Juan 8:32 “…y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres…“.
¿Existirá algo aquí en esta tierra que el hombre ame más que la libertad? Muy posiblemente no, y si llega a existir alguien que diga que prefiere ser rico pero estar preso, esa persona podría estar pasando por problemas psiquiátricos.
No hay nada mejor que la libertad. En mi adolescencia aproveché al máximo todo lo que el mundo me ofreció, desde fiestas, juegos de azar, mujeres y diversiones, todo cuanto podía hacerme libre lo hice; “era Libre”, al menos eso era lo que pensaba, creía que por no tener compromisos de familia y hogar era libre de hacer lo que me viniera en gana; trabajaba, pero todo lo desperdiciaba en parrandas con mis amigos, y muchas veces solo.
Ahora, después de mucho tiempo, entiendo que no era libre, más bien era esclavo. Eso es lo que al mundo lo tiene cegado en nuestros días. Creemos que por no tener compromisos somos libres; muchos dicen prefiero estar solo que con compromisos, así puedo hacer lo que me dé la gana.
La biblia dice algo en contra de este pensamiento mundano, que el hombre por sus propias fuerzas no puede comprar la libertad, hablando espiritualmente.
En el mundo podrás pagar una suma o fianza para no entrar a la cárcel, pero para llegar al cielo no podrás sobornar ni regatear tu entrada. Eso solo se gana aceptando, reconociendo y viviendo una vida dedicada a Dios, en obediencia.
Podrás escoger libremente tu vida, hacer lo que quieras, pero solo serás libre si invitas a Jesucristo a tu vida. A pesar de que Dios le dio libre albedrío al hombre, no lo libra de su responsabilidad; algún día tendrá que presentarse delante de Dios y de su trono y ser juzgado.
Cada uno será juzgado por el juicio de Dios, no el del hombre. Nos recompensará a los que hayamos obedecido y seguido fielmente, y castigará a los que lo rechazaron (2 Corintios 5:10).