sábado, 30 de abril de 2016

¿Dónde se escondió su autoestima?

Y todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, esto haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Juan 14,13
Si eres consciente de que sufres de baja autoestima, no estás solo(a) porque además de nuestro padre celestial, nos tienes a nosotros, tus hermanos.
La baja autoestima es uno de los factores por los cuales muchos hijos de Dios se confunden creyendo que reciben un amor verdadero, y en ese momento de debilidad, en lugar de escuchar la voz de Dios escuchan la voz equivocada.
Si ya conoce a Dios y ha experimentado la dicha que trae a su corazón, es muy difícil creer que pueda separarse de Él en algún momento. Sin embargo, suele pasar porque nosotros, las ovejas del rebaño, en ocasiones somos tan testarudas que hasta la misma testarudez se queda pequeña.
Es fácil decir pero tienes que valorartetienes que amarte, pero posiblemente alguna vez se preguntó, ¿cómo? La baja autoestima, la falta de confianza y la inseguridad solo traen dolores de cabeza a nuestras vidas, no nos dejan caminar fácilmente y se convierten en eslabones muy pesados que nos cuestan lágrimas, arrepentimientos, y en los peores de los casos ... suicidios.
Quizá en su infancia hubo factores que hicieron que el día de hoy sea una lucha constante por darse el valor que ya sabe que tiene, el de ser HIJO DE DIOS.
Cuando conocimos a Jesús, nos dimos cuenta que teníamos que nacer de nuevo, que debíamos declarar que todas las cosas viejas pasaron y ahora todas son nuevas, pero además necesitamos tener voluntad para que esa hermosa promesa se haga realidad.
No basta con la ayuda infinita de Dios, tiene usted la voluntad y decisión de cambiar, de decir YO NO QUIERO Y PUNTO.
Generalmente las personas que no saben encontrar en sí mismas el valor que tienen, buscan en otras esas palabras de afecto que desearían escuchar más a menudo, pero no es ningún secreto que la persona que acaricia su ego no es la persona que en verdad se valore; la persona que lo valora, lo coge de la mano y le dice: vamos hermano(a) tenemos que poner esto en las manos del Señor y tenemos que trabajar, para que nunca más crea que no tiene valor.
Vivir con una baja autoestima no es una maldición del todo. Puede que sea una oportunidad para que muchas otras personas vean el gran poder de Dios en sus vidas. Porque si bien es cierto que usted necesitará voluntad, recuerde que esa voluntad se la dará alguien muy especial, Dios. Quizá usted no sienta deseos de decirle NO a su novio a cuanto él quiera, pero sí existe una manera de lograrlo, ore sin cesar y pídale a Dios voluntad para decirle a ese novio suyo, ADIÓS.
Yo me he sentido en muchas cárceles a lo largo de mi vida, pero he tenido algo muy claro, que Dios tiene la llave de mi celda y que solo la conseguiré si tengo voluntad para orar y clamar, declarar, tomarme tiempo para enamorarme de Dios cada día más. Una vez que usted se conecte plenamente con Dios, todo lo que su novio le proponga le parecerá tan aberrante como que no querrá estar a su lado, se alejará de Él, y un buen día, ya cansada y con las fuerzas del TODOPODEROSO, le dirá, hasta aquí nada más, prefiero amarme porque DIOS ya me amó.
Para vencer esa baja autoestima conéctese con Dios tanto como sea posible, enamórese de Él, no le ponga límites a nada con respecto a Dios, y no piense que es suficiente, porque con Dios nunca es suficiente. Saber, conocer, dedicarse a Dios en todos sus aspectos, enseña a amarse a sí mismo.
Nunca es tarde mientras aún pueda respirar. 

Luz en la oscuridad

Si hay algo claro que nos dejo Jesús fue que somos luz, y como tal siempre debemos alumbrar fuertemente en medio de la oscuridad, aunque es cierto que la intensidad de esa luz depende de cómo esté nuestra relación con Dios. ¨Nadie que enciende una luz la cubre con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para que los que entren vean la luz.¨Lucas 8: 16 (Reina-Valera 1960).
luz en la oscuridadDios no nos alumbró para que nos mantengamos escondidos detrás de una máscara, simplemente porque nos avergüenza reconocer que somos cristianos, pues así podemos llegar al fatal error de negar que tenemos a Jesús en nuestro corazón. Apagamos esa luz cuando actuamos de manera contraria a lo que Dios nos dice en su palabra, la cual menciona que nadie se puede esconder de Él, y quien lo pretenda haciendo cosas ocultas, les serán descubiertas a la luz. También podemos apagar esa mecha encendida cuando pecamos, mentimos, cuando llevamos una doble vida, en definitiva haciendo lo que a Dios no le agrada.
Dios se encarga de poner la chispa que va a encender esa luz, pero de nosotros depende su intensidad y sobre todo, mantenerla siempre alumbrando firme, que ningún viento la pueda apagar. ¨Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.¨2 Timoteo  1:6 (Reina-Valera 1960).

Cómo resistir a Satanás

La vida cristiana es una batalla continua, y estamos en terreno enemigo.
Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar. Resistidlo firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. 1 Pedro 5:8-9
Estos tres exponentes descritos del Nuevo Testamento coinciden o se relacionan entre sí, para dar a conocer la Palabra, que sirve de mecanismo de defensa.
Esta palabra que ellos mencionan (los apóstoles), les funcionó a ellos cuando realizaban sus roles apostólicos. Para nosotros también nos funcionará durante el tiempo que Dios nos conceda vivir en esta tierra. Para nadie es un secreto que existe una guerra espiritual, y muestra de ello son los conflictos mundiales que hay en la actualidad. Ver como están las iglesias asoladas hoy en día y una fuerte migración.
Ante esta situación, la palabra del Señor nos señala la forma correcta de cómo enfrentarla. La razón principal por la que debemos hacer uso de la palabra “resistencia o resistir”, es porque existe un enemigo que está asechando alrededor, como un león rugiente buscando a quien devorar, o sea, buscando que abandonemos la fe, en eso consiste el devorar de Satanás. Basta con ver las estadísticas de muchos cristianos, y ver como están las iglesias asoladas hoy en día con una fuerte migración.

¿Qué pagaré yo al Señor?

¿Qué pagaré al Señor por todos sus beneficios para conmigo? Tomaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre del Señor. Salmo 116:12-13
Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás. Salmo 50:15
El autor de este salmo 116 se hallaba en una situación desesperada; estaba pasando por momentos de angustia y dolor. Entonces se volvió a Dios y le dijo: Oh Señor, libra ahora mi alma” (verso 4). En su gracia, Dios intervino y lo libró. Ese creyente entró en un conocimiento más profundo del Señor, y declaró: ¡Clemente, justo y misericordioso es el Señor! “Estaba yo postrado, y me salvó” (versos 5-6).
Ahora sentía paz después de la tristeza, serenidad tras la angustia: Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, porque el Señor te ha hecho bien” (verso 7). Entonces percibió hasta dónde podría haber llegado haciendo el mal: Tú has librado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, y mis pies de resbalar” (verso 8). ¡Qué descanso! Pero, ¿esto es todo? No, él llega a un punto esencial y se pregunta: ¿Qué pagaré al Señor por todos sus beneficios para conmigo?”. (Verso 12)
¿Qué podemos dar al Señor a cambio de su amor? ¿Debemos mostrar celo y consagración? Por supuesto, pero sobre todo debemos expresarle nuestro agradecimiento, alabarle, proclamar la grandeza y el amor del Señor, quien es la solución a todos nuestros problemas. La expresión: Tomaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre del Señor” (verso 13) significa adorarlo, reconocer que él es Dios y, sobre todo, que salva y libera.
El Señor desea producir esta adoración en el secreto de nuestro corazón, por supuesto, ¡pero también de forma colectiva junto a otros creyentes!