“Adquiere sabiduría, desarrolla buen juicio. No te olvides de mis palabras ni te alejes de ellas.”
Proverbios 4:5 (Nueva Traducción Viviente)
Pensar en lo que Dios ha hecho por mí me lleva a traer a mi mente y corazón sólo palabras de agradecimiento, y aunque realmente no podría pagar todo lo que Él ha hecho por mí, hay en mi corazón un deseo de hacer algo más para devolver todo lo que diariamente Él hace en mi vida y en la vida de los míos.
Ahora bien, debo reconocer públicamente que muchas veces, a pesar de que mi corazón arde de agradecimiento hacia Dios, me olvido de Él. No voy a negar que quiero contribuir a la obra de Dios y que estoy sumamente agradecido por todo lo que Él hace en mi vida, pero al mismo tiempo tengo que ser sincero y reconocer que muchas veces me olvido de Él, porque no se necesita dejar de ir a la Iglesia, dejar de servir u otra actividad para olvidarnos de Dios, ya que muchas veces puedes estar haciendo muchas cosas “para Dios”, pero simplemente te has olvidado de Él.
A veces creemos que con asistir religiosamente a las reuniones que tenemos cada semana o con contribuir con cierto servicio o actividad ya tenemos a Dios muy presente o en mente, mas muchas veces hacemos cosas para Dios, pero nos olvidamos que son para Él y caemos en la rutina de hacer todo mecánicamente, como si estuviéramos programados.
¿Cuándo fue la última vez que a conciencia apartaste un buen tiempo para estar a solas con Dios?, ¿cuándo fue la última vez que dejaste de hacer todo lo que tenias que hacer, te fuiste a una habitación, cerraste la puerta, cerraste tus ojos, comenzaste a adorarle y luego a hablar con Él, mientras tus lágrimas eran derramadas al sentir la hermosa presencia de Dios?