martes, 22 de marzo de 2016

El Sufrimiento

¿Por qué las personas sufren? ¿Por qué mueren? Si Dios es bueno y amoroso, ¿cómo es que permite que esto suceda?
Muy a menudo las tragedias y el sufrimiento nos provocan sentimientos de confusión, ira, y luego, horror o amargura. Ellas son una prueba más de que Satanás está activo en nuestras vidas y que el mal no es ajeno a nosotros.
Un excelente libro de la Biblia para leer acerca del sufrimiento y el mal es Habacuc. Tiene solo 3 capítulos, en los que el profeta Habacuc pregunta a Dios por qué Él no estaba castigando el mal. Dios le responde diciendo que sí iba a castigar el mal, pero que estaba trabajando para hacerlo en el momento propicio.
Estamos en los tiempos de Dios, y cuando no los comprendemos, debemos tener presente que Él no creó el mal. Dios, que es justo, misericordioso y amoroso, le concedió libre albedrío al hombre cuando lo creó. Y dado que todos somos pecadores, todos experimentamos el mal y la injusticia, pero Dios continúa en control de todas las cosas e incluso puede usar el mal para hacer el bien. Santiago 1:17 dice: “Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto.”

Más Grande Que Un Sentimiento

“Aun si nos sentimos culpables, Dios es superior a nuestros sentimientos y él lo sabe todo.”
1 Juan 3.20
Culpa. Es un tema que para nosotros, surge una y otra vez. Cada vez que hablamos con gente sobre permitir que Dios sane su pasado, de alguna u otra forma, terminamos señalando la culpa con la que viven por las cosas que hicieron en el mismo. La culpa es una realidad en varios sentidos.
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Es real en el sentido de que todos tenemos este sentimiento, todos la sentimos. No obstante, en un sentido más estricto, es real porque es el hecho de haber hecho algo malo. En ese momento, todos la sentimos, porque todos hemos cometido errores, hemos herido a alguien o hemos causado daño. Ese es el hecho. Y basado en los hechos, somos culpables de hacer esas cosas.
¿El problema con todo esto? Que es fácil permitir que tu sentimiento de culpa nuble la forma en que te ves a ti mismo y al mundo que te rodea. Se convierte en la lente por medio de la cual nos vemos a nosotros mismos. Y cuando nos vemos de esta manera, llegamos a la conclusión de que los demás nos ven de la misma, o por lo menos, que pueden sentir nuestra culpabilidad.
Por fuera puede que parezcamos ser seguros de nosotros mismos, dotados, exitosos, talentosos, etc., pero por dentro estamos pendientes de un hilo. Puede que podamos presentarnos de forma que la gente no pueda ver nuestro sentimiento, pero éste sigue vivo dentro de nosotros.

El sentido de mi vida

Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu. Eclesiastés 2:17
Vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2:20
Inline image 1Después de mi entrada en la cárcel empecé a escribir un diario. Algo me empujaba a escribir. 
En aquel momento no comprendía el sentido de mi vida, pero un día descubrí, encima de un armario, un Nuevo Testamento. Empecé a leerlo, pero a menudo me detenía; me sentía culpable al ver lo que los hombres habían hecho a Jesús; me sentía tan malo como ellos. Lloré mientras me hacía preguntas sobre el bien y el mal, así como sobre la muerte de Jesús. Luego dejé de leer durante mucho tiempo, porque lloraba cada vez que quería continuar leyendo. Todo esto me hizo reflexionar sobre el sentido de la vida y de la muerte; esto era lo que más me preocupaba. 

Pecar por ignorancia

Muchos son, y me incluyo, los que han hecho cosas sin mala intención y han sido juzgados. En esta vida no podemos dárnoslas de que nos las sabemos todas, y de creer que siempre se hará lo que uno diga, ya que hay momentos en los que se nos van las luces y cometemos errores sin pensar en las consecuencias de ello, creyendo que no traerán ninguna consecuencia.
Sucede cuando nos dejamos llevar por el afán, cuando no pensamos antes de actuar, y no nos ponemos a pensar las cosas positivas y negativas del proceder; sin tener la más mínima intención de maldad en nuestro corazón.
A diario pecamos, pero algunos pecados los hacemos intencionadamente y otros actuamos sin saber que lo que estamos haciendo está mal. Por eso es importante estudiar muchísimo la palabra de Dios, pues es la que siempre nos orientará a hacer lo correcto y a no omitir ningún mandamiento ordenado por Dios.
Aparte de eso, es muy importante tener la guía del Espíritu Santo pidiéndole discernimiento (capacidad de distinguir  entre lo bueno y lo malo), y así, al sentirnos guiados por el camino correcto sentiremos paz en nuestro corazón, como también notaremos que todas las cosas suceden sin problema alguno o sin inconvenientes. Hay que ser muy cuidadosos y precavidos.