jueves, 19 de enero de 2017

¿Creo, o te creo?

Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. 1 Corintios 13:12
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Isaías 26:3
Resultado de imagen de ¿Creo, o te creo?En el lenguaje corriente, cuando decimos: «creo», normalmente significa: «Pienso, me parece, creo que..., pero no estoy completamente seguro». En cambio, cuando le digo a alguien: «Te creo», es como si le dijese: «Confío en ti». Esto significa que doy como verdadero lo que me dice. Éste es el sentido de la fe cristiana. No es una creencia vaga, sino una profunda y serena confianza en Dios.
La fe es un impulso interior que nos da el valor de atravesar la duda para ir a Dios. Cuando subo a una montaña, puede suceder que tenga vértigo, que tenga la sensación de caer. Lo importante es aguantar, aferrado a la roca, y seguir la senda que apenas podemos distinguir. Así es la fe cristiana: se apoya en Dios para cada paso de la vida.
Al descansar en Dios, descubro que la fe es una respuesta al llamado de Dios, quien se acerca a mí en la persona de Cristo para salvarme del mal y de una vida desdichada sin Él. ¡Es el único camino para conocerlo!
La fe está llena de ánimo, es poderosa en acción, valiente, fuerte y siempre productiva. Con ella se producen constantemente buenas obras, porque así es su naturaleza.
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1).

El Dia Que No Vi La Piedra Rosetta

“Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre” (Isaías 40:8).
Resultado de imagen de El Dia Que No Vi La Piedra RosettaEra un domingo radiante, diáfano. Ese 13 de mayo de 2012 fue inolvidable. Por la mañana, llegamos a Londres con un grupo de amigos y, pasado el mediodía, empezamos a recorrer la bellísima ciudad. El plan número uno de esa espléndida jornada era recorrer el Museo Británico. Este sitio tiene dos características que lo hacen especial: primero, conserva muchísimos tesoros antiguos (entre ellos, la famosa piedra Rosetta que se exhibe allí desde 1802): y segundo, algunos días la entrada es gratuita.
Casi sin pensarlo, se nos pasó la tarde caminando por Oxford Street. Las banderas de la Unión Jack que cruzaban la acera, los famosos autobuses rojos de dos pisos, los rostros cosmopolitas con los que me cruzaba y las interesantísimas ofertas de las tiendas comerciales me distrajeron por completo. De repente, noté con apremio que faltaban solo unos pocos minutos para las 17:00, la hora de cierre del Museo Británico. Lo de la puntualidad inglesa es verdad. Llegué tarde, y no me dejaron entrar, sin tener en cuenta mis argumentos.
Al estudiar su historia, descubrimos que este distinguido sitio cultural abrió sus puertas al público el 15 de enero de 1759. Sin embargo, el 13 de mayo las cerró para mí.

La verdad nos hace libres

El evangelio de Juan capitulo 8:34 dice que Jesús les respondió: de cierto de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.
Si leemos los dos versículos anteriores en su contexto, vemos que los judíos le reclamaban a Jesús que ellos nunca habían sido esclavos de nadie, ¿se les habría olvidado acaso que los judíos fueron esclavos de los egipcios, de los babilonios, de los asirios, y de los romanos?
¿O  acaso trataban de mentirle a Jesús, sin saber que nuestro señor Jesucristo lo sabe todo? Jesús sabia perfectamente que su pueblo había sido esclavo de otros pueblos en la antigüedad, y contemporáneamente eran súbditos de Roma, pero Cristo les dijo:
“…que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado…”
Resultado de imagen de la verdad nos hace libres bibliaDe donde se desprende que si mentimos, somos esclavos de la mentira, la cual es pecado, si cometemos adulterio, somos esclavos de este pecado, si nos gustan las bebidas alcohólicas, somos esclavos de éstas. Y la biblia es clara cuando dice que los borrachos no heredarán el reino de Dios, y así en un largo etcétera, podemos mencionar todos los pecados que menciona la biblia, de los cuales si los practicamos, los vivimos o los consentimos, somos esclavos de ellos, llevándonos derecho al infierno.
Hermanos, estáis invitados a seguir a Jesús y sus enseñanzas, como dice Juan 8:32 “…y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres…”, pero primero dice que:
  • 1. Debemos permanecer en Él, y si permanecemos en Él, entonces….
  • 2. Conoceremos la verdad, conoceremos la verdad a través de su palabra, que es la Biblia.
  • 3. La verdad nos libertará.
En el evangelio de Juan vemos que:
  • 1. Cristo es la verdad, Juan 8:40
  • 2. Jesús es la vida, Juan 8:51
  • 3. Jesús nos liberta, Juan 8:36
  • 4. Jesucristo vino de Dios, Juan 8:42
Por lo expuesto anteriormente, sabemos y entendemos que solamente en Jesucristo hay libertad, por lo que debemos alimentarnos diariamente de la palabra de nuestro señor Jesucristo para ser libres, para andar en la verdad y sobre todo, para permanecer en Cristo Jesús.

Perder para encontrar

El que halle su vida, la perderá; y el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Mateo 10:39
Cuando me casé con mi novio inglés y me mudé a Gran Bretaña, pensé que sería una aventura de solo cinco años en una tierra extraña. Nunca soñé seguir viviendo aquí casi 20 años después ni que, a veces, sentiría que había perdido todo al despedirme de mi familia y amigos, de mi trabajo y de todo lo conocido. Pero, al perder mi vida anterior, encontré una mejor.
El regalo invertido de encontrar la vida cuando la perdemos, es lo que Jesús les prometió a sus discípulos. Cuando envió a los doce a predicar el evangelio, les pidió que lo amaran más que a sus padres y a sus hijos (Mateo 10:37). El Señor pronunció esas palabras en un contexto cultural en el que las familias eran el fundamento de la sociedad y altamente valoradas. No obstante, prometió que si perdían su vida por Él, la encontrarían (verso 39).
No hace falta que nos mudemos a otro país para hallarnos en Cristo. Mediante el servicio y la consagración, como sucedió con los discípulos al ir a compartir la buena noticia de la salvación en Cristo, nos encontramos recibiendo más de lo que damos, ya que el Señor derrama su amor abundantemente sobre nosotros. Sin duda, Él nos ama sin importar cuánto lo sirvamos; pero, cuando nos entregamos por el bienestar de otros, encontramos satisfacción, propósito y plenitud.

Señor, te amo y te entrego mi vida para servir a los demás.
Toda pérdida deja un espacio que puede llenarse con la presencia de Dios.