
La Biblia nos enseña, “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios (1ª Corintios 10:31). Si hay lugar a dudas de que alguna cosa que haga agrada a Dios, es mejor dejarlo, y definitivamente hay lugar a dudas con respecto a la masturbación. “Todo lo que no proviene de fe, es pecado” (Romanos 14:23). A todas luces, no es posible, de acuerdo con la Biblia, que la masturbación pudiera ser considerada para glorificar a Dios. Además, necesitamos recordar que nuestros cuerpos, así como nuestras almas, han sido redimidas y pertenecen a Dios. “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1ª Corintios 6:19-20). Esta gran verdad debería tener una relación auténtica entre lo que hacemos y a dónde vamos con nuestros cuerpos. De manera que, a la luz de estos principios, definitivamente diríamos de acuerdo con la Biblia, que la masturbación es pecado. No es algo que agrade a Dios. Algunas personas no lo ven como algo inmoral, pero el hecho de que nuestros cuerpos son propiedad de Dios, hace que la masturbación no pase la prueba.