miércoles, 14 de marzo de 2012

Después de la caída


Después de una caída quien sana
Las profundas heridas que quedan
Será el que te condena
O aquel que quiere ayudar
Después de la caída quien queda
Si los que compartieron tus ideas
O los que de mil maneras te quieran acusar
Después de la caída te das cuenta
Que son pocos los que muestran
Lo que un día recibieron
La virtud de perdonar
Después de la caída solo queda alguien
Que no sólo disfruta de tu bienestar
Que no sólo aparece cuando todo es fiesta
Que va contigo al paso que puedas andar
Que aún cuando los tuyos te han abandonado
Y apuntan con el dedo para señalar
JESÚS sin comentarios no arrojó la piedra
Dejándola en el suelo te dio libertad
Quién somos para estar condenando
Si nuestra condición nos delata que
Somos imperfectos propensos a fallar
Porque tomar el juicio en nuestras manos
Actuando bajo nuestra conveniencia
Nos ciega la apariencia y juzgamos sin piedad
Mirando hacia la cruz
Vemos el cuadro del que fue crucificado
Entregando así su vida, para el hombre perdonar
Después de la caída sólo queda alguien
Que no sólo disfruta de tu bienestar
Que no sólo aparece cuando todo es fiesta
Que va contigo al paso que puedas andar
Que aún cuando los tuyos te han abandonado
Y apuntan con el dedo para señalar
Jesús sin comentarios no arrojó la piedra
Dejándola en el suelo te dio libertad

Pensaré en el pobre


Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día malo lo librará El Señor.Salmos 41:1
Obligación de todo cristiano es pensar en los pobres y tener un corazón compasivo para con ellos. Jesús los puso al lado nuestro, entre nosotros, cuando dijo: «A los pobres siempre los tenéis con vosotros». Muchos dan limosna a los pobres de prisa para desentenderse de ellos; otros muchísimos no les dan nada.
La promesa ha sido hecha para aquellos que se interesan por los pobres, examinan sus necesidades, piensan en los medios de socorrerles y juiciosamente los ejecutan. Mucho más podemos hacer con nuestros cuidados, con nuestra delicada solicitud que con el dinero, y más todavía con ambas cosas a la vez.
El Señor promete su bienaventuranza, en los días de apuro, a quienes piensan en los pobres. Él nos librará de nuestra pena si ayudamos a los demás a salir de ella, y nosotros recibiremos una ayuda providencial muy grande si el Señor ve cómo procuramos nosotros proveer a los demás.
Por muy generosos que seamos, tendremos días malos; mas si somos benévolos, podremos reclamar del Señor un socorro especial y directo, porque Él ha empeñado su palabra y no podrá negarla. El avaro se preocupa de sí mismo; empero el Señor favorece al creyente compasivo y generoso. Como hayáis tratado a los demás, así hará el Señor con vosotros. Vaciad vuestros bolsillos.
Hoy… Me acordaré de quién no tiene y quien sufre quebranto y escasez. Dios me ha bendecido en alguna manera para que yo pueda ser de bendición a otros.
Señor, Gracias por darme tu bendición y sé que esa bendición no se puede quedar estancada en mí. Quiero y decido hoy bendecir a alguien. Amén.
Charles Spurgeon.

El cirujano


Una reportera fue invitada una vez por un renombrado cirujano a contemplar una difícil operación que iba a realizar.
Mientras el cirujano llevaba a cabo los preparativos necesarios para la operación, parecía confiado, pero un poco nervioso.
Luego, emprendiendo el camino hacia el quirófano, se detuvo un momento e inclinó la cabeza (mientras hacía una breve oración en su interior).
Más tarde durante la operación, sus manos se veían sin nervios … se veían tranquilas …
La reportera expresó su sorpresa de que un cirujano elevara una oración antes de la cirugía y dijo: Yo creía que un cirujano confiaba en su propia capacidad.
¡¡ Un cirujano es solamente un hombre !!, fue la contestación del médico.
No puede hacer milagros por sí mismo. Estoy seguro que la ciencia no podía haber avanzado tanto, si no fuera por algo más fuerte que el solo hombre.
Y después terminó el cirujano diciendo:
Me siento tan cerca de Dios cuando estoy operando, que no sé dónde cesa mi habilidad y comienza la suya.
Salmo 71: 16-17
Dios mío,
ahora voy a recordar
tus hechos poderosos,
y hablaré de la justicia
que sólo tú puedes hacer.
Desde que yo era joven
tú has sido mi maestro,
y hasta ahora sigo hablando
de las maravillas que has hecho.
Provervios 3:6
Reconócele en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas.

Sueños


 Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar…
decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas,
decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución,
decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis,
decidí ver cada noche como un misterio a resolver,
decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.
.
Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos.
Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar, descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui.,
Me dejó de importar quién ganara o perdiera; ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.
.Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien “Amigo”.
.Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, “el amor es una filosofía de vida”.
Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente; aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás..Aquel día decidí cambiar tantas cosas… Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad.
Desde aquel día ya no duermo para descansar… ahora simplemente duermo para soñar.

.
Marcos 9:23: 
Todas las cosas son posibles para el que cree.
.
“Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman”. (1ª Corintios 2:9)