuando una de las partes se involucra con otra persona, rompiendo así su promesa de sólo darse a su cónyuge.
Seguro que, al enterarte de casos de infidelidad o adulterio de otras personas, hay varias preguntas que vienen a tu mente: ¿Cómo es posible que esté pasando esto? ¿No pensó en sus hijos, en su esposa? ¡Qué desconsiderado/a! Sin embargo, aunque nos molesta esta actitud nosotros también podemos ser infieles a  Dios. 2ª Corintios 11:2-3 “Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.”

La Cultura De la Esperanza

En el pasillo de las oficinas de nuestra iglesia está colgado un texto, enmarcado, con una hermosa caligrafía, que dice, “La clave para todo esfuerzo en la vida son las relaciones saludables.” Uno de los valores centrales de mi iglesia son ellas.
Para el Señor son tan importantes las relaciones saludables, que Él prefiere que no tengamos iglesia si ellas faltan. Jesús dijo que, si al llevar una ofrenda al altar, recordamos que tenemos una relación deshecha con alguien, debemos dejar la ofrenda e ir para arreglarla y luego regresar para presentar la ofrenda. (Mateo 5:23;24)
Buenas relaciones son las que Dios usa para hacer su trabajo (por medio de su Iglesia). 

Los que sufren de parálisis cerebral tienen la frustrante lucha de tener una mente brillante, que sabe lo que el cuerpo quiere hacer, pero los músculos no responden a los impulsos del cerebro. El cuerpo de Cristo puede sufrir una disfunción similar, cuando el cuerpo no coopera con la cabeza, El Señor mismo. Si vamos a alcanzar al mundo, primero tenemos que sanar nuestros cuerpos para poder trabajar todos juntos. La Iglesia se convierte en una hermosa expresión de Jesús, cuando la salud en las relaciones entre los miembros de la iglesia, está a un alto nivel.

Espíritu De Resurrección

JESÚS dice en su Palabra
un dicho muy acertado:

“Yo soy el Pan de la vida,
cree en mí y serás saciado.”

Como fuente de agua viva
que siempre estará saltando,
es el agua que Yo doy.
"Pruébala, te la estoy dando”

Si tienes sed, ven y bebe,
dijo JESÚS, dando un paso.
Si crees en mi Palabra
nunca vivirás frustrado.

¿Sabes lo que necesitas
para que vivas triunfando?
Es un grano de mostaza,
es la FE, mi Pueblo amado.

Si tú sabes que te amo,
que siempre estoy a tu lado,
si lo que tenía que hacer
lo hice hace 2000 años.

Derramé toda mi sangre
en la cruz, en el Calvario,
para que tuvieras paz
y fueras justificado.

¿Por qué entonces te lamentas?
¿Por qué te sientes cargado?
¿Por qué no ensalzas mi Nombre
en vez de estarte quejando?

Mantén tus ojos en mí
y la FE te estaré dando,
y verás que con paciencia
podrás seguir caminando.

Háblale a todos de mí,
testifica a los no salvos.
Da por gracia a los demás
lo que por gracia te he dado.

Entonces tú tendrás gozo,
siempre estarás preparado
para aquel grandioso día,
en que yo vendré a buscarles.

Por eso gózate en mí;
gusta de mí, Pueblo amado.
Deléitate en mi Palabra
y confiesa que has triunfado.


Aunque parezca que muchas cosas han muerto dentro de nosotros o alrededor de nosotros, la esperanza no la perdemos porque Jesús ha dicho: “Yo soy la Resurrección y la Vida y el que cree en mí aunque estuviere muerto, vivirá”.