El Señor vio que Adán no tenía pareja, mientras que cualquier animal sí la tenía. Entonces, le hizo dormir, le extrajo una de sus costillas, y con ella formó una mujer y se la entregó como compañera. Dios sabía que Eva le ayudaría, cuando menos, de TRES maneras.
1. LE EVITARÍA SENTIR LA SOLEDAD
Somos una inmensa cantidad de personas, de hecho nos podemos contar por miles de millones. Los medios de transporte han proliferado; hay autobuses, trenes, tranvías, metro, avión y otros. Todos ellos se saturan, siendo insuficientes para mover a la gran cantidad de personas que somos. A veces, ni por las calles se puede transitar.
Pero hay algo que en verdad sorprende. Sorprende que un 26 por ciento de las personas dicen sentirse completamente solas, aisladas, y, como consecuencia, deprimidas o desdichadas. El Señor sabía que no es agradable, ni mucho menos gratificante, la vida solitaria.
Se distinguen dos tipos de soledad; la social y la emocional. Cuando llegas a un lugar nuevo, sea escuela, empresa o ciudad no conoces a las personas, no tienes amistades, no te has podido relacionar. Entonces aparecen los sentimientos de vacío, te sientes desubicado, te llega la ansiedad y el abandono, sientes como si todos se alejaran de ti.
La segunda se produce cuando vives con tus seres queridos pero tu relación no ha echado raíces profundas, y todo se lleva de una manera superficial.
Esto se deja ver entre las parejas, entre matrimonios en los que se han perdido los lazos íntimos del amor o del afecto. Estos son los que nos ayudan a la comprensión y al apoyo mutuo. Dios sabía que la ausencia de las relaciones profundas y estrechas trastorna psicológicamente y roba el bienestar emocional.
Esto se deja ver entre las parejas, entre matrimonios en los que se han perdido los lazos íntimos del amor o del afecto. Estos son los que nos ayudan a la comprensión y al apoyo mutuo. Dios sabía que la ausencia de las relaciones profundas y estrechas trastorna psicológicamente y roba el bienestar emocional.