miércoles, 23 de noviembre de 2016

Telescopio

… Él saca y cuenta su ejército de estrellas; a todas las llama por su nombre… (Isaías 40:26)
Preocupado por asuntos del trabajo y del hogar, Mateo decidió salir a caminar. La brisa primaveral era encantadora, mientras el inmenso cielo azul se oscurecía y una espesa niebla descendía lentamente sobre el pantano. Las estrellas comenzaban a brillar anunciando la salida de la luna llena. La ocasión le resultó sumamente espiritual, y pensó: Dios está allí; Él lo hizo.
Algunos miran el cielo nocturno y solo ven la naturaleza. Otros, un dios tan distante y frío como Júpiter. Pero el mismo Dios que «tiene su trono sobre el arco de la tierra», también «saca y cuenta su ejército de estrellas; a todas las llama por su nombre» (Isaías 40:22, 26). Conoce íntimamente su creación.
Este mismo Dios personal le preguntó a su pueblo: ¿Por qué dices, Jacob, y hablas tú, Israel: «Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio»? Dolido, les recordó cuán sabio es buscarlo: ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. Él da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Isaías 40:27-29
Tendemos a olvidar fácilmente a Dios, y nuestros problemas no desaparecerán con una caminata, pero sí podemos descansar y estar seguros de que el Señor obra siempre para cumplir sus buenos propósitos. Dice: «Aquí estoy; yo te hice».

Señor, ayúdame a confiar en ti para lo que no conozco.
Debemos dar a Dios el mismo lugar en nuestro corazón que tiene en el universo.

De esclavo de Satanás a siervo de Cristo

Cuando el cristiano sale del reino de las tinieblas al reino de la luz, empieza a distinguirse de la gente que todavía sigue en tinieblas. Un cristiano siempre tiene en su mente, conciencia de dónde ha salido.
ANTES DE CRISTO reinó el pecado en nuestro cuerpo y obedecíamos a los deseos de la carne, teníamos malos hábitos como el fumar drogas o tomarlas directamente, la fornicación, el adulterio, palabras obscenas, etc.
Resultado de imagen de De esclavo de Satanás a siervo de CristoHay gente que con tal de satisfacer los deseos de la carne son capaces de cualquier cosa, bien sea pagar una cantidad de dinero exagerada por satisfacer la carne o simplemente ir a algún lugar fuera de su estado o país con tal de satisfacer tal deseo. Realmente esclavos de la carne.
DESPUÉS DE CRISTO ya no somos esclavos de nuestro cuerpo ni somos títeres para obedecer a los deseos de la carne; debemos tener una mente renovada puesto que ahora somos siervos de Cristo y debemos obedecerle al dejarnos guiar por el Espíritu Santo. JUAN 14:16
Antes, nuestros miembros estaban al servicio de quien nos tenía atados. Nuestros pies caminaban hacia lugares de maldad, nuestros pies eran el instrumento para llegar a la cita para cometer algún acto ilícito y desagradable a Dios, nuestras manos hurtaban, golpeaban, lastimaban, nuestros miembros se ponían de acuerdo para cometer pecado.

Poco a poco

Recientemente pensé en mi vida desde el momento en que comencé a seguir seriamente a Jesucristo hasta el presente. Si hubiera sabido, al inicio de la travesía, todos los sitios por los que Dios me conduciría, probablemente hubiera tenido miedo de inscribirme al viaje.
handNo obstante, al mirar hacia atrás, me doy cuenta de que Dios sostuvo mi mano y me dejó avanzar a pequeños pasos. Tuve momentos de gran desánimo, como todos. Hubo momentos de lágrimas amargas por mis fracasos personales, pero Dios siguió impulsándome hacia adelante.
Ése es el secreto de vivir la vida cristiana victoriosa: avanzar poco a poco, progresar cada vez un poco hacia adelante a lo largo de los meses y años con tenacidad. La mayoría de nosotros lo entendemos así, y lo mismo se puede decir respecto a la batalla en la mente. No derrotamos por completo a Satanás en un solo gran golpe y luego vivimos en victoria felices para siempre, ¡no! Ganamos una pequeña batalla, y luego nos preparamos para ganar la siguiente. Quizá haya algunas victorias importantes que logremos en un instante, pero no muchas serán así. La lucha para destruir las fortalezas de Satanás viene principalmente por medio de ir avanzando tenazmente todos los días.

Amor sin fronteras

Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos (Juan 15:13).
Durante el levantamiento de los bóxer en China (grupo de misioneros), en 1900, estos misioneros que estaban rodeados en una casa en T’ai Yüan Fu, decidieron que la única esperanza de sobrevivir era correr entre la multitud que gritaba que murieran. Ayudados por sus armas, escaparon de la amenaza. Sin embargo, Edith Coombs, al notar que dos de sus alumnos chinos heridos no habían escapado, volvió. Rescató a uno, pero, al regresar por el otro, tropezó y la mataron.
Mientras tanto, los misioneros sitos en Hsin Chou habían escapado y estaban escondidos. Ho Tsuen Kwei, un amigo chino que los acompañaba, fue capturado cuando buscaba un camino para que ellos escaparan, y lo mataron por negarse a revelar dónde estaban.
Edith y Tsuen son ejemplos de un amor que sobrepasa lo cultural y nacional. Su sacrificio nos recuerda la gracia y el amor ilimitados de nuestro Salvador.
Mientras Jesús esperaba que lo arrestaran y ejecutaran, oró con fervor: «Padre, si quieres, pasa de mí esta copa». Pero concluyó ese ruego con una decidida muestra de valentía, amor y sacrificio: «pero no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lucas 22:42). Su muerte y resurrección hicieron posible que pudiéramos vivir eternamente.

Señor, que nuestro amor de unos por otros sea un testimonio al mundo de la unidad que tenemos en ti, y que deseen conocerte también.
Solo la luz del amor de Cristo puede disipar la oscuridad del odio.