domingo, 3 de junio de 2012

El secreto de la felicidad-vídeo

El anciano ingresó lentamente en el restaurante. Con la cabeza inclinada y los hombros inclinados hacia delante, se apoyaba en su confiable bastón con cada pisada lenta.
Su desaliñado abrigo de tela, pantalones parcheados, zapatos desgastados, y cálida personalidad le hacían sobresalir en medio de la acostumbrada multitud de quienes desayunaban el sábado en la mañana. Inolvidables eran sus pálidos ojos azules que centelleaban como diamantes, grandes y rosadas mejillas, y labios delgados mantenidos en una cerrada y firme sonrisa.
Se detuvo, volteó todo su cuerpo y guiñó el ojo a una niñita sentada junto a la puerta. Ella le devolvió una gran sonrisa. Una joven camarera llamada María le vio dirigirse hacia la mesa junto a la ventana. María corrió hacia él y le dijo: “Aquí, Señor. Permítame ayudarle con esa silla”.
Sin decir palabra, él sonrió y agradeció con la cabeza. Ella alejó la silla de la mesa y, afirmándole con un brazo, le ayudó a colocarse frente a la silla y a sentarse cómodamente. Entonces, ella le acercó la mesa y colocó su bastón contra ella donde él pudiese alcanzarlo.
Con una suave y clara voz, él dijo: “Gracias, señorita. Y que Dios la bendiga por su bondadoso gesto”. “Gracias, Señor”, contestó ella. “Y mi nombre es María. Vuelvo en un momento y, si necesita algo entretanto, ¡tan sólo hágame señas!”
Tras terminar su generosa porción de panqueques, tocino y té de limón caliente, María le trajo el cambio de su cuenta. Él lo dejó en la mesa. Ella le ayudó a levantarse de su silla y de detrás de la mesa, le dio su bastón y le acompañó a la puerta principal. Manteniendo la puerta abierta para él, ella le dijo: “¡Le esperamos de vuelta, Señor!” Se volteó con todo su cuerpo, gesticuló una sonrisa y cabeceó agradecido. “Ud. es muy bondadosa”, dijo suavemente.
Cuando María fue a limpiar su mesa, casi se desmayó. Debajo de su plato, ella halló una tarjeta de presentación con una notita escrita en una servilleta. Bajo la servilleta había un billete de cien dólares. La nota en la servilleta decía: “Querida María, la respeto mucho y Ud. se respeta a sí misma también. Es evidente por la manera en que trata a los demás. Ud. ha hallado el secreto de la felicidad. Sus gestos bondadosos brillarán a través de los que le conozcan”.
El hombre que ella había atendido era el dueño del restaurante en el que trabajaba. Esta fue la primera vez que ella o alguno de sus empleados le habían visto en persona.
Nota del Autor: Esta historia se basa en hechos verídicos experimentados por un amigo de St. Paul, Minnesota. La nota cita las palabras exactas en una servilleta que ella ha guardado en su álbum de fotos por quince años.


No sabemos con quién podemos encontrarnos. Una sorpresa podría esperarnos. Demos hoy una sonrisa porque la sorpresa te espera en la esquina.
Bienaventurados los que guardan sus testimonios, Y con todo el corazón le buscan. Salmo 119:12
Ahora, pues, hijos, oídme, Y bienaventurados los que guardan mis caminos. Proverbios 8:32


Jesús Adrián Romero - 'Mágicas Princesas' - vídeo

Jesús Adrián Romero nos canta, bajo la amorosa bendición de Dios, esta hermosa canción, que en verdad emociona al que la escucha. Para vosotros:


Tengo  dos excusas en mi mente,
para recordar mi vida ya mi casa regresar,
son un par de magicas princesas,
con pijamas y con trenzas que juegan a ser mama.

Ya se han dado cuenta que soy debil,
y con solo una sonrisa pueden todo conseguir,
de mi corazon se han vuelto dueñas
y me alegran la existencia con solo en ellas penzar.

Entre gimnasia y la tarea,
van creciendo muy de prisa.
Hay hay hay.
Las quisiera detener,
Pero un dia se iran de casa
y en sus cosas llevaran un pedazo de mi vida
que jamas regresara,
mientras tanto quiero darles tantas cosas,
quiero darles tanto amor tanta atencion,
y enseñarles cada dia su importancia y su valor,
quiero cuidarles el corazon.

Son como un jardin en primavera,
que se viste cada dia de belleza y esplendor,
son como palomas mensajeras
que el Señor mando del cielo
para hablarme de su amor.

Entre gimnasia y la tarea,
van creciendo muy de prisa.
Hay hay hay.
Las quisiera detener,
Pero un dia se iran de casa
y en sus cosas llevaran un pedazo de mi vida
que jamas regresara,
mientras tanto quiero darles tantas cosas,
quiero darles tanto amor tanta atencion,
y enseñarles cada dia su importancia y su valor,
quiero cuidarles el corazon.

Hay hay hay.
Las quisiera detener.


¿Dios nos castiga?

Una de las preguntas más frecuentes que escuchamos entre los cristianos, es acerca del “castigo” de Dios: ¿Nos perfecciona Dios por medio de las enfermedades, tragedias, pérdidas de trabajo u otros medios drásticos?
El castigo es a menudo mal interpretado por nuestros conceptos erróneos acerca de Dios.
Cuando estudiamos en su contexto el capítulo 12 de Hebreos, hemos de tener en cuenta que el contexto comienza en el versículo 1 y no en el 5; de ahí en adelante podemos entender que el autor de Hebreos no está hablando de enviar cosas malas en contra nuestro, sino que él compara nuestra resistencia hacia el pecado con lo desagradable que resultaba recibir disciplina de nuestros padres terrenales.
Podemos ver que la corrección del Señor es como decir “la resistencia a la tentación”, lo que es comparable con la experiencia de un niño siendo disciplinado por su padre. Resistir la tentación, es a menudo, una batalla. La mente no renovada quiere hacer una cosa y el espíritu quiere hacer otra. Esa batalla desagradable es similar a la de un niño castigado o disciplinado por portarse mal. No es agradable, pero tarde o temprano traerá sus frutos.
“Pero si se os deja sin disciplina, de la cuál todos han sido participantes, entonces sois bastardos y no hijos” (Heb 12:8)
Resistir la tentación no es placentero, pero traerá su fruto. Aquellos que no resisten la tentación no se comportan como hijos. Los hijos soportan la reprensión (resistiendo la tentación), los bastardos no; ellos no la resisten.
Jesús fue perfeccionado por las cosas que sufrió.
“Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia” (Heb 5:8)
El sufrimiento de Jesús no fue en términos de enfermedad, ni de sufrimiento en las manos de Su Padre, sino de la persecución por la Palabra. Sufrió la tentación de “dejar pasar esa copa” en el huerto de Getsemaní. Él resistió al punto de derramar sangre. Él fue tentado en todo, pero no pecó (Heb 4:15). Su manera de “aprender la obediencia” es nuestro ejemplo para entender qué significa el “castigo” de Dios.
¿Cómo perfecciona Dios a sus hijos?
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2Tim 3:16-17)
De este pasaje entendemos que es posible que un hijo de Dios sea perfeccionado sin tragedias o enfermedad. Es La Palabra de Dios la que nos perfecciona. Es la Palabra la que “nos corrige” y “nos redarguye”.
Conforme nos sometemos a La Palabra y la aplicamos en nuestras vidas somos transformados en el exterior a la imagen interna que tenemos – la justicia de Dios en Cristo (2Cor 5:21)
¡No es nuestro espíritu renacido el que necesita ser perfeccionado! ¡Ya es perfecto! El nuevo hombre fue creado en santidad y justicia.
“…y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Ef 4:24)
El perfeccionamiento debe producirse en la mente. Es nuestra mente la que necesita ser transformada.
“… Y renovaos en el espíritu de nuestra mente” (Ef 4:23)
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”
En la medida en que renovamos nuestra mente a la Palabra de Dios, vamos a ver que Su voluntad es ¡“buena”, “agradable” y “perfecta”! Entonces es necesario entender el tema del castigo dentro de este contexto porque la Palabra de Dios no se contradice.
Volviendo a Hebreos 12, vemos al autor estableciendo el contexto en los primeros versículos: “Corramos con paciencia”, “no sea que en nuestras mentes nos cansemos y desmayemos”. “No han resistido (tentación) hasta sangrar (como Jesús en el huerto de Getsemaní), luchando contra el pecado”
Por tanto, resistir la tentación y luchar contra el pecado es el contexto del capítulo. ¡Aún Jesús encontró que no era placentero resistir, y luchó al punto de derramar sangre!
“Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado” (Heb 12:3)
El autor entonces continúa comparando esta fuerte experiencia como si fuera el castigo o la disciplina de Dios.  Cuando soportamos el castigo, que ha sido comparado con resistir la tentación, es semejante a un padre lidiando con su hijo. Los hijos que no son disciplinados, hijos de Dios que no resisten la tentación, son como “bastardos” (hijos ilegítimos) y no hijos.
Es comparable tal lucha contra el pecado con la disciplina de un padre terrenal. Nos sujetamos a su disciplina, que si bien no es placentera trae fruto. No es algo que trae gozo pero vale la pena.
El estar sujeto al “Padre de los espíritus”, hace referencia a resistir la tentación mencionada previamente, a “no cansarnos ni desmayar en nuestras mentes”. Cuando resistimos la tentación, que no es fácil ni es motivo de gozo, pero aún así resistimos al diablo sujetos a Dios (Santiago 4:7), entonces también experimentaremos el fruto de justicia.
El autor continúa en el verso 12 con el mismo contexto que vimos al principio del capítulo.¡”Levantad las manos caídas, y las rodillas endebles”!, en otras palabras: ¡Aguanta! ¡Puedes resistir! ¡Puedes vencer! ¡No siempre es fácil a la carne, es como ser disciplinado pero vale la pena!
El autor sigue hablando de los pecados que debemos resistir como parte de la “corrección” del Señor, como: amargura, fornicación, o ser “una persona profana” (Heb 12:15-16). Nos habla de Esaú como un ejemplo de alguien que no resistió la tentación, vendió su primogenitura y fue “rechazado”, porque la menospreció como un “bastardo”, no la valoró como un hijo.
Nuestra actitud hacia el pecado y la tentación, revelará si estamos siendo “disciplinados” como hijos o estamos sucumbiendo a la tentación como lo hizo Esaú, estando así sin disciplina.
Necesitamos entender que la enfermedad nunca ha perfeccionado a nadie, sino que sólo vino a hurtar matar y destruir. El Señor nos ha dado Su Palabra para perfeccionarnos como así también los dones del ministerio quíntuple mencionados en Efesios 4:11-14.
Recuerda, la reprensión del Señor viene cuando tú decides poner La Palabra por encima de tus deseos carnales y los resistes. En  la medida que resistes la tentación, aprendes obediencia como Jesús lo hizo.
Ahora es posible ver cómo el autor de Hebreos se compara a sí mismo con un padre espiritual; su carta representa la corrección de Dios, Su exhortación y Su disciplina. Toda la epístola es una carta de corrección a los cristianos judíos que estaban siendo tentados a regresar a la religiosidad de la ley y los sacrificios, en lugar de continuar viviendo por la fe en Jesucristo. En este contexto, la carta completa, constituye el castigo del Señor,
“Os ruego, hermanos, que soportéis la palabra de exhortación, pues os he escrito brevemente.” (Heb. 13:22)

Más que vencedores-Biblia ROMANOS 8



Súper Conquistadores  a través de Cristo

Satanás es un enemigo muy peligroso.
Nosotros estamos inmersos en la batalla espiritual de nuestras vidas.
"Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en los lugares celestiales" (Efesios 6:12).
Las probabilidades en una batalla espiritual, no son muy buenas si usted no conoce a Jesucristo como su Salvador personal.
Nunca puede haber tregua o un armisticio en nuestra guerra espiritual. Desde el momento en que nos convertimos en creyentes en Cristo Jesús, nosotros somos hechos blancos del mundo, la carne y el diablo. Nunca hay un momento cuando no es verdadero.
¿Por qué el apóstol Pablo considera a los creyentes "más que vencedores" en la lucha espiritual? "Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó" (Rom 8:37).
La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada, y la lista podría seguir y seguir. "En todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó".
No hay otra manera de conquistar. Sólo Jesucristo puede darnos la victoria espiritual en la vida.
El apóstol Pablo hace hincapié un "superlativo de la victoria." Todo puede parecer lo contrario, pero esto sólo coloca la realidad de la victoria en un alivio audaz. El martirio sólo parece ser la derrota, pero cuando es visto a través de los ojos de Dios esto nos declara "más que vencedores" en Cristo. Es una victoria rotunda a través del amor de Jesucristo demostrado en el Calvario. La base espiritual de todas las victorias tuvieron lugar en el Calvario (Col. 2:15).
Nosotros ganamos la victoria por medio de aquel que nos amó, y murió por nosotros. La alegría cristiana llega a nosotros a pesar de la tribulación, las decepciones, el pecado, la derrota, la persecución, etc. Nosotros tenemos la victoria incluso cuando la vida y la muerte han hecho lo peor.
En todas las oportunidades, cambios y  circunstancias en la vida nosotros salimos constantemente con la victoria a través de Aquél que nos amó.
El apóstol Pablo ha llegado a través del proceso de convicción a la conclusión de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada podrá separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Ninguna de estas cosas es capaz de romper o dañar esa relación con Dios en Cristo.
Sí, "somos más que vencedores", "nosotros de manera abrumadora conquistamos por medio de aquel que nos amó."
No importa cuál sea la situación o circunstancias en la vida, Dios siempre mantendrá  al cristiano seguro en Su gran amor. Nada en la vida o la muerte puede parar a Dios de amarnos. Ni los ángeles, demonios en los reinos espirituales, seres celestiales o gobernantes terrenales, independientemente de lo que usted puede imaginar en el cielo o la tierra, bueno o malo, no puede detener la conquista de amor de Dios por nosotros.
Sólo podemos ver las coronas de espinas en esta vida, pero cuando Jesucristo venga nosotros recibiremos la corona incorruptible de victoria de la gloria.
El tiempo y el espacio son impotentes contra cualquier cristiano, porque cualquier cosa que la vida traiga, el amor de Dios triunfa sobre él. "Ningún poder angelical de ningún tipo nos puede separar de Dios." Tampoco cualquier cosa que usted se pueda imaginar puede separarnos del amor de Dios por nosotros. La vida, la muerte, los ángeles, los demonios, o todos ellos combinados no pueden separarnos de su amor.
Este maravilloso amor del cual nosotros no podemos ser separados es el amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Este puede ser experimentado sólo en Cristo Jesús. Dios demostró esto con el sacrificio majestuoso de amor en el Calvario.
Sí, todos los creyentes son "súper-conquistadores", "más que vencedores en Cristo Jesús. Somos "súper-vencedores" en Cristo por Su gracia que lo hace posible.

Parábola-El Pastor y la oveja temerosa

“Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos”  Salmo 32:8.
Hoy me deleité leyendo una porción de los escritos de Hannah Hurnard y en uno de sus escritos leí lo siguiente: “El Pastor y la oveja Temerosa caminaron juntos a través de las arenas candentes del desierto. De pronto llegó un día cuando, inesperadamente, el camino fue atravesado por otro sendero. El pastor tranquilamente dijo a Temerosa: Este es el camino por donde tú ahora seguirás. Seguidamente, doblaron dejando atrás los lugares altos y llegaron al final del desierto. Finalmente se encontraron en la playa de un gran mar.
El pastor dijo a temerosa: “Recuerda, aunque parezca que te encuentras lejos de los lugares altos y de mí, en realidad no hay distancia que nos pueda separar. Yo puedo cruzar las arenas del desierto tan rápido, como puedo cruzar las montañas de los lugares altos y pasar por los valles y llegar a ti cuando me llames.  Esta es la palabra que yo ahora te dejo. Créela y practícala con gozo. Mis ovejas oyen mi voz y me siguen”
Si estás dispuesta a obedecerme, Temerosa, y seguir el camino que yo escojo para ti, entonces tú siempre serás capaz de oír y reconocer mi voz, y cuando tú oyes mi voz siempre me obedecerás. Recuerda siempre estar segura de obedecer mi voz, incluso si te pareciera que ir por los caminos por donde te llamo fuese imposible”.
Leí estas palabras y me quedé meditando. Me vi reflejado en la oveja Temerosa y sentí que las palabras de ese pastor eran las palabras del Buen Pastor. Estas no son palabras literales de la Biblia, es una alegoría escrita por Hannah, pero el fondo del mensaje sí está en la Biblia porque el Señor habló de ser el buen pastor y jamás un pastor deja solas a sus ovejas.
Hoy sé que el Buen Pastor me instruirá y me enseñará el camino por donde ir, y mi función hoy es oír su voz y obedecerla.
Señor, hoy quiero oír tu voz y obedecerla. Sé que me instruirás y me enseñarás el camino.
Amén.