miércoles, 22 de marzo de 2017

¿Cómo influye la música cristiana en la sociedad?

La música es un medio que tiene el poder de intervenir en las emociones, actitudes, estados de ánimo, actos humanos y hasta en la forma de pensar.
Música cristiana: 
Se llama así a la música dedicada a Jesucristo. El término engloba una gran diversidad de estilos musicales cuyo contenido o motivación principal es la fe cristiana, y que además suele predicar o profetizar mensajes bíblicos.
Se ha compuesto durante los últimos dos mil años aproximadamente, para expresar de manera personal o comunitaria las creencias con respecto a la vida cristiana y la fe en Dios.
Tiene un origen exactamente idéntico al de la religión cristiana; el cristianismo adoptó la música con sus características particulares (propias), como una forma más de la ceremonia litúrgica. La música cristiana nació como una oración cantada, cargada de devoción ("el que canta, ora dos veces" diría San Agustín). 

De la música cristiana antigua, esto es, anterior a la edad media, no se conocen autores, en razón de que su único objetivo era configurarse como una plegaria y no como una obra artística. La música cristiana conoció a lo largo de su existencia una cantidad enorme de géneros.

La música cristiana, como la música en sí, tiene el poder de generar un clima, un ambiente donde el mensaje penetra con mayor profundidad. Esta música cristiana está dirigida, de manera proselitista, hacia los jóvenes.
Grandes autores de fama internacional como Juan Luis Guerra, Ricardo Montaner, Yuri, etc., se han sumado a las filas de la música cristiana incorporando a sus letras el mensaje de Dios. Como la música invade la vida de las personas, es una compañera en los momentos de soledad, ameniza los encuentros, es fuente de sosiego, de alegría;... la música cristiana es, además, un bálsamo, una luz para el alma. La música cristiana es un canal inigualable que sirve para dar testimonio de una vida transformada por Cristo, o puede hablar de enseñanzas de la Biblia. Los géneros de este tipo de música son muchos como: gospel, alabanza y adoración, pop, rock, rock alternativo, salsa, cumbia, reggaetón, reggae, merengue, bachata, balada, folclórica y otros. La mayoría de ellos son propios del ámbito secular, aunque la música secular era considerada en el pasado, una herramienta usada para propósitos malvados. La música sacra o litúrgica era la única aceptada en el ámbito cristiano. Sin embargo, hoy en día se considera que la música no es intrínsecamente mala.
¿Cómo y cuándo se introducen estos géneros en el ámbito cristiano?
La música gospel surgió en el siglo XVIII en las iglesias afronorteamericanas. Este género es cantado por coros grandes, con ritmos africanos, acompañados de palmas y un movimiento rítmico de los miembros del coro. Esta música alcanzó su auge en la década de 1930, con Rossetha Tharpe como primera gran estrella. El gospel tuvo influencia sobre el rock primitivo, el cual surgió en EE.UU. en la década de 1950. El movimiento hippie y la guerra de Vietnam contribuyeron a la popularidad del rock.

El rock cristiano apareció a finales de la década de 1960. Larry Norman, uno de los pioneros de este género, ganó su reconocimiento debido a su lucha contra los opositores al rock cristiano. Norman compuso una de las canciones más representativas de la lucha contra los creyentes conservadores llamada Why should the devil have all the good music (por qué debería el diablo tener toda la buena música). El rock cristiano en español tuvo como pionero a Sergio Moreno, músico mexicano que en 1971 creó el grupo “La Tierra Prometida”, precursor de este género, en Latinoamérica.

En el círculo hispano, la salsa ganó popularidad en Nueva York. El músico y pastor evangélico Eliezer Espinosa originario de Puerto Rico, creó en el año 1972, su primera orquesta de salsa con un fin evangelizador, llamada Apocalipsis. Posteriormente otros géneros musicales latinos se fueron sumando y surgió como un semillero, una generación nueva de músicos y cantantes cristianos.

¿Qué está pasando en la tierra?

En nuestro intento por encontrarles sentido a las noticias mundiales y a los sucesos de actualidad, necesitamos evitar con todo cuidado dos extremos: El primero es el sensacionalismo.
A veces, en nuestra desesperación por comprender lo que está sucediendo en el mundo, nos podemos volver excesivamente crédulos, y las afirmaciones sensacionalistas nos pueden desviar con facilidad. Entre los sensacionalistas más distinguidos se hallan los que le fijan fechas a la venida de Cristo; los que siempre están tratando de identificar al anticristo, y los que tratan de convertir cada terremoto, enfermedad, desastre o pelea entre naciones en una señal de los últimos tiempos. Para demasiados fanáticos de las profecías, prácticamente todo lo que sucede es señal de que está cerca la venida del Señor.
¿Qué está pasando en la tierra?
¿QUÉ SEÑALES?
El otro extremo que debemos evitar en tiempos como los que corren, es el de burlarnos de las señales de los tiempos. Si comparamos al sensacionalismo con la propaganda excesiva a favor de un producto, la burla equivaldría a todo lo contrario, la falta de propaganda. Hoy en día son muchos los que reaccionan de forma negativa ante toda conversación acerca de las señales de los últimos tiempos. Dicen que es necio e injustificado buscar tendencias y desarrollos que señalen hacia el escenario de los últimos tiempos descritos en las Escrituras, o incluso hablar de ellos.
Pero, ¿está justificada esta manera negativa de ver las cosas? Jesús reprendió seriamente a los líderes religiosos de sus tiempos por su ceguera ante las señales de su primera venida:
Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase una señal del cielo. Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles. Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas que sabéis distinguir el aspecto del cielo, mas las señales de los tiempos no podéis! (Mateo 16:1-3)
Él estaba cumpliendo las profecías del Antiguo Testamento y realizando los milagros que estaba profetizado que haría el Mesías ante sus propios ojos; sin embargo, ellos seguían ciegos a las claras señales de su primera venida.
De igual forma, hoy hay muchos líderes religiosos que están siguiendo el mismo triste esquema de mantenerse ciegos a las cosas que están pasando en el mundo relacionadas con el programa de Dios para la segunda venida de Cristo.

El tío rico y el tío pobre

Mi tío Ángel no era un hombre pobre, tenía un buen empleo y un nivel de vida como cualquiera de la clase media. Sin embargo, al compararlo con mi tío Herminio, quien sí amasaba una cuantiosa fortuna, podíamos llamarlo pobre. No obstante, él decía sentirse muy rico espiritualmente.
En efecto, el tío Ángel no escatimaba nada a la hora de meter la mano en el bolsillo para regalarle una moneda un sobrino. En cambio el tío Herminio, pudiéndolo hacer con mucha más frecuencia y en cantidades superiores, era extremadamente tacaño y parco.
Resultado de imagen de El tío rico y el tío pobreEn una ocasión, el tío Ángel y yo (que solo tenía cinco años en aquel entonces) nos encontrábamos en casa del tío Herminio en Cuba. Éste quería formular un compuesto que entre sus componentes incluía al keroseno, y sacó un peso del bolsillo, no para regalármelo, sino para pedirle al tío Ángel que le trajera setenta y cinco centavos del mencionado líquido, de la bodega más cercana. Además, le dio las llaves de su automóvil para que fuera lo más rápido posible. El tío obedeció tomando ambas cosas con la mano derecha, y con la izquierda, me hizo una señal para que le acompañase.
El bodeguero le sirvió el keroseno al tío Ángel, y una vez dadas las gracias nos retiramos sin recoger el cambio. Llegamos de vuelta a casa y le entregamos la botella con el contenido al tío Herminio, quien rápidamente reparó: -¡Ángel! ¿Y de los veinticinco centavos del cambio qué pasó?
-Se los dejé como propina al bodeguero.
-¡Ah no! Yo no doy propinas. Regresa a buscarlos.

Algo anda mal

Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón y salva a los contritos de espíritu. Salmo 34:18
La mañana siguiente al nacimiento de nuestro hijo Allen, el médico se sentó cerca de mi cama y dijo: «Algo anda mal». Nuestro bebé, tan perfecto exteriormente, tenía un defecto congénito y debía ser trasladado de inmediato a un hospital a más de 1.000 kilómetros para ser operado de urgencia.
Cuando el médico te dice que algo anda mal con tu hijo, tu vida cambia. El temor te desmoraliza, te hace tambalear y te hace buscar desesperadamente la fortaleza de Dios para sostener a tu niño.
¿Puede un Dios amoroso permitir esto?, te preguntas. ¿Le importa mi bebé? ¿Dónde está Él? Aquella mañana, estos y otros pensamientos sacudieron mi fe.
Pero cuando mi esposo se enteró de la noticia, me dijo: «Julia, oremos». Me cogió la mano y dijo: «Padre, gracias por darnos a Allen. Es tuyo, Dios, no nuestro. Tú lo amaste antes de que nosotros lo conociéramos. Acompáñalo; nosotros no podemos. Amén».
José siempre ha sido un hombre de pocas palabras. Lucha para expresar sus ideas y, a menudo, ni lo intenta, ya que sabe que yo tengo suficientes palabras para llenar cualquier silencio. Sin embargo, el día en que mi corazón se desgarró, mi espíritu se devastó y mi fe se fue, Dios le dio a mi esposo la fuerza para decir lo que yo no podía. A través de él, sentí que Dios estaba cerca.

Señor, que tu Palabra me fortalezca hoy.
El mejor amigo es aquel que ora por ti.