Nuestro objetivo como Iglesia es llevar a la gente a la fe en Jesús e integrarla en la familia de Dios. Y que nuestro carácter se parezca al de Cristo, glorificando a Dios y sirviendo en toda buena obra.
sábado, 3 de septiembre de 2016
Libres de verdad
Así que,
si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. Juan 8:36
En 1756, Olaudah Equiano tenía solo 11 años cuando fue secuestrado y vendido como esclavo. Hizo un viaje terrible desde África Occidental hasta el Caribe; de allí a Virginia, en Estados Unidos; y luego a Inglaterra. A los 20 años, compró su libertad, pero en su fuero interno siguieron latentes, que no olvidadas, las cicatrices emocionales y físicas del trato inhumano que experimentó.
Incapaz de disfrutar de su libertad mientras otros
seguían siendo esclavos, Equiano comenzó a trabajar en un movimiento para abolir la
esclavitud en Inglaterra, y escribió una autobiografía, un logro insólito para
un ex-esclavo en aquella época en la que narra sus vicisitudes.
En 1756, Olaudah Equiano tenía solo 11 años cuando fue secuestrado y vendido como esclavo. Hizo un viaje terrible desde África Occidental hasta el Caribe; de allí a Virginia, en Estados Unidos; y luego a Inglaterra. A los 20 años, compró su libertad, pero en su fuero interno siguieron latentes, que no olvidadas, las cicatrices emocionales y físicas del trato inhumano que experimentó.

Cuando vino, Jesús libró una batalla a favor de
todos los esclavizados e incapaces de luchar solos. A nosotros no nos esclavizan
cadenas tangibles, sino el pecado y nuestra propia maldad. Jesús dijo: todo
aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa
para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare,
seréis verdaderamente libres (Juan 8:34-36).
Dondequiera que esta libertad no se haya proclamado,
es necesario comunicar sus palabras. Al poner nuestra fe en Jesús, somos
liberados de la culpa, la vergüenza y la desesperanza. ¡Somos libres de
verdad!
Señor,
gracias por tu sacrificio en la cruz para darme libertad y vida eterna.
La sangre
de Jesús pagó el precio de nuestra liberación del pecado.
Solo para hombres
“Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?
Porque su estima sobrepasa largamente
a la de las piedras preciosas.”
(Proverbios 31:10)
Desde muy niños nos explicaron que la mujer, representada por el tenue color rosa, es un ser débil, conflictivo y emocionalmente inestable. Y no solo lo decían, sino que lo ratificaban con su trato descomedido hacia las mujeres de la casa. Nos repetían frases muy significativas al respecto, como: “pórtate como un hombre”; “deja de ser un mariquita”; “qué pena, la criatura nació mujer”; “los hombres no lloran” …etc. Incluso alguna vez un líder político arengaba con la frase: “Lloran como mujeres lo que no pueden defender como hombres”…
Y es que los roles que nos asignaron desde pequeños, fueron puntuales: los varones a la calle, al juego y las distracciones; las mujeres a cocinar, lavar, planchar, hacer y cuidar hijos y, como valor agregado, atender a los varones de la casa. El único “premio” que se les otorgaba era oír, (ahora sería ver) su novela favorita. Rara vez a los varones nos permitieron pelar siquiera tres tristes patatas, pues hubiera sido como una profanación a nuestra investidura de machos. Lo que sí podíamos era alzar la voz, exigir, reclamar y proferir palabrotas.
La palabra de Dios tiene un poder muy grande.
La palabra de Dios tiene un poder muy grande. Así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero y será prosperada en aquello para lo cual la envié. Isaías 55: 11
La Palabra de Dios tiene un poder tan grande que no podemos consentir que sigamos sin conocerla. Para eso es necesario que apartemos un tiempo todos los días para el estudio de la misma. En muchas ocasiones no sabemos qué hacer frente a las situaciones que se nos presentan, por desconocer el poder que ella tiene. “Es como martillo que despedaza la roca”, Jeremías 23:29, dice el Señor. Por eso, Jesús venció al enemigo con la Palabra, demostrando el conocimiento que tenía de la misma.
Pero sobre todo, no podemos leerla como una historia más, sino pidiéndole que nos dé revelación para el entendimiento de la misma, y que nuestros ojos espirituales sean abiertos, para conocer los misterios que aún no han sido revelados y están escondidos.
Requiere disposición de leerla y hacer de eso un hábito, y leerla sin interrupciones. Deleitémonos, a la vez que empezamos a descubrir el poder que tiene sobre todas las cosas, y cuán efectiva es cuando lo hacemos con la convicción de que se trata de la palabra de Dios, para ser usada en todo lo que necesitemos.
Requiere disposición de leerla y hacer de eso un hábito, y leerla sin interrupciones. Deleitémonos, a la vez que empezamos a descubrir el poder que tiene sobre todas las cosas, y cuán efectiva es cuando lo hacemos con la convicción de que se trata de la palabra de Dios, para ser usada en todo lo que necesitemos.
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