Los cristianos tenemos un enemigo que no debemos ignorar. Hablar sobre el diablo puede sonar tenebroso o resabido, sin embargo, él es real, como los ángeles que el Señor envía para cuidarnos, así que no hay que subestimarlo porque busca alejarnos de Dios y provocarnos problemas a través de diferentes personas y circunstancias.
El diablo ha sido un estorbo desde la creación, cuando intervino en la relación perfecta que había entre Dios y Sus criaturas. No había escenario mejor, todo era ideal. Adán encontró a su mujer y la tomó, ambos eran felices; hasta que apareció la serpiente, quien convenció a Eva de comer del único fruto prohibido en todo el jardín del Edén.
Al comer ambos, sus ojos fueron abiertos y sufrieron las consecuencias. Todo porque el diablo logró entrar a sus vidas para destruirlas, de la misma forma que desea hacerlo con tu familia, por lo que busca a la persona más vulnerable. Él sabe que si crees serás salvo tú y tu casa; por lo que usa así este principio de bendición y busca hacerte caer a ti primero, para que luego caiga tu casa. El enemigo quiere destruir tu hogar y buscará a la persona más vulnerable para que le abra la puerta y la condición de bienestar cambie a malestar.
Después que el enemigo logró que Adán y a Eva salieran del paraíso, intervino entre sus hijos Caín y Abel. Al nacer entre ellos la contienda y los celos, ocurrió la primera muerte y el primer asesinato de la historia de la humanidad, y lo peor es que aconteció entre hermanos. Esto es motivo de atención para los padres: procurar la paz entre sus hijos, no tener favoritos, amarlos por igual y enseñarles a amarse y acompañarse siempre. Al destruir a la primera familia, seguramente el diablo se sintió muy satisfecho. No seas débil, no te dejes seducir por el pecado porque pones en peligro tu casa.
El enemigo conoce la Biblia, sabe perfectamente qué hacer para traer la desgracia a tu vida, por eso provoca división y caos entre cónyuges, entre padres e hijos, y hermanos, porque donde hay separación habrá destrucción. Busca que en el corazón de los hijos haya contienda contra los padres, porque sabe que Dios ha prometido bendición en la familia, cuando el corazón de los hijos está con sus padres y viceversa.
Él quiere que el Señor cumpla Su Palabra de maldecir a los hijos rebeldes, porque todos somos hijos, todos tenemos padres, y por eso utiliza armas poderosas como el orgullo, el individualismo, el egoísmo, la envidia, el rencor y la falta de perdón. Muchos problemas dentro de la familia no se arreglan porque la obra del diablo es estorbo, y nos dejamos manipular por sus designios en lugar de obedecer los mandatos de nuestro Padre.
Este maligno sabe que si no superas tu enojo y te dejas dominar por la ira, le das la bienvenida,... y al abrirle la puerta, él puede hacer en tu casa lo que le venga en gana. Sus planes son contrarios a los de Dios, son de mal y no de bien. Nada bueno saldrá si te dejas dominar por el enojo y el dolor. Supera tus frustraciones, comunícate con tus seres queridos y Dios obrará en los corazones.