sábado, 7 de enero de 2017

Acude a la clínica del Señor y hazte una revisión de rutina.

Pídele tu libertad, y Él te la concederá. Hoy careces de ella. Te encadena y no te deja avanzar.
Acude a la clínica del Señor y hazte una revisión de rutina; constata si estás enfermo.
Te lo dice un amigo aquí en la tierra, pero que vive en los cielos.
Resultado de imagen de receta enviada por dios para tiPídele tu Libertad…Él te la concederá
¿Qué libertad?
De la que hoy careces, de la que te encadena y no te deja avanzar…
Cuando Jesús te tome la presión, verás que estás bajo de ternura.
Al medirte la temperatura, el termómetro registrará 40º de ansiedad.
Pasa a ortopedia, y ve si puedes caminar al lado de tu hermano, y también si puedes
dar un abrazo fraternal, porque puede ser que te hayas fracturado algo al tropezar con la envidia.
Ve también si no tienes miopía, ya que a lo mejor no puedes ver más allá de las cosas negativas de tu prójimo.
Si te quejas de sordera, Jesús te diagnosticará que has dejado de escuchar su voz cada día.
Por todo esto, hoy Jesús te ha dado una consulta gratuita gracias a su gran misericordia. Entonces, prométele que al salir de su clínica tomarás solamente los medicamentos naturales que te recetó a través de su verdad:
Al levantarte, beber un vaso de agradecimiento.
Al llegar al trabajo, tomar una cucharada de paz.
A cada hora,ingerir un comprimido de paciencia y una copa de humanidad.
Al llegar a casa, inyectarte una dosis de amor.
Y antes de acostarte, tomar dos cápsulas de conciencia tranquila.
No te deprimas ni te desesperes ante lo que estás viviendo hoy. Dios sabe cómo te sientes.
Sabe perfectamente qué es lo que está pasando en tu vida, justamente en estos momentos
El propósito de Dios para contigo es admirablemente perfecto.
Él desea mostrarte muchas cosas que solamente comprenderás estando en el lugar donde actualmente estás ahora y en la condición que vives en dicho lugar.
Y si realmente puedes  creer que “Jesús” cambiará tu vida…entonces no dudes…Él te sostendrá en su mano…


¿Deben los cristianos esperar protección divina?

La Biblia a menudo hace referencia a la capacidad de Dios de proteger a sus adoradores. El rey David dijo: “Líbrame, oh Jehová, de los hombres malos; quieras salvaguardarme hasta del hombre de hechos de violencia” (Salmo 140:1). Hoy día, numerosos siervos de Dios han salido ilesos de forma sorprendente, al verse ante actos violentos y delictivos o al vivir de cerca desastres naturales. Y entre ellos, hay quienes se han preguntado si Dios los protegió de forma milagrosa en tales ocasiones, sobre todo al ver que otras personas piadosas no se han librado de sufrir grandes tragedias o incluso una muerte violenta.
Resultado de imagen de ¿Deben los cristianos esperar protección divina?¿Protege Jehová Dios solo a algunas personas? ¿Debemos esperar una liberación milagrosa de la violencia y los desastres?
La protección milagrosa en los relatos bíblicos:
La Biblia narra muchos incidentes en los que Dios intervino milagrosamente a favor de sus siervos (Isaías 38:1-8; Hechos 12:1-11; 16:25, 26), pero también relata casos en que no fueron librados de la calamidad (1 Reyes 21:1-16; Hechos 12:1, 2; Hebreos 11:35-38). Queda claro, pues, que Jehová puede dar protección por una razón o un propósito en particular, o siempre que lo vea conveniente. Por tanto, cuando el cristiano no se libra de las pruebas, no debe llegar a la conclusión de que Dios lo ha abandonado. Hemos de aceptar la realidad de que, incluso a los siervos fieles de Jehová, les sobrevienen desgracias. ¿Por qué?
¿Por qué les sobrevienen desgracias a los siervos fieles de Dios?
Una razón es que todos hemos heredado de Adán y Eva el pecado y la imperfección, de modo que nos enfrentamos a la perspectiva del sufrimiento y la muerte (Romanos 5:12;6:23). Otra es que vivimos en los últimos días. La Biblia dice que nuestros contemporáneos ‘no tendrán cariño natural ni estarán dispuestos a ningún acuerdo, serán calumniadores, sin autodominio, feroces y sin amor del bien’ (2 Timoteo 3:1-5). Prueba de ello es la cantidad de violaciones, secuestros, asesinatos y otros delitos atroces que se perpetran en la actualidad.
Son muchos los siervos fieles de Dios que viven y trabajan rodeados de gente violenta, y a veces se convierten en el blanco de sus acciones. Tal vez nos enfrentemos a una situación en la que peligre nuestra vida por el mero hecho de estar en el lugar indebido en el momento inoportuno. Sufrimos también la realidad que expresó Salomón: “El tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos” (Eclesiastés 9:11).
Además, el apóstol Pablo dejó claro que los cristianos serían objeto de persecución por adorar a Dios al decir: “De hecho, todos los que desean vivir con devoción piadosa en asociación con Cristo Jesús también serán perseguidos” (2 Timoteo 3:12). A través de los años vemos que se han cumplido tales palabras en muchos países.
Por consiguiente, las personas temerosas de Dios no están exentas de una muerte accidental o de los efectos de la violencia, la delincuencia y los desastres naturales. Satanás ha tratado de usar el argumento de que Jehová coloca un seto protector alrededor de Su pueblo para que no sufra ningún daño (Job 1:9, 10). Pero eso no es verdad. Sin embargo, podemos estar seguros de que incluso si Jehová no nos libra milagrosamente de una situación peligrosa, Él sí protege a su pueblo.

Amor multiplicado

Y nosotros tenemos este mandamiento de él: «El que ama a Dios, ame también a su hermano.» 1 Juan 4:21
Cuando a una mujer de la iglesia de Carolina se le diagnosticó esclerosis lateral amiotrófica, la perspectiva era desalentadora. Esta cruel enfermedad afecta nervios y músculos y, finalmente, acaba en parálisis. El seguro médico no cubría la asistencia domiciliaria, y el esposo de esta afligida mujer no soportaba la idea de ingresarla en un centro de cuidados especiales.
Como enfermera que era, Carolina sabía cómo ayudarla, y empezó a ir a su casa a cuidarla. Pero, poco después, se dio cuenta de que no podía ocuparse de su propia familia y, al mismo tiempo, atender las necesidades de su amiga. Entonces, comenzó a enseñarles a otras personas de la iglesia cómo ayudar. Durante los siete años de evolución de la enfermedad, Carolina entrenó a 31 voluntarios, quienes rodearon a aquella familia de amor, oraciones y ayuda práctica.
«Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano», dijo el discípulo Juan (1 Juan 4:21). Carolina nos da un ejemplo magnífico de esta clase de amor. Ella tuvo la habilidad, la compasión y la visión de movilizar a la familia de la iglesia para asistir a una hermana afligida. Su amor personal hacia una persona necesitada se convirtió en un amor multiplicado que muchos pusieron en práctica.

Señor, muéstrame dónde puedo ayudar hoy.
«Ama a tu prójimo como te amas a ti mismo». Jesús

Con amor sí es suficiente

Hace un momento, mirando un periódico de gran tirada, vi un pequeño fragmento de una entrevista que le realizaron a una pareja. La frase que me llamó la atención dice “con amor no es suficiente”, refiriéndose al día a día en el matrimonio. Nada más alejado de la verdad. Con Amor sí es suficiente, pues el Amor es lo que mueve y genera todas las acciones que podemos tener en nuestra relación de pareja. Cuidas por Amor, te comprometes por Amor, amas con Amor. Sin Amor, ni siquiera se podría hablar de llegar al altar.
La Palabra de Dios dice en Juan 3:16-21 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él. El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios”. También dice en 1 Juan 4:8 “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es Amor”.