jueves, 14 de junio de 2018

¿La fe en Dios y la ciencia son contradictorias?

La ciencia es definida como “la observación, identificación, descripción, investigación experimental, y explicación teórica de un fenómeno.” La ciencia es un método que el ser humano puede usar para adquirir un mayor entendimiento del universo natural. Es la búsqueda del conocimiento a través de la observación y la conjetura. Los avances en la ciencia demuestran el alcance de la lógica y la imaginación humana. Sin embargo, la creencia de un cristiano en la ciencia nunca debe ser como nuestra creencia en Dios. Un cristiano puede tener fe en Dios y respeto por la ciencia, en tanto recordemos quién es perfecto y quién no lo es.
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Nuestra creencia en Dios es una creencia de fe. Tenemos fe en Su Hijo para salvación, fe en Su Palabra para instrucción y fe en Su Espíritu Santo para guía. Nuestra fe en Dios debe ser absoluta, puesto que cuando ponemos nuestra fe en Dios, dependemos de un perfecto, omnipotente y omnisciente Creador. Por contra, nuestra creencia en la ciencia debe ser intelectual – nada más. Podemos contar con la ciencia para hacer grandes cosas, pero también podemos contar con la ciencia para cometer grandes errores. Si ponemos toda nuestra fe en la ciencia, dependemos de lo imperfecto, pecaminoso y limitado del hombre mortal. La ciencia a través de la historia ha estado terriblemente equivocada en muchas cosas, tales como la forma de la Tierra, las vacunas, transfusiones sanguíneas, y hasta la reproducción;  pero Dios nunca se ha equivocado.


La verdad es que no hay nada que un cristiano deba temer, así que no hay razón para que un cristiano tema o rechace la buena ciencia. Aprender más acerca de las maneras en que Dios construyó nuestro universo, nos ayuda a toda la raza humana a apreciar las maravillas de la Creación. Expandir nuestro conocimiento nos ayuda a combatir enfermedades, ignorancia y malentendidos. Sin embargo, es peligroso que los científicos basen su fe en la lógica humana por encima de la fe en nuestro Creador. Estas personas no son diferentes a cualquier devoto de una religión, sino que ellos han elegido la fe en el Hombre, y encontrarán los medios para defender esta postura.

Aún así, los científicos más obstinados, inclusive aquellos que rehúsan creer en Dios, admiten que hay un gran vacío en nuestro entendimiento del universo. Ellos admitirán que ni Dios ni la Biblia pueden ser probados o desaprobados por la ciencia, al igual que muchas de sus teorías favoritas, que en última instancia tampoco pueden ser probadas o desaprobadas. La ciencia debe existir para ser una verdadera disciplina neutral, apoyando solo la verdad, no la prueba de una agenda. Y Dios siempre ha intentado que vayamos a Él a través de la fe, no a través de la lógica.

Es por tu gracia y tu perdón que podemos ser llamados instrumentos de tu amor.

"Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo". (1 Corintios 15:10)

por su gracia y su perdonHay un salmista actual que ha tenido una carrera comercial del evangelio muy grande; pero dejando a un lado su éxito, hay que reconocer que tiene canciones con una profundidad teológica excelente. 
Desde luego no han faltado las críticas a Jesús Adrián Romero, pero la verdad es que debe tener una relación personal con Dios para poder componer estas alabanzas. Sin entrar a juzgarlo, disfrutaremos lo que llega a nuestro corazón y nos impacta. 
Merece la pena reflexionar en un estribillo de la canción-vídeo que se anexa al final del ensayo. 

"Y es por tu gracia y tu perdón que podemos ser llamados instrumentos de tu amor". 

Gracia de Dios: Lo gratuito, la elegancia y la belleza de Dios, dadas en un favor inmerecido y como don concedido por Dios, en pro de ayudar al hombre a salvarse y hacerlo santo. Y esto sucede solo por el esfuerzo, la iniciativa y el poder de Dios. ¡Nada puede aportar el hombre!​
Porque la gracia es el sentimiento más profundo dentro de nuestro corazón, del que Dios ha estado enamorado desde las edades eternas de nuestras almas. 

¡Oh, misterio de la deidad! Hemos recibido una señal extraterrestre, un destello divino que parte el corazón y el alma en dos. Y desde el más allá nos envían una santa revelación que nos dice: 

Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. Jeremías 31;3


Los que recibimos esta gracia sabemos 
que este verso de Jeremías es para nosotros. Y estas palabras nos llegan hasta los huesos y penetran en lo más hondo de nuestras almas.​
Ya nada, nada puede cambiar esos sentimientos de parte de Dios hacia nosotros. Somos personas selladas por y para Dios, desde la eternidad y para la eternidad.​
Ya no serán más nuestros esfuerzos religiosos, obras de piedad o cualquier otro tipo de aparente religiosidad, las que nos garantizan el favor y la compasión del Señor por nosotros, sino su Inmerecida gracia.​
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. (Efesios 2:8 y 9) 
Entonces, es por la gracia de Dios que hacemos esto o aquello; no es para acumular méritos ni galardones. Es solamente un sencillo y humilde gesto de parte nuestra, como correspondencia a ese amor eterno de Dios por nosotros.

Los peligros de la fama

Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Uzías, el cual tenía dieciséis años de edad, y lo pusieron por rey en lugar de Amasías, su padre. Uzías reconstruyó a Elot y la restituyó a Judá después que el rey Amasías durmió con sus padres. De dieciséis años era Uzías cuando comenzó a reinar, y cincuenta y dos años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre era Jecolías, de Jerusalén. Él hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho Amasías, su padre. 2 Crónicas 26:1-4.
En la actualidad es terrible la carrera por querer ser famoso. Pero cuando la fama comienza a llegar a la vida de las personas, éstas se enaltecen, se olvidan de donde vinieron, incluso algunas veces hasta se olvidan de su procedencia.
El rey Salomón era un hombre sabio y rico, como ninguno en su época, y cuando estaba sentado en su trono nadie podía presentarse si no era llamado por él. Cuando llamaba a alguien, esa persona tenía que llegar reverentemente, no podía verle a la cara, y al irse debía hacerlo de la misma forma.  Un día, su madre, Betsabé, irrumpió sin ser llamada y sin porte reverente; al verla, Salomón bajó de su trono y salió a recibirla con reverencia, ya que ella no era cualquier persona, sino su madre. Muchas personas que se dejan envolver por la fama, ni siquiera quieren recibir a su madre.
Dios ha bendecido a algunos, que después de no tener bienes materiales los ha prosperado, les ha provisto de casas, coches, profesión, títulos, cuenta bancaria y buena ropa; pero después de recibir estas bendiciones, empiezan a cambiar, ya no son los mismos de antes, ya no hablan como antes; ahora son orgullosos, altivos, tratan de menos a aquellos que no han alcanzado sus mismos logros, logros que Dios por misericordia les ha dado, e incluso consideran ignorantes a aquellos que no piensan como ellos. Se cumple en ellos lo que enseña la Palabra de Dios: “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu” (Proverbios 16:18).
Mas buscar a Dios nos brinda dirección divina, inspiración y unción. El que conduce un coche no suelta el volante porque el coche por sí solo busca salirse de la carretera, y por lo tanto necesita un chófer que lo dirija a su destino. Las corrientes de los aires quieren desviar los aviones, las corrientes de los mares quieren desviar los barcos, así como el diablo quiere sacar al creyente de su ruta y de su santidad. Por eso hay que buscar al Señor, porque Él nos va dando el mejor rumbo a seguir para nuestras vidas.
El único que conoce el camino al Cielo es el Espíritu Santo. Por eso Dios lo dejó aquí en la Tierra, para que nos guiara hacia la justicia y la verdad, “y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.” (Hebreos 12:13). El libro de Isaías nos dice que, éste es un camino de santidad, para que ni el más torpe se aparte (Isaías 35:8). No es camino de mucho saber, sino de mucho obedecer. Todo el que busca a Dios de todo corazón, prospera espiritual, moral y materialmente.