domingo, 7 de junio de 2015

Esfuérzate

Mi mamá nació en 1962, y su infancia se desarrolló en un humilde hogar en el campo; pasó por necesidades, sus padres no tenían el dinero suficiente, por lo que escaseaba el alimento y le fue imposible terminar el colegio.
Al ver esta situación tan difícil en su casa, en su adolescencia tomó la decisión de emigrar a la ciudad para buscar una mejor calidad de vida. Empezó trabajando como niñera, sin embargo, no quiso quedarse como tal; ella aspiraba a más. Ingresó en una academia para aprender corte y confección, y con ese conocimiento emprendió un negocio propio. Los inicios no fueron fáciles pero con perseverancia y esfuerzo, llegó a tener éxito en sus ventas. Tanto fue así, que en la actualidad podemos ver el fruto de sus manos. Sacó adelante a su familia, sus hijas tuvieron el privilegio de estudiar en el extranjero y en su casa siempre hay abundancia. Cuando le preguntas cuál fue el secreto de su éxito, ella responde: “no hay secretos de por medio, es gracias a Dios que nunca me abandonó y además, el trabajar el día a día, porque eso es lo que Él nos manda, trabajar…

Zona de seguridad

Ayer estábamos con un amigo mío trabajando, y su móvil comenzó a hacer un ruido muy extraño, como el de la sirena de un coche de bomberos; cuando mirabas el móvil decía: “Alerta Presidencial”. Ustedes comprenderán que ante esto, las conjeturas que surgieron fueron diversas. Lo primero que pensamos fue que era un virus o un fallo del sistema operativo del teléfono. Sonó unas seis o siete veces hasta que mi colega decidió llamar a servicio al cliente para saber lo que ocurría. La operadora le comunicó que era una prueba que el gobierno estaba realizando, para saber dar las alertas de tsunami a través de mensajes al móvil, en caso de que nos viéramos afectados por él.
Cuando nos dieron esta respuesta, comenzamos a pensar cuál era la zona segura a la que nos deberíamos dirigir en caso de que la alerta fuera real y cuánto tardaríamos en ello, los efectos que tendría en los niños y niñas con quienes trabajamos una noticia así, y las ganas de correr a nuestro hogar que nos entrarían. En fin, nos percatábamos que ese lugar era seguro aunque solo físicamente, puesto que nuestros corazones aún así estarían inquietos.
¡Oye!, conozco un lugar seguro en donde hay paz física y mental, un lugar en el que te puedes refugiar y nunca más sentirás esa sensación de indefensión o vulnerabilidad. Este lugar no requiere de mucho desplazamiento por tu parte ni de mucha energía, por el contrario, solo necesita que te dejes proteger y cobijar. Este lugar son los brazos de Jesús.

Caminar con Él

Los que esperan en Dios tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán”. Isaías 40:31
En el Salmo 121 el salmista está en Jerusalén y tenía que volver a casa. Para ello, tenía que atravesar montañas en las que había animales y ladrones, y él se preguntaba: “¿de dónde vendrá mi socorro?”, y se contestaba “mi socorro viene del Señor”, porque Él ya ha caminado todo lo que nos falta por caminar. También dice: “no dará tu pie al resbaladero”: cuando camines por la montaña va a haber caminos resbaladizos pero no te vas a caer, vas a caminar a través de situaciones inseguras en las que parece que vas a caer, pero si caes te vas a volver a levantar.
“No se dormirá el que te guarda”: los dioses paganos se dormían, y los profetas de Baal gritaban para despertarlo. Pero no necesitamos despertar a Dios, PORQUE ÉL SIEMPRE ESTÁ DESPIERTO.
“El sol no te fatigará de día ni la luna de noche”: se creía que la luna generaba enfermedades mentales por parte de la gente con supersticiones. Pero Dios te va a liberar de todas esas tonterías; porque ¡tu socorro viene de Jehová que hizo los cielos y la tierra!
“Es tu sombra a tu mano derecha”: es tu guardador de tu entrada y tu salida, te va a bendecir con familias hermosas, cumplirás tus sueños, te va a ir bien en todas las áreas.
No podemos cambiar a nadie pero podemos cambiarnos a nosotros. Cada uno va a hablar de su propia carrera. Di esto: “nunca caminaré con gente complicada porque esa gente me amarga”. Elige la gente con la que quieres conectarte, que te dirigen hacia arriba.
Usa tus ojos para enfocarte en tu sueño, no para mirar a los demás. Nunca veas a los demás como víctimas, hay que tener compasión pero nunca lástima. No te pongas en el lugar de la víctima ni pongas en ella a nadie. La lástima te hunde, y ¡tú eres hijo del rey!
Piensa que, al tener intimidad con Él serás libre de todas las ataduras. Por ejemplo:

El impacto de la mujer en el hogar y en la iglesia

Dios diseñó la vida girando en torno a las relaciones, y dentro de esas relaciones existen diferentes papeles. En nuestra sociedad, por desgracia, se pone más énfasis en la individualidad que en las relaciones. Es decir, las personas buscan satisfacerse ellos mismos y centrarse en sus derechos, y no en la mejor forma de servir a los demás. Y cuando los hombres y las mujeres se niegan a aceptar sus roles, ordenados por Dios, en la iglesia, en la familia y en la comunidad, socavan el diseño fundamental del Señor de esas instituciones y todas las relaciones involucradas en ellas.
Las mujeres no son inferiores a los hombres, sino que simplemente, tienen un papel diferente. 
Muchas personas creen que el único lugar de poder e influencia en la sociedad se encuentra en una posición de liderazgo, asumiendo que es más satisfactorio dirigir que seguir. Pero las personas en papeles sin liderazgo alguno, pueden ser muy influyentes. Además, el líder lleva una pesada carga de responsabilidad que no siempre es deseable (Santiago 3:1).
La idea de que la experiencia más grande en la vida es estar en la cima y en el control de todo es una ilusión. Y son las mujeres quienes más sufren la mala percepción que, como las presiones del mundo, suben los peldaños de la escalera, dejando de lado el diseño de Dios para ellas. La sociedad, a su vez, sufre de no recibir el beneficio del mejor esfuerzo de una mujer en su papel dado por Dios.

Lágrimas al amanecer

La oscuridad se disipa, se expande la luz de un nuevo amanecer, gotas que mojan la tierra, frío que calladamente empieza a calentar… ha llegado el final de una noche más, el silencio parece ocultar aquello que ha sucedido, ¿y lo que ocurrió quién lo contará?
Actos desenfrenados que pretendieron ocultarse tras las sombras de la oscuridad, pareciera que el temor se esfumó para no volver, pareciera que la razón se desvaneció en el corazón del hombre, pareciera que el amor transformó su sentido para convertirse en locura.

La noche se convirtió en testigo de actos violentos, de sangre derramada inocente, de gritos que estremecen el alma. El clamor se confundió entre el murmullo y el regocijo provocado por aquellos que fueron llevados hacia un camino espacioso que conduce a la muerte.
Y así, el transcurrir de las horas trae consigo un nuevo despertar; mis pasos me guían hacia un camino estrecho que conduce a la vida, el rocío cae sobre la tierra, pero la luz se confunde con un ambiente triste, mientras una voz irrumpe en mi corazón en medio de un silencio casi absoluto. Es la voz de Aquel que nunca duerme, y sus ojos han sido testigos del engaño que inclina al corazón del hombre hacia la maldad.

Gotas de lluvia… en ellas Tu dolor, en ellas tus lágrimas.
Lágrimas que consumaron tu sacrificio en aquella cruz, donde lentamente la vida se escapaba de tu cuerpo teñido de sangre inocente y santa, lágrimas que corrieron por tu rostro al ver el fruto de tu aflicción. En medio de tu agonía y la eternidad, millones de rostros frente a aquella cruz, vidas que a través del tiempo, han sido lavadas con esa misma sangre y libradas de la esclavitud.
Son tus lágrimas que vienen con la lluvia cargadas de tu amor, de tu compasión. Lágrimas que dibujan en mi rostro, la alegría de saber que venciste a la muerte, porque al igual que ayer, aún caminas entre nosotros; lágrimas que reafirman la esperanza al saber que el que en ti cree jamás será defraudado.