viernes, 21 de febrero de 2014

Creyente, No Te Limites, Ensánchate

¿Quieres superarte? ¿Quieres llegar lejos? ¿Quieres escalar hasta la misma cima donde muchos no han podido llegar?
¿Hay alguna razón por la que muchas personas cercanas a ti hayan tenido más éxito que tú en la vida? ¿A qué se debe que unos llegan muy lejos en la vida y otros ni siquiera salen del entorno en el que siempre han estado? Nada de esto debe ser motivo de envidia o celos hacia aquellos que han escalado muy alto, más bien debiéramos tomarlos como modelos a seguir.
La única diferencia entre los que se han superado y los que viven estancados, es que los primeros han desarrollado sus dones, talentos y habilidades al máximo, se han esforzado, se cansaron de vivir en el mismo circulo de siempre y rompieron los moldes en el que ellos mismos y los demás les metieron. 
¿Cuándo te vas a agitar y levantar de la condición en la que estás? De parte de Dios… “NO TE LIMITES, ENSÁNCHATE”
Isaías 54:2 Ensancha el espacio donde vives, y despliega las cortinas de tu morada. ¡No te limites! Alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas.
Basta ya de vivir escaseces, basta de vivir con limitaciones, basta de ser infeliz por no poder darle a tu familia lo que tanto anhelas; debes ensanchar tu corazón, debes ensanchar tus pensamientos y salir de la escasez de visión en la que siempre has vivido.

Oraciones elevadas, respuestas recibidas

“Aun cuando se lo piden, tampoco lo reciben porque lo piden con malas intenciones: desean solamente lo que les dará placer.” (Santiago 4:2,3)
PetitionCuando oramos a Dios, la mayoría de las veces lo hacemos porque deseamos que algo ocurra. Esa motivación, que nace en lo íntimo de nuestro ser, es la única razón por la cual millares de hombres y mujeres se acercan al Señor. Quieren que se produzca físicamente un cambio; cambio que les puede llevar a la dimensión de lo posible, aquello que humanamente resulta imposible.
Ahora bien, ¿por qué hay algunas oraciones que no reciben respuesta?
            Para despejar este interrogante, es esencial tener en cuenta que cuando oramos y obramos en fe, honramos a Dios. Si deseamos ver milagros, es necesario que haya fe en nuestro ser; creer, romper toda lógica humana, ver posible lo que el mundo considera imposible. De hecho, "sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad.” (Hebreos 11:6)
            Si procuramos, si queremos que algo ocurra, debemos estar afincados en la fe, en la convicción de que para nuestro amado Creador no hay límites.
            No obstante, hay quienes todavía no tienen claro que la oración puede desencadenar cambios. El afamado conferenciante John Maxwell dice: “Creo que las personas no dedican mucho tiempo a la oración porque tienen una falsa actitud en cuanto a ella. Algunos piensan que esta es algo que sólo hacen las abuelas, o piensan en las sencillas oraciones que decían en su infancia, tales como: "Dios es grande. Dios es bueno. Demos gracias por nuestros alimentos. Amén", o "Ahora me acuesto a dormir…" 

Por otra parte, a pesar de que ciertas personas tienen auténtico deseo de orar y han tratado de desarrollar una vida de oración, a veces tienen una idea equivocada en cuanto a ella. Piensan que para hacerlo tienen que aislarse por completo, arrodillarse, cerrar los ojos, juntar sus manos, etc. Toman consigo una lista de cosas por las cuales orar y la revisan metódicamente. Nada de esto es malo ni indebido, pero esa clase de oración mecánica puede llegar a ser muy tediosa, y a Dios tampoco le agrada así. Dios quiere la oración que sale del corazón.
Y para la gran mayoría de las personas, después de orar durante cinco minutos no tienen nada más que decir, se frustran y entonces se sienten culpables por no tener una mejor vida de oración. Por eso no es de extrañar que haya tantos cristianos remisos a orar. Convirtieron la oración en algo formal, inflexible y muerto, algo que nunca tuvo la intención de ser. "Cada vez que el mecanismo de la oración se interpone en nuestro amor hacia Dios, es un impedimento y no una ayuda” 

Que tu día no se arruine, ¡impídelo!

Además, no pequen al dejar que el enojo los controle. No permitan que el sol se ponga mientras siguen enojados, porque el enojo da lugar al diablo.” Efesios 4:26-27 NTV
El enojo suele causar desastres cuando no es controlado. Tomemos como ejemplo a un varón que ha sido despedido de su trabajo injustamente. Se siente molesto, indignado y busca a su jefe para poder conversar con él, pero su enojo es tan grande que en vez de hablar, grita y exige. Su jefe por más que intenta tranquilizarle no puede, así que hace que los guardias le saquen. Este hombre, furioso, se va a su casa donde se encuentra con su familia; cuando llega y su esposa le pregunta “¿qué pasó?”, él responde muy rudamente que le despidieron, y cuando ella pregunta la causa, él, enojado, le grita que no sabe por qué y se encierra en su cuarto. Ella queda muy dolida por el trato que recibió. El día acaba sin que nadie hable del tema y en un ambiente tenso en toda la familia.
El enojo es una emoción natural que surge como producto de una frustración sentida hacia una persona o hacia nosotros mismos; surge también como una impresión de avasallamiento de nuestros derechos personales, así como de nuestra percepción de injusticia, entre otras causas.
Y muchas veces al dar lugar al enojo, llegamos a desquitarnos con las personas que más cerca tenemos, lastimándolas. El varón del ejemplo no controló esta emoción que le llevó a romper la amistad con su ex jefe, quien posiblemente, más adelante le hubiera vuelto a contratar, y su manera de reaccionar dejó mucho que desear. También llevó su enojo a su hogar, y su esposa pagó por algo de lo que no era responsable.

¿Por qué permite Dios el mal?

Dios tuvo un propósito al dejar que el mal entrara en el mundo. El árbol era un laboratorio de prueba. 
Cuando los cristianos explican cómo y cuándo entró el mal en el mundo, las mayoría de las veces dicen que fue a consecuencia de la tentación de la serpiente. Pero debemos remontarnos un poco más atrás, cuando Dios plantó el árbol de la ciencia del bien y del mal. Al dar a Adán y Eva una opción a tomar entre la obediencia y la rebeldía, el Señor permitió que el mal entrara a su creación perfecta.
Posiblemente usted se esté haciendo la misma pregunta, cuestión que inquieta a muchas personas, creyentes o no. ¿Por qué un Dios Todopoderoso permite el mal? Se han dado algunas respuestas insatisfactorias, por ejemplo, que al Señor no le importa, o que Él es incapaz de impedir el mal. Estas respuestas contradicen lo que Dios dice acerca de sí mismo en la Biblia (Romanos 5.8; Salmos 47.8), porque nuestro Padre celestial ejerce autoridad absoluta sobre este mundo.
Pero Dios tuvo un propósito al dejar que el mal entrara en el mundo. El árbol era un laboratorio de pruebas, y Adán y Eva tuvieron que elegir entre la rebeldía y el amor, la maldad y la justicia, la desobediencia y la obediencia. Ya que el Señor deseaba el amor de los seres humanos que creó, su perfecta voluntad fue darles la opción de elegir, porque el auténtico amor se da libremente. Las alternativas eran: seguir con todo el proceso de la creación, o programar a la humanidad como robots para que le dieran gloria y alabanza.

¿Cuál es la importancia del bautismo cristiano? - Preguntas bíblicas

El bautismo cristiano de acuerdo con la Biblia, es un testimonio externo de lo que ha ocurrido internamente en la vida de un creyente. Ilustra la identificación de un creyente con la muerte de Cristo, Su entierro y Su resurrección.

La Biblia declara, “¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en realidad fuimos bautizados para participar en Su muerte? Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en Su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva” (Romanos 6:3-4 NVI). En el bautismo cristiano, la acción de ser sumergido en el agua representa ser sepultado con Cristo. Y la acción de salir del agua representa la resurrección de Cristo.


En el bautismo cristiano han de cumplirse dos requisitos antes de que una persona sea bautizada: 

(1) la persona que está siendo bautizada tiene que haber aceptado y confiado en Jesucristo como Salvador, y 
(2) la persona ha de entender lo que significa el bautismo. Si esa persona conoce al Señor Jesús como Salvador, debe comprender que el bautismo cristiano es un paso de obediencia al proclamar públicamente su fe en Cristo, y su deseo de ser bautizado, por lo que no hay razón para impedir al creyente serlo.

De acuerdo con la Biblia, el bautismo cristiano es simplemente un paso de obediencia, una proclamación pública de la fe que uno profesa en Cristo para salvación. El bautismo cristiano es importante porque es un paso de obediencia, una declaración pública de la fe en Cristo y compromiso con Él, una identificación con la muerte de Cristo, Su entierro y Su resurrección.