domingo, 18 de diciembre de 2016

La principal prosperidad

3ª Juan 2.  Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma.
La prosperidad es una de las cosas más anheladas por el ser humano. A nadie le gusta vivir en la pobreza, mezquindad y/o escasez. Hemos sido creados con tendencia a no conformarnos con menos que no sea la abundancia y prosperidad.
El pecado en la humanidad ha hecho perder el rumbo en la vida, y por eso la única manera de alcanzar la verdadera prosperidad viene cuando le entregamos nuestra vida a Cristo.  Es entonces cuando comienza a establecerse el fundamento de la prosperidad estable. A menos que tengamos solucionado el problema de nuestra bancarrota o pobreza espiritual, todo lo que prosperemos en otras áreas no tendrá un buen fundamento.
La prosperidad material puede perderse en un instante. Un mal negocio, un robo o la perdida de todos los bienes puede dejar a uno en la calle. Y la prosperidad física nadie la tiene garantizada. Si hoy hemos abierto nuestros ojos ha sido por la Gracia de Dios, no es mérito nuestro. Uno puede comprar una buena cobertura médica y medicinas, pero no la prosperidad física. Y la prosperidad del alma (mente, emociones, voluntad) solo puede mantenerse con la ayuda de Cristo. El ritmo de la vida muchas veces destruye nuestra manera de pensar, hiere nuestras emociones y nos hace tomar decisiones equivocadas.
Por eso, la principal prosperidad que el ser humano necesita tener es la espiritual. Una vez solucionado este problema ya estaremos en el camino para recibir las bendiciones de Dios.
¿Eres tú una persona próspera espiritualmente?
Gracias Jesús, porque tu prosperidad es total para el espíritu, alma, cuerpo y lo material.  Ayúdame a caminar cada día cerca de ti pues solo Tú tienes el poder de enriquecer mi vida totalmente. Te lo pido en tu Santo Nombre, amén.

Reflexion de Navidad

Navidad, palabra que engloba alegría, reconciliación, paz, amor. Eso es la verdadera Navidad. Miro a mi alrededor, veo al mundo enloquecer por la preocupación de la Navidad, y pienso: ¿Cuándo perdimos el verdadero sentido de lo que es la Navidad? ¿En qué momento nos desviamos de esa maravillosa energía?
El mes de Diciembre siempre ha tenido una connotación amorosa, la representación del renacer del ser inmutable y sereno, pero el individuo humano se ha dado a la tarea de hacer de este tiempo un tiempo de mercadeo, de paso, de conflicto, de tristeza, de dolor por no poder dar a los suyos una representación tangible de su afecto.
Pero en la realidad esto no es así. El amor no tiene ninguna representación tangible porque el amor se entrega a través de un abrazo, de un beso, de una caricia. Somos nosotros mismos quienes hemos etiquetado el amor en una joya, en un vestido, en un juguete…y por ello la Navidad ha perdido su sentido.
La unión familiar no se expresa de la manera adecuada. Parece que estamos unidos pero realmente no lo estamos. Nuestros niños tienen juguetes, pero no tienen los padres que jueguen con ellos porque están ocupados en sus conversaciones de adultos. Los niños se meten en su mundo de juegos, sus padres en su mundo de adultos, y la familia va tomando una connotación de tú en tu mundo y yo en el mío. Una separación, una división.
Creemos mantener una vida perfecta y, en el momento menos oportuno, nos damos cuenta que ya no tenemos nada, que estábamos caminando solos en la vía, que los demás se quedaron atrás... o yo me quedé atrás. El egoísmo es el que marca el sendero.
Todo esto es parte del deterioro de nosotros mismos. Vinimos al mundo a crearlo en amor y, ¡vaya!, nos hemos perdido en la destrucción de valores. No existe el respeto de los espacios entre nosotros, la libertad se ha confundido y el niño se siente abandonado y recurre a algo que llene su tiempo.

Siempre habrá momentos difíciles y días complicados pero…

Siempre habrá momentos difíciles y días complicados en nuestra vida.
Nos da la impresión de que ciertas cosas no estaban destinadas a pasar, y que algunos proyectos simplemente no estaban destinados a funcionar.
Resultado de imagen de Siempre habrá momentos difíciles y días complicados pero…Siempre enfrentaremos decepciones, pero también recibiremos muchas bendiciones especiales. Todo lo que se nos pide es que nos superemos, que nos elevemos por encima de nuestros infortunios.
Deja que Dios te muestre nuevas maneras de encarar viejos problemas. Deja que te ofrezca nuevos descubrimientos. Deja que los días desplieguen ante ti nuevas posibilidades que hasta ahora desconocías, nuevos sueños que nunca soñaste, y que te regale las semillas de nuevas ideas que nunca antes sembraste.
Deja que Dios modere tus convicciones y te muestre lo que está oculto detrás de cada escena: la profunda paz del cambio de estaciones, la majestad de lo que significa tener y ser un amigo, la alegría que se descubre al comprender que nunca es tarde para volver a empezar.
Deja que Dios brinde abundancia a tu alma y a tu corazón.
Deja que te ayude a alcanzar todo lo que deseas para ser todo lo que eres.

Una entrega completa

“Dios nos escogió en Cristo desde antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos y sin defecto en su presencia” (Efesios 1:4).

Resultado de imagen de Una entrega completaEl pasaje con el cual se inicia esta reflexión es uno de los textos más motivadores y desafiantes de la Palabra de Dios. Pablo dice que “Dios nos escogió”. ¿Pensaste acaso en lo maravillosa que es esta declaración? Si Dios te escogió es porque considera que eres una persona sumamente valiosa, y porque podrías llegar a ser un medio de bendición para todos los que te rodean. Dios te escogió porque en ti hay facultades latentes que precisan ser desarrolladas. Dios te escogió para que seas una persona “sin defecto”, “sin mancha” ¿Qué significa ser “sin defecto”?
Veamos un ejemplo bíblico. Lucas 1:6 dice que el sacerdote Zacarías era “intachable”. Un día le tocó celebrar el rito de la oración en el altar del incienso que se encontraba en el Lugar Santo del Santuario. Mientras Zacarías se hallaba dentro del Templo, un ángel del Señor se le apareció y le anunció que sería el padre de Juan el Bautista. Lo que llama la atención es que, a pesar de que Zacarías era una persona “sin defecto”, no creyó lo que el ángel le dijo. Incluso, como castigo por su incredulidad, Zacarías quedó mudo durante un tiempo. Es decir, cuando Dios dice que nos escogió para que seamos “sin defecto” NO está diciendo que no cometeremos errores. Podemos ser “intachables” y, al mismo tiempo, quedar manchados por la incredulidad, como le sucedió a Zacarías.