lunes, 29 de julio de 2019

¿La Gracia de Dios sana o salva?

En el mundo evangélico de nuestros días se oye mucho hablar de la sanidad del cuerpo. Incluso muchos predicadores hacen uso de la frase “en el nombre de Jesús”, para impresionar a otros con sus aparentes prodigios y milagros.
Viene a cuento la pregunta de si habrán estudiado algo sobre la Divina Soberanía de Dios, pues parecen querer mover el poder de Dios a sus propios caprichos y antojos.
¿Sana Dios a todos? ¿Siempre será la voluntad de Dios sanar nuestros cuerpos de muerte? ¿Es otorgada la sanidad a todos los cristianos?
No hay la menor duda de que Dios tiene todo el poder para sanar y puede hacerlo a quien quiere y cuando Él quiere hacerlo; sin embargo, tenemos que aprender a vivir con nuestras enfermedades y dolores, y en medio de todo dar gloria a Dios quien nos permite respirar y existir todavía.

La mujer con flujo de sangre
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Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva. (Mateo 9:20 y 21).
No sabemos la causa de la enfermedad de esta mujer, pero sí sabemos que sufría su pena y molestia en secreto. No se nos dice nada más, sino que se trataba de un "flujo de sangre", o sea de hemorragias, y que ya hacía doce años que padecía de estas. 
El evangelio de Marcos nos dice: y había sufrido mucho, había recurrido a los médicos y había gastado todo lo que tenía y nada le había aprovechado, antes le iba peor. (Marcos 5:26).
Después de muchos años así, hemos de suponer que su salud había decaído, y que se encontraba pálida y decaída. En cambio su fe era firme y enérgica, de tal manera que se había atrevido a mezclarse con la multitud para acercarse a Jesús en público; solo anhelaba tocar el borde del vestido del Señor.
Sabemos que como resultado de su acto de fe, la gracia de Dios fue derramada de una manera inmediata sobre ella, y Jesús le dijo:
Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora. (Mateo 9:22). 
La gracia de Dios en este caso, no solo sanó sino que también salvó. Jesús hace un milagro inmediatamente, le concede la sanidad de su cuerpo y le asegura la eterna salvación de su alma. ¿Qué valdrá más: ser sanado en este mundo temporal o ser salvado de la perdición eterna?

Noemí: De la Amargura a la Alegría

“Así regresó Noemí, y con ella su nuera Rut la moabita, quien quería acompañarla de todo corazón. Regresaron, pues, de la tierra de Moab al inicio de la cosecha de cebada”.
(Rut 1:22)
Noemí tenía el corazón triste; se sentía afligida y amargada. Había perdido a su esposo y luego a sus dos hijos. En compañía de su nuera Ruth regresó a Belén de Judá. La ciudad estaba regocijada en volverla a ver, sin embargo, Noemí les dijo: ¡No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque el Todopoderoso me ha llenado de amargura! Rut 1;20
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Ella se había ido llena y años más tarde, regresaba vacía, sentía que no tenía nada. Pensaba que Dios la había afligido y castigado. Sin embargo, a pesar de las cosas tristes y negativas que ocurrieron en la vida de Noemí, algo muy bueno iba a ocurrirle. Dios obró de una manera hermosa en la vida de Rut y Noemí. Rut en verdad amaba a su nuera y la obedecía en todo lo que ella le dijera.
Dios permitió que Rut conociera a Booz y que hallara gracia delante de sus ojos. Este hombre al principio se mostró solidario, compasivo y les brindó alimento. Luego, cuando Rut le pide a Booz que extendiera el borde de su capa sobre ella, por cuanto él era pariente cercano, él estuvo de acuerdo. Booz la redimió, se casó con Ruth y amparó a Noemí. 
«13 Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo. 14 Y las mujeres decían a Noemí: Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel; 15 el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos. 16 Y tomando Noemí el hijo, lo puso en su regazo, y fue su aya. 17 Y le dieron nombre las vecinas, diciendo: Le ha nacido un hijo a Noemí; y lo llamaron Obed. Este es padre de Isaí, padre de David. “Rut 4:13-17 (Reina-Valera 1960)
¡Qué lindo es nuestro Dios, que hace grandes maravillas! Permitió que Noemí pudiera sonreír en su vejez y que no estuviera amargada, y a Rut la premió por su fidelidad de tal modo que de su linaje vino nuestro querido Salvador Jesús.
Puede que tú sientas un dolor tan profundo que te parezca que ya jamás volverás a sonreír, que no hay posibilidades de que algo bueno te suceda. Pero en Cristo tú tienes un sinfín de esperanza, más que una esperanza sin fin.

Confía y espera en Dios, Él se encargará de obrar para que puedas volver a sonreír y gozarte de las obras que Él hace.

 

El Mesías Salvador

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.”
Juan 3:16 Reina-Valera 1960.
El pueblo Judío le esperaba como el Mesías (significa ungido, debido a que a quienes iban a ser reyes de Israel se les vertía aceite). Quien de acuerdo a las profecías, libertaría a su pueblo y establecería el reino de DIOS. Cuando Jesucristo fue crucificado y el pueblo judío siguió bajo el yugo de los romanos, “el pueblo elegido de DIOS” dio por seguro que Él no era quien el Todopoderoso había enviado. No obstante, los planes del Altísimo iban más allá; por medio del sacrificio del Mesías, toda la humanidad puede ahora ser salva.
Jesus salvaToda la maldad, el pecado, y la enfermedad fueron sobre Jesucristo en la Cruz. Para que todo aquel que crea en Él sea libre de ello:
“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” Isaías 53:4-5 Reina-Valera 1960.
El Mesías Salvador es el único que puede sacar de la oscuridad las almas y darles libertad. Solamente Él tiene el dominio y la potestad sobre la maldad. Sin importar cuál sea la cadena o pecado, su poder los quebranta. De igual manera, Jesucristo puede sanar a cualquier persona de sus enfermedades pues Él fue herido en la Cruz para sanarnos.
Todo lo que hay que hacer para recibir su salvación y sanidad es creer en Él y pedirle ayuda.

“Dios, reconozco que Jesús es tu Hijo, que pagó por mis pecados y el precio de mi plenitud. Perdona mis pecados. Líbrame de mis debilidades, enfermedades y cadenas. Lávame Señor Jesús con tu sangre, y déjame blanco como la nieve. Envíame a tu Espíritu Santo, oro esto en el nombre de Jesús, amén.”

viernes, 26 de julio de 2019

Dios al que ama disciplina

Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor ni aborrezcas su reprensión, porque el Señor a quien ama reprende, como un padre al hijo en quien se deleita. Proverbios 3:11-12
Amamos a nuestros hijos así como Dios nos ama… y por Su amor nos disciplina. No temamos disciplinar a nuestros hijos cuando empiezan a apartarse del camino de Dios. Porque sabemos que hay solo dos caminos y a dónde nos lleva cada uno. No nos justifiquemos con el que “todos lo hacen” para ser permisivos o tolerantes. Enseñemos a nuestros hijos a entrar por la puerta estrecha.
Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. Mateo 7:13-14
Enseñemos a nuestros hijos a entrar por la puerta estrecha; la que lleva a la vida en abundancia.
Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10:9-10
La Palabra de Dios, Jesús… es la puerta por la que debemos enseñar a nuestros hijos a entrar. Solamente por esa puerta.
Y no le des entrada al ladrón, quien viene a robar tu gozo y paz, a matar tu relación con Dios, a destruir a tu familia. No le abras la puerta de tu casa.
No temamos disciplinar a nuestros hijos, es por su bien y es necesaria la disciplina. No seamos tolerantes ni permisivos cuando deciden “vivir” en pecado. Todos fallamos, caemos una y otra vez; y cuando nos arrepentimos y nos alejamos del pecado Dios misericordioso nos perdona.
Pero cuando hablamos de decidir “vivir” en pecado, Dios nos reprenderá porque nos ama; y si amamos a nuestros hijos no debemos temer disciplinarlos, aunque “corramos el riesgo” de que se vayan. Tarde o temprano regresarán, es la promesa que Dios nos ha dado a los que creemos en Su Hijo Jesús.
porque el Señor al que ama, disciplinay azota a todo el que recibe por hijo. Es para vuestra corrección que sufrís; Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline? Hebreos 12:6-7
Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos. Además, tuvimos padres terrenales para disciplinarnos, y los respetábamos, ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros espíritus, y viviremos? Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero Él nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su santidad. Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza; sin embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, les da después fruto apacible de justicia. Por tanto, fortaleced las manos débiles y las rodillas que flaquean, y haced sendas derechas para vuestros pies, para que la pierna coja no se descoyunte, sino que se sane. Hebreos 12:8-12

No importa lo que perdí, ¡lo voy a recuperar!

“¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió hasta encontrarla?, o ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla?” Lucas 15; 4,8
Mujer, enciende la lámpara y empieza a buscar lo que se te perdió.
no importa lo que perdi
Cuando perdemos una cosa, el resto se desproporciona en nuestra vida, es como si se desbarajustase todo lo que tenemos. Cuando pierdes algo por descuido, lo que tienes que hacer es BUSCARLO, tienes que BUSCAR. Esa es la manera de restaurarlo, encontrar lo que perdiste. Por ejemplo, para volver a encontrarte con ese hijo que se perdió en la droga, lo primero que tienes que hacer es ir a la luz de Jesucristo, Él te lo devolverá, y tienes que buscarlo con la luz encendida. Las promesas de Dios son las que encienden tu mente para que no te rindas; son como una lámpara a tus pies que impiden que vuelvas a tropezar en la misma piedra; son como una lumbrera a tu diario caminar, que hace que te encuentres con gente que te ayudará y te bendecirá, gente ungida que te indicará cómo hallar la salida.
Tal vez perdiste tu fe porque la descuidaste, te dejaste llevar... en la fe, en la comunión, en las ganas de estar con el Señor. Y hasta que no prendas la luz y empieces a «barrer», hasta que no encuentres eso que perdiste, hasta que no te des cuenta en qué momento no le creíste más a Dios, en qué momento perdiste las ganas de congregarte; o por qué la relación con tus hijos es tan tensa, por qué se llevan mal, cuál fue la palabra o la situación que motivó la rencilla... Hasta que no encuentres el motivo, vas a seguir ansioso buscando respuestas en todas partes.
¿Cómo te das cuenta de que lo que perdiste era de gran valor?
Para darte cuenta, Dios te va a poner una familia para que veas que ellos tienen lo que tú perdiste: finanzas, dones que esas personas usaron para tener lo que tienen, gente más feliz, con mejor salud...; lo hará con la única intención de que abras tus ojos y veas que tú también lo puedes volver a tener.
La mujer dijo: “la voy a recuperar”. Se puso de pie y dijo: “si yo tenía diez voy a volver a tener esas diez”, no se conformó con lo que le quedaba.
¿Por qué diez monedas? Porque tenemos diez dedos. ¡Dios va a llenar nuestras manos de todo bien! Vamos a recuperar viajes perdidos, sueños perdidos, proyectos, etc.
Esta mujer no era teórica, era práctica. Por lo general vivimos explicando todo y no resolvemos nada. Pero hoy nos vamos a disponer a cambiar, vamos a empezar a resolver todo. La mujer cuando encontró la moneda hizo una fiesta, e invitó a las vecinas y a las amigas.
Las llamó para que festejasen con ella. Antes necesitaba que la ayudaran, ahora aprendió a resolver sola cualquier situación.

Condenado a muerte

Maximilien RobespierreMaximilien Robespierre, abogado y político francés, nació el 6 de mayo de 1758 en Arras, Francia. En los inicios de la Revolución Francesa, de la cual fue un prominente líder, sirvió en la Asamblea Nacional Constituyente, hasta hacerse con el gobierno. Desde la Asamblea encabezó una dura y cruel persecución contra los “enemigos de la revolución”, tanto extremistas como moderados, dando inicio a lo que se llamó Reinado del Terror. 
En cierta ocasión, en Julio de 1794, un anciano caminaba lentamente entre los presos que esperaban su ejecución, hasta que inesperadamente reconoció entre ellos a su hijo. Se puso a un lado para llorar desconsoladamente, evitando que éste se despertara, e ideó un plan para salvarlo de la muerte por guillotina. Como ambos tenían el mismo nombre, Jean Simón de Loiserolle, decidió ocupar su lugar. El hijo, aún dormido, no se percató de que los guardias acudieron a su padre para trasladarlo al lugar de su ejecución. El condenado debía pasar por una pequeña oficina para confirmar la identidad. —¿Jean Simón de Loiserolle, 37 años?, preguntó el funcionario. —Así es, yo soy el que usted indica, pero tengo 73 años, no 37, dijo. —Aquí dice 37 años; el que hizo esta nómina se equivocó, entonces son 73, lo voy a corregir. Esa fue la manera como un condenado fue salvado de morir, gracias a su padre.
Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Colosenses 2: 13-15.
Al igual que Jean Simón hijo, el hombre y la mujer estaban encarcelados y condenados a muerte, en una prisión indecente de pecados y delitos. Pero compasivamente, Cristo Jesús se movía entre ellos, y cuando su nombre, el suyo estimado lector, fue pronunciado para ejecutar la condena por sus pecados, Jesús dijo: “Yo soy él”. Todo le era contrario, pues había un acta decretando la pena de muerte, pero Él ocupó su lugar en la cruz, de la cual no había escapatoria porque la paga del pecado es muerte, y bendito sea Dios por amarnos tanto.

martes, 23 de julio de 2019

La fe. Una respuesta humana

Muchos consideran que la fe que nos relaciona con Dios, y que nos permite recibir de Él todas las cosas buenas que Él tiene para darnos, es un don o regalo de Dios; basados en Efesios 2:8, donde la Palabra de Dios nos dice:
“…Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras para que nadie se gloríe…”
Aquí erróneamente, muchos ministros se equivocan al pensar que cuando Pablo escribe sobre el don, se refiere a la fe. Mas analizando el versículo, el tema central del mismo no es la fe sino la salvación.
Lo que este verso nos dice es lo siguiente:
Imagen relacionada1. Que la Gracia de Dios es la fuente en la que se origina nuestra salvación. Es decir: el amor o favor inmerecido de Dios es la virtud divina de la que proviene el don o regalo de la salvación. La salvación es un regalo divino para toda la humanidad y, como todo regalo, es gratis.
2. Que la fe es el medio por el cual los hombres recibimos el regalo de la salvación y no por algún otro tipo de mérito nuestro. Por eso Pablo recalca: “…y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.
La fe es nuestra respuesta a la gracia de Dios que se nos hace manifiesta para salvación por medio del evangelio, como lo declara el Apóstol Pablo, en Romanos 1:16-17 "No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree, del judío primeramente y también del griego, 17 pues en el evangelio, la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: «Mas el justo por la fe vivirá».
El evangelio no es poder de Dios para salvación para todos, sino solo para el que cree en el mensaje de salvación que nos trae.

¿Cómo estoy seguro de que oro de acuerdo a la voluntad de Dios?

La aspiración más alta del hombre debe ser darle gloria a Dios (1 Corintios 10:31), y esto incluye orar de acuerdo a Su voluntad. 
Primero, debemos pedir sabiduría. “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5). Al pedir sabiduría, debemos también confiar en que Dios en su bondad está dispuesto a responder a nuestras oraciones: “Pero pida con fe, no dudando nada…” (Santiago 1:6Marcos 11:24). Así que, orar de acuerdo a la voluntad de Dios, incluye pedir sabiduría (para conocer la voluntad de Dios) y pedir con fe (confiando en la voluntad de Dios). 
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Estas son siete instrucciones bíblicas que guiarán al creyente para orar de acuerdo a la voluntad de Dios: 

1) Ora por lo que la Biblia manda que oremos. Se nos dice que oremos por nuestros enemigos (Mateo 5:44); para que Dios envíe misioneros (Lucas 10:2); para que no entremos en tentación (Mateo 26:41); por los ministros de la Palabra (Colosenses 4:32 Tesalonicenses 3:1); por las autoridades del gobierno (1 Timoteo 2:1-3); para aliviar la aflicción (Santiago 5:13); y por la sanidad de hermanos creyentes (Santiago 5:16). En donde Dios manda oración, podemos orar con la confianza de que estamos haciendo Su voluntad. 

2) Sigue el ejemplo de personas piadosas en la Escritura. Pablo oraba por la salvación de Israel (Romanos 10:1). David oraba por misericordia y perdón cuando pecó (Salmos 51:1-2). La iglesia primitiva oraba por valor para testificar (Hechos 4:29). Estas oraciones estaban de acuerdo a la voluntad de Dios, y en la actualidad se pueden hacer oraciones similares. Así como Pablo y la iglesia primitiva, nosotros deberíamos orar siempre por la salvación de otros. Por nosotros mismos, debemos orar como lo hizo David, siempre conscientes de nuestros pecados y trayéndolos ante Dios, antes de que obstruyan nuestra relación con Él y frustren nuestras oraciones. 

3) Ora con la motivación correcta. Los motivos egoístas no serán bendecidos por Dios. “Pedís, pero no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (Santiago 4:3). También debemos orar, no para que nuestras elevadas palabras puedan ser oídas y podamos ser vistos por otros como “espirituales”, sino mayormente en privado, en secreto, para que nuestro Padre celestial que escuchará en lo privado, nos recompense en público (Mateo 6:5-6). 

Cómo conciliar el amor y la guerra

Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian; 28 bendecid a los que os maldicen y orad por los que os calumnian. 29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues. 30 A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva. 31 Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. Lucas 6.27-31
Resultado de imagen de Cómo conciliar el amor y la guerraAlgo que genera confusión en cuanto a la guerra es la aparente discrepancia entre las palabras de Cristo y las batallas aprobadas por Dios en el Antiguo Testamento. ¿Pueden conciliarse ideas tan distintas? ¿Cómo puede el Dios que le dijo a Israel que destruyera a los cananeos... destruirás completamente al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como Jehová, tu Dios, te ha mandado (Deuteronomio 20.17) ser el mismo que dijo: “Amad a vuestros enemigos” (Lucas 6.27)?
Para interpretar correctamente pasajes bíblicos como estos, es importante entender su contexto. En Lucas 6, el Señor estaba hablando de conflictos personales, no de guerras nacionales. Como hijos de Dios, debemos imitarlo siendo “benignos para con los ingratos y malos” (verso 35).
Para aclarar más esta cuestión, debemos distinguir entre órdenes dadas a naciones e instrucciones dadas a personas. El Señor ha conferido ciertas responsabilidades a los gobiernos. Los llama ministros de Dios para el bien, y les confía el castigo del mal (Romanos 13.4). Mientras que a las personas, les dice: “No os venguéis” (Romanos 12.19).
Dios permite que los gobiernos se involucren en la guerra para la protección de quienes son agredidos. En el campo de batalla, un soldado con una mentalidad humilde cumple con sus deberes porque es obediente a la autoridad de su gobierno (Romanos 13.1, 2). Lo cual es diferente a que alguien busque venganza; el asesinato es la reacción ante la ira o los celos; está motivado por el deseo de destruir a otra persona, y a menudo resulta también en la propia destrucción.
Ha habido momentos en que la guerra ha llevado la paz entre las naciones. Pero nunca experimentaremos paz interior si contendemos con las personas que nos tratan mal.

sábado, 20 de julio de 2019

¿Qué es la gracia de Dios?

La Gracia de DiosEs difícil explicar

un concepto divino con palabras

humanas 


Una historia de dolor horrible
Imaginemos a una familia hermosa con un hijo de tres años de edad, a quien aman entrañablemente. Este niño se ha convertido en una fuente de atención y alegría para todos en el hogar. Está creciendo y se desarrolla con plenitud. Todos en la familia están felices con esta nueva criatura.
Papa, mama y el bebe
De pronto, en la mañana de un día fatal, cuando la familia se preparaba para llevar al niño a la guardería infantil, al salir a la puerta de su casa se encontraron frente a frente a un hombre malvado que de una manera cruel y despiadada, descarga varios disparos sobre el cuerpecito de este niño, y con toda su frialdad lo deja muerto frente a sus padres y vecinos.
Este sangriento crimen deja a esta familia destrozada y sin ninguna duda, los marca a todos por el resto de sus días en esta tierra.

¿Cuál sería la actitud de estos padres?

Opción # 1Si ellos sacaran un revólver y lo mataran con sus propias manos, a esto lo llamaríamos: VENGANZA.
Opción # 2Si llaman a la policía, levantan cargos contra el asesino, y esperaran a que lo capturasen y juzgasen frente a un tribunal, a esto lo llamaremos: JUSTICIA.
Opción # 3. Si los padres de esta criatura indefensa perdonasen a este asesino, lo invitaran a vivir en su casa, le hicieran parte de su familia y no cesaran de contarle del amor de Dios,... supongamos que estos padres hacen lo indecible por conducir a este criminal por los caminos del Señor y le perdonan de todo corazón, ¡esto no tiene otro nombre que: GRACIA!

¿Quién puede vivir en plenitud esta gracia?
Gracia favor que no merezco
Solo hay uno, que fue desechado, ultrajado, clavado en una cruz y lacerado por hombres malvados y criminales; sin embargo, solo exclamó antes de morir: "Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen". (Lucas 23:34).

"Es que somos más pecadores de lo que realmente pensamos; pero a la vez somos más amados de lo que creemos".

 

Timothy Keller.



¡Que el Espíritu Santo trabaje!, para que podamos mirar un poquito a la depravación interna del pecado que mora en nosotros. Y a la vez, que este mismo Espíritu Divino nos haga vislumbrar algo de la Santidad Suprema de Dios.
Porque si tan solo pudiéramos imaginar de una forma finita y minúscula el abismo que separa ambos misterios, entonces estaríamos dando el primer paso hacia un delgado rayo de luz de la inmensurable Gracia de nuestro Salvador.  
¿Podremos entender lo siguiente?
"Cuando veo adentro de mi corazón y percibo su infinita maldad, creo que es un abismo más hondo que el infierno. Cuando oro, peco; cuando predico, peco; tengo que arrepentirme de mi arrepentimiento, y mis lágrimas necesitan lavarse en la sangre de Cristo." Jonathan Edwards.