domingo, 26 de octubre de 2014

Para eso es Dios, para hacer lo que Él quiere y cuando quiere

Para eso es Dios, para hacer lo que Él quiere y cuando quiera. Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? Génesis 18:13
¡Qué pensaría Dios cuando Sara, en vez de recibir con agrado la noticia de que quedaría embarazada, se rió de incredulidad, dudando de que pudiera ser posible que ella tuviera un hijo a su edad!
Y es increíble que aquello que Él oyó decir a Sara, está escuchándolo de nosotros todos los días. Porque decimos “Yo no creo”, “Mi tiempo pasó”, “A esta edad lo dudo”, sin pensar que Dios no se equivoca ni habla por hablar. Sepamos que cuando Él nos da a conocer Su voluntad, es para que entendamos que no podemos tener en cuenta ni siquiera las circunstancias, ya que por encima de todo, Él lo hará; pues para eso es Dios, para hacer lo que Él quiere y cuando quiera.
Así que, si estamos como Sara, cambiemos el concepto que tenemos de Dios; porque así como le dijo, así le sucedió. Pues Él no la vio en el aspecto natural sino en lo sobrenatural, donde nada hay que impida hacer Su voluntad.

El buen Samaritano

Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas. Lucas 10:33-34
Como yo os he hecho, vosotros también hagáis. Juan 13:15
La Ley de Dios, consignada en la Biblia y dada en otro tiempo al pueblo de Israel, mandaba amar al prójimo como a sí mismo. Alguien preguntó: “¿Quién es mi prójimo?”; para contestarle, Jesús cuenta la historia de un hombre que cayó en manos de ladrones. A punto de morir al borde del camino, ese pobre hombre fue socorrido por un samaritano que pasaba por allí.
Inline image 1
El "buen samaritano", en el lenguaje corriente, señala a alguien que se ocupa caritativamente de su prójimo. Sin embargo, el alcance de esta parábola no es solo motivarnos a ser buenos con las personas que nos rodean. Jesús también quiere que su interlocutor comprenda cuál es su estado moral, que entienda y se ponga hipotéticamente, en la tesitura del desdichado que cayó en manos de los ladrones. 
Esta es la situación de toda persona que vive sin Dios. Está ante la muerte, sin ninguna esperanza. El buen samaritano representa al Señor Jesús, quien vino del cielo a buscar y a salvar a los que estaban perdidos, heridos, a fin de cuidar de ellos.
Al terminar su parábola, Jesús preguntó: “¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?”. “El que usó de misericordia con él” (Lucas 10:36-37).
Jesús vino a esta tierra como hombre. Él fue nuestro prójimo y se dio a sí mismo, al aceptar morir en una cruz para salvarnos. Si hemos experimentado su amor en nuestra vida, ¿cómo no ser compasivos con los que nos rodean?


Día de esperanza

Puede que no lograras lo que querías durante todo el año. Hubo fracasos, caídas, tropiezos y piensas que no existirá diferencia alguna entre el año que se va y el que viene. Pero no tienes por qué pensar eso, la esperanza es la expectativa de que lo que se desea se puede lograr, de que todo saldrá bien, que sí existe un futuro mejor.
Como nos dice la Biblia, “somos salvados por la esperanza”. Nunca hemos necesitado estar tan llenos de esperanza como hoy en día. Ésta sobrepasa la situación económica más difícil, sobrepasa los problemas en la familia, en el matrimonio, nos da la percepción de que los valores de nuestra sociedad se van deteriorando y,... ¿son ajenos a nosotros?
Si tú tienes esperanza, inspirarás a otras personas también a tenerla. Mantén la tuya y contágiala porque nada la derrota.
Seguro que escuchaste ese viejo dicho que dice: “donde hay vida, hay esperanza”; pero hay otro mejor “donde hay esperanza, hay vida”. Tú nunca serás vencido, nunca serás derrotado si jamás la pierdes. Es Dios quien da poder, y cuando Él llega a tu corazón la esperanza también lo hará.

¿Qué nos espera el día de mañana?

Hace una semana me encontré con un amigo que estaba desconsolado, se había quedado sin trabajo, su matrimonio no andaba bien, se le terminaba el dinero que tenía y para completar el panorama, tenía que pagar al banco a fin de mes.

Todos, de cierta forma y en algún momento de nuestras vidas, pasamos por preocupaciones, desesperanza e incertidumbre; y no sabemos qué nos espera el día de mañana.

Las reacciones ante estas situaciones son muy diferentes. Algunos acuden a adivinos para hacerse unas limpias y quitarse la mala suerte, cuando en realidad lo único que hacen es ensuciarse el alma. Otros no quieren luchar y piensan que el suicidio es una solución para no sufrir más, creen que de esta forma, sus problemas se resolverán. Otro gran porcentaje se refugia en el alcohol y otras drogas creyendo que así podrán olvidar y encontrar alivio, pero no se dan cuenta que este método es pasajero y no soluciona nada, al contrario, lo empeora totalmente.
Existe también, un grupo más pequeño que acude a Dios. Nuestro pasado, presente y futuro debería estar en sus manos, pues no hay un lugar más seguro. Él es muro de fuego alrededor de todos aquellos que le temen, es la firme roca, el apoyo con el que podemos construir nuestra vida, familia y sociedad, nuestro pronto auxilio en medio de las tribulaciones. Solo en sus manos misericordiosas vamos a encontrar paz en medio de la tormenta.

Déjate amar

Yo no sé si soy demasiado observador o estoy demasiado atento, pero hay veces en que una sola frase me resuena el día entero. Es como si me la hubiesen dicho a mí y, bueno, la asumo como si así hubiese sido.
Recientemente, tuve la oportunidad de asistir a una conferencia que hablaba sobre la manera de amar que tienen los niños, desde el nacimiento hasta los 13 años aproximadamente. Enfatizaba en la importancia de los primeros años de vida en el desarrollo del niño o niña y cómo sus experiencias van definiendo o perfilando su vida, incluso la manera en que amarán de adultos. Esto último me pareció sumamente importante, ya que cuando nos encontramos en la vida adulta con otra persona, hay muchas cosas de su vida que desconocemos, y más aún, cuando nos involucramos sentimentalmente con alguien, no sabemos cómo ha sido su experiencia temprana de amar, lo que podría ayudarnos a comprender por qué hace o no, una determinada acción o conducta.

Dentro de todo lo que escuché en la conferencia, me quedo con una idea principal que conjunté entre varias frases que señaló la expositora: “Para poder amar hay que reconocer que se ha enamorado y dejarse amar por el otro… dejar enamorarse”Profundicemos en la fuerza de esta declaración.

Por una parte, la palabra "reconocer" ya lleva implícito valor y coraje. Reconocer algo ya forma parte de un proceso de reflexión interna, pero "reconocer" que se está enamorado, es aún más extraordinario. Cuando yo reconozco algo lo hago visible para mí, y al hacerlo visible, lo asumo como una realidad. Por lo tanto, si reconozco esta realidad me hago responsable de ella y si necesitase cambiar algo, lo haría. Por consiguiente, si estoy enamorado, asumo una responsabilidad al respecto, un compromiso, y esta visión ya es novedosa e implica un trabajo duro.