Hay que remarcar que en todo el capítulo 8 de proverbios se nos habla sobre la
importancia de la sabiduría y sus bendiciones, pero hay solo un versículo que nos
menciona lo que Dios aborrece (verso 13), y nos dice que el Señor aborrece la soberbia y
la arrogancia, el mal camino y la boca perversa.

Por medio del capítulo 8 de proverbios nos damos cuenta que la sabiduría, la
ciencia de dar consejos, la cordura y el buen juicio, se verán siempre afectados por la
soberbia y la arrogancia que hay en nuestra vida.
Según la psicología ¿qué es ser una persona soberbia? Son personas que aparentan ser superiores o más valiosos que los demás, y que sus
actitudes o sus comentarios van dirigidos a hacer que las personas que los rodean o
conviven con ellos se sientan mal.
Se dice también que la soberbia es un rasgo de la personalidad típica de alguien
narcisista, egocéntrico y orgulloso. Se ha llegado a determinar también, que el
origen de una personalidad soberbia puede residir en una gran inseguridad y baja
autoestima. Es decir, que en realidad el soberbio es una persona muy necesitada del amor, de la sanidad y la restauración de Dios, pero que desgraciadamente no quiere reconocerlo.
Veamos ahora algunas de las características de una persona soberbia:
● No son capaces de admitir sus errores: Piensan que siempre toman las
mejores decisiones y que nunca se equivocan.
● Creen que siempre tienen razón: Creen que ellos siempre están en lo
correcto y que son los demás los equivocados.
● Les cuesta mucho pedir perdón, pues pedir perdón significa reconocer que se
han equivocado.
● Quieren ser siempre halagados: Ya que muchas veces su autoestima es baja, y necesitan sentirse aprobados y halagados por lo que han hecho.
● Pueden tener actitudes y palabras hirientes: Son personas que no toleran las críticas ajenas, y por su reacción pueden hacer mucho daño con sus palabras, con
el objetivo de hacer sentirse inferior a la persona que le da un consejo o le hace
una crítica.
● Son personas que solamente hablan de sus logros: Hablan constantemente
de lo bien que lo hacen todo y solamente de sus éxitos.
Estas características nos tienen que servir no solamente para reconocer a los soberbios con los que nos
relacionamos, sino también y principalmente para evaluarnos cada uno de nosotros,
pues muchas veces vemos la soberbia en los demás y no reconocemos la nuestra, y por eso tenemos muchos problemas con nuestra familia, con nuestros
vecinos, compañeros de trabajo y hermanos de nuestra iglesia.