sábado, 1 de agosto de 2020

La soberbia y sus efectos

Porque mejor es la sabiduría que las perlas, y no hay cosa deseable que se le pueda comparar. Yo, la Sabiduría, habito con la cordura y tengo la ciencia de los consejos. El temor de Jehová es aborrecer el mal: yo aborrezco la soberbia, la arrogancia, el mal camino y la boca perversa. Conmigo están el consejo y el buen juicio. Yo soy la inteligencia, y mío es el poder. Proverbios 8:11-14 
Hay que remarcar que en todo el capítulo 8 de proverbios se nos habla sobre la importancia de la sabiduría y sus bendiciones, pero hay solo un versículo que nos menciona lo que Dios aborrece (verso 13), y nos dice que el Señor aborrece la soberbia y la arrogancia, el mal camino y la boca perversa. 
No seas soberbio ni arrogante. La arrogancia causa efectos ...De estas cuatro cosas hay una de ellas que tiene muchos efectos negativos, tanto para nuestra vida como para nuestra familia: LA SOBERBIA. 

Por medio del capítulo 8 de proverbios nos damos cuenta que la sabiduría, la ciencia de dar consejos, la cordura y el buen juicio, se verán siempre afectados por la soberbia y la arrogancia que hay en nuestra vida. 
Según la psicología ¿qué es ser una persona soberbia? Son personas que aparentan ser superiores o más valiosos que los demás, y que sus actitudes o sus comentarios van dirigidos a hacer que las personas que los rodean o conviven con ellos se sientan mal. Se dice también que la soberbia es un rasgo de la personalidad típica de alguien narcisista, egocéntrico y orgulloso. Se ha llegado a determinar también, que el origen de una personalidad soberbia puede residir en una gran inseguridad y baja autoestima. Es decir, que en realidad el soberbio es una persona muy necesitada del amor, de la sanidad y la restauración de Dios, pero que desgraciadamente no quiere reconocerlo. 

Veamos ahora algunas de las características de una persona soberbia: 
● No son capaces de admitir sus errores: Piensan que siempre toman las mejores decisiones y que nunca se equivocan. 
● Creen que siempre tienen razón: Creen que ellos siempre están en lo correcto y que son los demás los equivocados. 
● Les cuesta mucho pedir perdón, pues pedir perdón significa reconocer que se han equivocado. 
● Quieren ser siempre halagados: Ya que muchas veces su autoestima es baja, y necesitan sentirse aprobados y halagados por lo que han hecho. 
● Pueden tener actitudes y palabras hirientes: Son personas que no toleran las críticas ajenas, y por su reacción pueden hacer mucho daño con sus palabras, con el objetivo de hacer sentirse inferior a la persona que le da un consejo o le hace una crítica. 
● Son personas que solamente hablan de sus logros: Hablan constantemente de lo bien que lo hacen todo y solamente de sus éxitos. 

Estas características nos tienen que servir no solamente para reconocer a los soberbios con los que nos relacionamos, sino también y principalmente para evaluarnos cada uno de nosotros, pues muchas veces vemos la soberbia en los demás y no reconocemos la nuestra, y por eso tenemos muchos problemas con nuestra familia, con nuestros vecinos, compañeros de trabajo y hermanos de nuestra iglesia. 

Bienvenida, incredulidad de Tomás

En alguna ocasión me dije: “Creo, por eso a veces dudo”, toda vez que una fe sincera, auténtica, no es ciega ni pasiva ni sumisa ni dogmática. Por el contrario, es dinámica, activa, motivadora, infunde esperanza, es motor de vida. Y a veces, por muy buenos creyentes que seamos, el incrédulo interior que está dentro de nosotros, asoma en el escenario de la vida. No hay persona sincera que niegue esta verdad. Todos en algún momento de la vida, afrontamos un mar de preguntas. En cuanto generamos nuevas luces, estas generan más sombras; hasta a veces son más las dudas que las certezas.
La debilidad de la fe de Tomás, fuente de gracia para la IglesiaLa culpa, el desánimo, la frustración y la desesperanza, amigos inseparables de la incredulidad acuden pronto al llamado. ¡Cuidado! Una ovejita solitaria lejos del rebaño, es blanco fácil de las patrañas del Gran Mentiroso (Juan 8:44).
Tomás tuvo el gran privilegio de conocer personalmente a Jesús, y aún así, afrontar un mar de dudas. Cuando Jesús le invita a coger sus manos, a tocar su costado, sentir las cicatrices de su cuerpo, pudo entonces identificarse con el dolor de Dios, con el inconmesurable amor de Dios, reconocer la herida del Todopoderoso.
“-¡Señor mío, y Dios mío!” fue el estallido de fe que se reveló en ese instante, cual relámpago que transforma una negra noche en día, en el alma de Tomás (Juan 20:28).
Aunque Tomás se llevó una amorosa pero enérgica reprimenda de parte del Señor (Juan 20:29), hoy, a poco más de dos mil años de aquella escena, no podemos por menos que prorrumpir en alabanzas a nuestro Dios, exclamando como Tomás “¡Señor mío y Dios mío!”, y dar las gracias desde lo más profundo del corazón por la incredulidad, por el escepticismo de nuestro amado hermano Tomás, a quien, un poco más de tiempo y habremos de conocer personalmente.
Hoy ya no siento culpa por mis dudas, la actitud de Tomás me infunde aliento para enfrentarlas, me da valor para ir al altar del Altísimo y clamar delante de Su Presencia como los apóstoles… porque esa es exactamente la clase de fe que quiero, la que proviene del Altísimo; mas no la mía, que es fluctuante, permanentemente invadida, amenazada por sentimientos y emociones variables y engañosas del corazón del hombre natural.

Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe.

(Lucas 17:5 RV60)

El verdadero sacrificio

Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios. Salmo 51:17
Los sacrificios para los Israelitas implicaban una ofrenda de las mejores ovejas, becerros, etc., de ellos hacia Dios, que entregaban al templo en Holocausto para la purificación de sus pecados, para vivir en gracia y santidad delante de Dios.
David, muy recordado en nuestro caminar cristiano, considerado en la palabra como el hombre conforme al corazón de Dios y destacado por esto en el nuevo testamento en Hechos 13:22, nos enseña mediante el Salmo 51:16-17, perlas preciosas para nuestra vida cristiana con el verdadero sacrificio que debemos presentar a Dios, las cuales encontramos a continuación:

El verdadero sacrificio implica ser sensible a la voz del Espíritu Santo

Sacrificio vivo | Ley de VidaEl Salmo 51 es conocido por nosotros como el texto con el que, arrepentido, pidió purificación el entonces necio de David, después de ser contrastado por el Profeta Natán por el pecado que cometió con Betsabé. El contexto es el siguiente, para llegar a la idea clave de este punto.
Natán, en 2 Samuel 12: 1-25, es enviado por Dios para reprender las acciones de David frente al adulterio y asesinato que contra Urías el heteo cometió David, quien tuvo en poco la palabra de Dios de guardar sus mandamientos.
Imaginen ustedes a Natán actuando en aquel tiempo bajo la obra de Dios todopoderoso, sacudiendo la conciencia del rey con una historia que indignó a David, y que al mismo tiempo Dios le dio la sabiduría al profeta de confrontarlo; y sí, las acciones ya presentadas por este Rey famoso por sus hazañas y cánticos, en este caso ofendieron a Dios dando vida a este Salmo, cita base de esta enseñanza, para mostrar que Dios quiere que estemos atentos al Natán de nuestros días, quien es el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo es quien nos redarguye frente al pecado, y nos convence de que no estamos actuando bien y que estamos negando a Jesús con los actos. Juan 16:8.
Por esto debemos tener en cuenta que para ofrecer un sacrificio verdadero a Dios, debemos tener nuestros oídos atentos al Espíritu Santo, y dejar que Él nos confronte frente a las acciones que nos alejan del propósito de Dios.