sábado, 31 de diciembre de 2016

Feliz Año Nuevo 2017

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Un año nuevo tienes para iniciar
un nuevo capítulo con fe y esperanza,
para confiar en Dios y avanzar
porque nada te faltará.

Se abren nuevas puertas de bendición
en este año nuevo,
y andando con optimismo, dedicación y valentía
daremos nuestro mejor esfuerzo.

Es un nuevo tiempo donde le daremos
a nuestros sueños fecha,
a nuestras alegrías mucho espacio
y decidimos estar firmes a pesar de las pruebas.

Feliz Año con las bendiciones del Señor
en tu familia, en tu vida y en todo lo que hagas.
Dios ha sido fiel y siempre lo será,
celebramos que con su poder venceremos.



Feliz Navidad y exitoso año nuevo para ti y tu familia.
Que la luz de la esperanza nunca se apague en ti
y que Dios te bendiga siempre.

Mis deseos para ti son que
seas guiado por Dios en todo lo que hagas,
que sean quitados los obstáculos del camino
y alcances lo que tienes planeado
según los planes de Dios para tu vida.

Siempre tendremos pruebas que superar, 
problemas que resolver,
pero a medida que damos pasos de fe
vemos la mano de Dios con nosotros.

Recuerda que todo lo puedes en Cristo Jesús,
que un día nació para darte libertad y victoria,
para darte una vida abundante y de paz.

El poder de las palabras sencillas

No os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. 2 Pedro 1:16
Los que visitábamos a mi padre hospitalizado, nos reíamos a carcajadas: dos viejos chóferes de camiones, un ex cantante de música country, un artesano, dos mujeres de granjas vecinas y yo.
«… después, se levantó y me partió una botella en la cabeza», dijo el artesano, para terminar su historia sobre una pelea en un bar.
Mi padre, mientras luchaba contra su cáncer e intentaba conseguir un poco de aire para reírse, dijo para que se cuidaran de lo que contaban: «Randy es pastor». Aunque se callaron durante unos segundos, estallaron de risa ante la noticia.
Unos 40 minutos después, el artesano aclaró su garganta, miró a mi padre y se puso serio: «Howard, ahora ya no bebo más ni peleo en bares. Todo eso pasó. Tengo una nueva razón de vivir. Quiero contarte sobre mi Salvador». Y lo hizo, sin prestar atención a la leve reticencia de mi padre.
Nunca escuché una manera más delicada de presentar el evangelio. Años más tarde, mi padre también creyó en Jesús.
Fue el sencillo testimonio de una viejo amigo que vivía una vida sencilla, y eso me recordó que lo sencillo no es ni ingenuo ni estúpido, sino directo y sin pretensiones… como Jesús; como la salvación.

Señor, que pueda ver esas oportunidades en que los corazones están preparados para oír de ti y les hable de tu amor.
 Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.» Amén. Mateo 28:19-20

No a la división

La división es el resultado de preferir a unos antes que a otros. Pero la presencia de los débiles entre nosotros nos obliga a dar consideración a todos, y no a unos pocos.
Al contrario, los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios. 1 Corintios 12:22
Resultado de imagen de No a la divisiónCada congregación tiene al menos dos o tres personas que entran dentro de esta categoría, hermanos que calificaríamos como "débiles". Son esas personas problemáticas que no terminan de insertarse correctamente en el cuerpo, especialistas en comportamientos o comentarios inapropiados. El resto convivimos con ellos movidos por una mezcla de tolerancia y lástima. ¿No hemos sido llamados, acaso, a la compasión?

Aun con esta perspectiva, la declaración del apóstol Pablo nos confunde. ¿Qué es esto?, ¿los miembros del cuerpo que parecen ser los más débiles son los más necesarios? Estamos acostumbrados a valorar a las personas por la contribución que hacen a nuestras vidas. Con este parámetro, ¡estos "hermanitos débiles" definitivamente no parecen los más necesarios!, parecen los menos importantes. Los verdaderamente necesarios para el buen funcionamiento del cuerpo son el pastor, los ancianos o los diáconos. ¡Ellos sí sirven a la iglesia con sus dones y talentos!

Pero el Señor, en su maravillosa sabiduría, sabe que la única manera de enseñar verdadero amor y genuina compasión es colocando en medio de nosotros, a una persona que necesita ese amorEl problema es que estamos mirando la declaración del apóstol desde la óptica equivocada. Mientras busquemos entenderla a la luz del beneficio que nos dan los demás no tendrá sentido para nosotros lo que él está diciendo. Mas Pablo no pensaba que estos hermanos problemáticos son los más necesarios por lo que nos dan a nosotros. Son necesarios por lo que nosotros nos vemos obligados a darles a ellos.

La verdad es un lazo

Para preparar una cena especial, una mujer se detuvo en una pequeña carnicería para comprar carne. Como plato principal, había decidido rellenar un pollo y asarlo. Cuando le pidió al hombre de la carnicería que le diese el pollo más grande que tuviese, éste sacó del compartimento refrigerado el último pollo que tenía y lo colocó sobre la balanza.
Resultado de imagen de La verdad es un lazo- Pesa un kilo ochocientos, señora -le dijo.
La mujer pensó unos momentos y luego dijo:
-No estoy segura que alcance. ¿No tiene uno más grande?
El dependiente devolvió el pollo al compartimento, simuló que buscaba entre el hielo que se derretía y sacó el mismo pollo. Ésta vez, mientras lo pesaba en la balanza, aplicó disimuladamente un poco de presión con sus dedos.
-Ah, dijo con una sonrisa-, éste pesa dos kilos setecientos.
La mujer frunció el ceño, y haciendo algunos cálculos mentales, dijo sonriente:
– No estoy muy segura. Mejor, ¡envuélvame los dos!
La verdad es un lazo, no una cinta elástica.
Proverbios 19:5
El testigo falso no quedará sin castigo, y el que cuenta mentiras no escapará.

viernes, 30 de diciembre de 2016

Enséñame a vivir - Reflexión de Fin de Año

Estamos viviendo ya los últimos días del año. ¡Cómo ha pasado el tiempo!; todavía recuerdo estar el año pasado por estas mismas fechas haciendo planes para este año. ¡Cuántas cosas cambiaron, cuánta gente se va y cuánta más llega a nuestra vida en el transcurso de un solo año, quizá nuevos amigos, una pareja, la llegada de un nuevo miembro a la familia, la partida de un ser querido, o el fin de una relación personal.
¿Cuántos de los propósitos del año pasado para éste cumpliste? ¿O eres parte de los que cada año se proponen muchas cosas que luego no pueden cumplir? Porque el entusiasmo por comenzar un año nuevo nos hace pensar que podemos comenzar otra vez, y prometemos cosas, trazamos metas y pensamos en muchas cosas que queremos, y luego nos damos cuenta de que algo pasa cuando al transcurrir los meses, vemos que realmente no hemos logrado ni la mitad de las cosas que nos habíamos propuesto.
Parte de esto se debe a no poner a Dios en nuestros planes. Sucede que, en muchas ocasiones, nos olvidamos que es Él quien nos da todo, nos proponemos tener buenos hábitos para mejorar la salud, pero el único que puede sanar enfermedades y mantenerte con salud es Dios; queremos tener un mejor trabajo, pero quien abre las puertas del empleo es Dios; queremos cambiar de coche pero el que nos da la sabiduría para administrarnos es Dios; queremos encontrar el amor, pero el único que sabe dónde está es Dios; todo, absolutamente todo gira alrededor de Él.
Y que conste que con solo pedirlo no es suficiente; como tampoco lo es que le dejemos todo a Dios y no hacer nada, porque caemos en el error de pedir y sentarnos cómodamente a que nos caiga del cielo eso que queremos, o simplemente dejamos de esforzarnos porque “Dios nos ayuda”,... y no es así. La clave está en tener equilibro en nuestra vida, pedir a Dios dirección y guía, su ayuda y fuerzas, sí, pero para seguir adelante, para continuar luchando por esos deseos de nuestro corazón, para lograr cada uno de nuestros objetivos de acuerdo a su voluntad.

El que avisa no es traidor

“No reprendas al insolente, no sea que acabe por odiarte; reprende al sabio, y te amará” (Proverbios 9:8, NVI).

Resultado de imagen de El que avisa no es traidorCuenta una historia que un hombre rico que vivía en una zona montañosa, conducía cada sábado su flamante Porsche por las peligrosas curvas que llevaban hasta su casa. Él, sin embargo, se sentía seguro: tenía un excelente coche, era un excelente conductor y conocía perfectamente bien el camino. Pero uno de esos sábados, al acercarse a una peligrosa curva, redujo la velocidad como siempre, cuando, del otro lado, surgió de pronto un vehículo fuera de control. Ese coche estuvo a punto de despeñarse, pero logró evadir el precipicio. Luego dio varios zigzags y, tras casi embestir al Porsche, volvió a su carril. La mujer que lo conducía bajó entonces la ventanilla y gritó a todo pulmón: “¡¡¡Cerdo!!!”
“¿Qué?, pensó el hombre. -¿Cómo se atreve a decirme eso? Yo estaba en mi carril, era ella la que venía mal”. Exasperado, gritó a su vez: “¡¡¡Cerda!!!”
Y continuó su camino pensando: “Le he dado su merecido”. Acto seguido, al dar la curva, se estrelló contra un cerdo.
¿Alguna vez intentaste avisar a alguien de que corría un peligro, o le diste un consejo, con la mejor intención del mundo, y la persona se volvió en tu contra? De hecho, sucede muchas veces que, por orgullo herido, o por estar como ensimismados, no sabemos encajar los consejos, las críticas o los comentarios, aunque se hayan hecho con la única intención de ayudar. Simplemente, la realidad es así; no siempre un consejo es bien recibido porque señala un defecto, molesta, o va en contra de lo que uno quiere o es. Es triste que sea así, pero dado que todos nos sentimos muy seguros y expertos, nos cuesta reconocer que algo hacemos mal. Mucho mejor sería reconocer una verdad cuando nos la dicen, simplemente aceptando con sencillez que NO lo sabemos todo.
Los consejos no suelen sentar bien. Doler nos duele a todos, pero ¿cómo reaccionamos ante los consejos que nos dan? ¿Dejaremos de dar consejos a nuestros hermanos para no recibir su rechazo? Yo prefiero seguir haciéndolo aun a costa de que me interpreten mal, porque me siento responsable de ellos.
No hay cosa más fácil que dar consejo ni más difícil que saberlo tomar. Lope de Vega

El Perdedor Que Nunca Se Rindió

Cuando era pequeño, su tío le llamó “Sparky”, en honor al caballo de las tiras cómicas, Spark Plug (bujía). La escuela fue todo un desastre para Sparky. Fracasó en cada materia del octavo grado. Fracasó en Física en secundaria, obteniendo una calificación de cero. También fracasó en Latín, Álgebra e Inglés, y su rendimiento en los deportes no fue mucho mejor. Aunque logró formar parte del equipo de golf del colegio, pronto perdió el único partido importante de la temporada. ¡Ah!, hubo un partido de consolación… pero también lo perdió.
Charles Schulz NYWTS.jpgDurante su juventud, Sparky fue socialmente torpe. No es que los demás estudiantes no gustasen de estar con él, sino que a nadie le importaba mucho; de hecho, Sparky se sorprendía si un compañero le saludaba fuera de las horas de clase. No hay manera de saber cómo le hubiera ido en una cita. Nunca invitó a una chica a salir en la secundaria; temía mucho ser rechazado… o que quizá se rieran de él. Sparky era un perdedor; él, sus compañeros… todos lo sabían. Así que aprendió a vivir con ello, y pronto se convenció de que si las cosas iban a funcionar para él, lo harían. De otra forma, tendría que contentarse con lo que parecía ser su inevitable mediocridad.
Sin embargo, había una cosa importante para Sparky: el dibujo. Estaba orgulloso de su trabajo, aunque nadie más lo apreciaba. Pero aquello no pareció importarle. En su último año en la secundaria, sometió unas caricaturas al anuario, pero los editores rechazaron el concepto. A pesar de este rechazo, Sparky siguió convencido de su habilidad; de hecho, decidió convertirse en artista. Así que, tras terminar la secundaria, Sparky le escribió a los Estudios Walt Disney, quienes le pidieron muestras de su trabajo. A pesar de la cuidadosa preparación, fue rechazado también… ¡otra confirmación de que era un perdedor!
Pero Sparky no se rindió. En vez de eso, decidió contar la historia de su vida en caricaturas. El principal personaje sería un niñito que simbolizaría al eterno perdedor y poco rendidor. El personaje de cómica de Sparky llegó a ser un fenómeno cultural. La gente se identificó rápidamente con este “adorable perdedor”. Les recordaba los momentos dolorosos y vergonzosos de su propio pasado, de su dolor y de su humanidad compartida.
El personaje pronto se hizo famoso a nivel mundial: “Charlie Brown”. Y Sparky, el muchacho cuyos muchos fracasos nunca le impidieron seguir intentándolo, cuyo trabajo fue rechazado una y otra vez… fue el exitoso caricaturista Charles Schultz. Su tira cómica, “Rabanitos”, sigue inspirando libros, camisetas y especiales de Navidad, recordándonos, como alguien comentase alguna vez, que la vida nos da oportunidades a todos… aún a los perdedores.

Lo hice por amor

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«No hay duda de que es grande el misterio de nuestra fe: Él se manifestó como hombre; fue vindicado por el Espíritu, visto por los ángeles, proclamado entre las naciones, creído en el mundo, recibido en la gloria». 1 Timoteo 3:16, NVI
Una vez vi un cuadro de Julius Gari Melchers titulado simplemente, La Natividad. Quizá fuera la forma en la que el artista captó, y así quiso compartir, el rostro meditabundo del esposo, que no era el padre, mientras se inclinaba hacia delante en cuclillas y contemplaba, pensativo, al Recién Nacido, echado y arropado a sus pies en aquel tosco cajón para el heno. O quizá fuera el absoluto agotamiento de la joven madre que acababa de dar a luz, exhausta, postrada en el frío suelo, salvo sus hombros desplomados, apoyados contra la pared del establo, con los ojos cansados y entrecerrados, con una cara agotada, inexpresiva, y descansando en el costado de su marido. ¿Qué da vueltas en la cabeza del esposo? ¿Qué pensamientos tiene la joven madre? En el aire cargado e inmóvil, ¿se preguntan si el «humilde niño» es el «santo niño»?

jueves, 29 de diciembre de 2016

Gozo para todos

Pero el ángel les dijo: -No temáis, porque yo os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Lucas 2:10-11
El último día de una conferencia de editoriales cristianas en Singapur, 280 participantes de 50 países se reunieron en el jardín del hotel para tomar una fotografía grupal. Desde el balcón del primer piso, el fotógrafo sacó varias fotos desde distintos ángulos antes de decir al final: «Terminamos». Una voz entre la multitud exclamó con alivio: «Bueno… ¡Al mundo paz!» A lo que otro replicó: «Nació Jesús». Uno tras otro empezaron a cantar, hasta que todo el grupo entonó el conocido villancico. Fue una muestra conmovedora de unidad y gozo que nunca olvidaré.
En el relato de Lucas de la historia de la Navidad, un ángel anunció así el nacimiento de Jesús a un grupo de pastores: «No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor» (Lucas 2:10-11).
El gozo no era para pocas personas, sino para todos, «porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito» (Juan 3:16).
Al compartir con otros el mensaje de Jesús que transforma la vida, nos unimos al coro mundial aclamándolo «por tan precioso don, que Dios nos da con gran amor».
«¡Al mundo paz, nació Jesús!».

Señor, que podamos ver a todas las personas como receptores de tu gracia y tu gozo.
La buena noticia del nacimiento de Jesús es motivo de gozo para todos.

Cuando su boca lo mete en problemas

Leo frecuentemente el verso 3 del Salmo 141 "Pon guarda a mi boca, Jehová; guarda la puerta de mis labios", porque sé que cada día necesito ayuda con mi boca. Quiero que el Espíritu Santo me dé la convicción de cuando estoy hablando demasiado, cuando estoy diciendo cosas que no debería, cuando estoy hablando negativamente, cuando me estoy quejando o cuando me he enredado en cualquier clase de “charla indebida”.
Toda cosa que ofenda a Dios en nuestra conversación, debe ser eliminada. Por esto necesitamos orar continuamente: “Señor, ponme en la boca un centinela; un guardia a la puerta de mis labios”.
Otro escrito sobre la importancia de vigilar lo que decimos es el Salmo 17:3: “¡No pasarán por mis labios palabras como las de otra gente!”. Esto dice que es necesario proponerse guardar nuestras bocas de decir cosas malas o negativas. Resolvemos no decirlas. Cualquier cosa que hablemos en esta vida de fe debemos hacerla con propósito. Elegimos disciplinarnos, lo que no es necesariamente fácil, pero comencemos con una decisión seria. Durante los tiempos difíciles, cuando la tormenta está rugiendo, necesitamos proponernos guardar nuestras bocas de las transgresiones.
Una tercera escritura trascendente sobre el tema es el Salmo 19:14: “Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh Señor, Roca mía y Redentor mío”.

A una idea de distancia

Podemos intentar deducir que el trabajo arduo es sinónimo de éxito, pero el trabajo duro sin creatividad es demoledor. Hemos sido creados con la poderosa capacidad de crear a partir de ideas y pensamientos, por lo tanto, pidamos creatividad todos los días. Las cosas grandes tuvieron su inicio en una simple idea. Todas las personas de éxito fueron primero soñadores.
Es asombroso lo que la capacidad creativa puede lograr; es como un fuego interior que activa y motiva a hacer cosas; las ideas son como el iniciador, y la acción es como el fuego, y juntos tienen la capacidad de producir grandes cosas.

ideas-de-diosEs bueno ser creativos, pero es muy importante que la creatividad vaya acompañada de la originalidad. Todo lo que Dios creó lo hizo como algo único, así pues, la originalidad le aporta a las cosas una visión de algo nuevo.
No se necesitan motores nuevos, ni combustible para renovar la mente, su imaginación puede despegar en cualquier momento -hoy mismo si lo decide; y bajo cualquier circunstancia. ¡Ya mismo!, pida sabiduría… deje que su mente vuele, no le ponga límites a Dios, deje que Sus ideas llenen su capacidad creativa de opciones nuevas!
En las escrituras está declarado, y lo encontramos en la primera carta que el apóstol Pablo le escribe al pueblo de Corinto, en el verso 16 capítulo 2; “Mas nosotros tenemos la mente de cristo”.
¡Qué
 declaración tan poderosa! Al estar en Cristo somos portadores de su mente, de su capacidad creativa, la que se desarrolla para el bien común, para el crecimiento y mejoramiento de la sociedad y que tiene la capacidad de transformar el mundo.

Un momento oportuno

Al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré. Hechos 24:25.

Aunque el gobernador Félix era conocido por su crueldad, dio a Pablo libertad para ver a sus amigos mientras estaba bajo arresto.
Resultado de imagen de Un momento oportuno para recibir a DiosNo mucho tiempo después de esto, Félix y su hermosa esposa, Drusila, de 22 años, llamaron a Pablo para tener una entrevista en privado con él. Mientras Félix nunca había oído la verdad acerca de Jesús, Drusila sí sabía algo de los cristianos. Pero ambos estaban interesados en escuchar el mensaje de Pablo “acerca de la fe en Jesucristo” (Hechos 24:24)
Pablo sabía que tenía una oportunidad de oro. Estas dos personas podrían no oír nunca más sobre las buenas nuevas de Jesús. Por lo tanto, sencillamente, les contó de su propia fe en Jesús, resaltando las virtudes esenciales en la vida de cualquier cristiano. La orgullosa pareja, sentada en el trono frente a él, sabía muy poco sobre el amor y la vida cristiana.
Pablo les contó, en un lenguaje directo, sobre el carácter de Dios. Explicó que llegaría el día en que Dios juzgaría al mundo entero. Quería que Félix y Drusila aceptaran a Jesús como su Salvador, de manera que no tuvieran que morir con sus pecados. Félix se retorció en su asiento. Nunca antes la verdad había impresionado de esta manera su corazón. Nunca antes se había llenado así su alma de terror. El pensamiento de que todos los secretos de su carrera de crímenes estaban abiertos ante los ojos de Dios, y que habría de ser juzgado de acuerdo con sus hechos, le hizo temblar de miedo. 
Repentinamente, ni él ni Drusila quisieron escuchar más. Félix prometió oír nuevamente a Pablo cuando fuera conveniente. Pero la única vez que vio a Pablo después de esto, fue cuando visitó al apóstol en privado con la esperanza de que Pablo intentara pagar por su libertad. Durante dos años Pablo permaneció como prisionero, y nunca aceptó la oferta de Félix.
Finalmente, el gobernador Félix tuvo que abandonar su puesto envuelto en un escándalo, y la hermosa Drusila murió, años más tarde, en lava ardiente durante la terrible explosión del Vesubio.
La pareja real esperó el momento conveniente para aceptar a Jesús… y esa hora nunca llegó. Postergar su decisión por Cristo terminó en su separación eterna de Dios.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Navidad en cautiverio

El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; a los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. Isaías 9:2
Martin Niemoller, destacado pastor alemán, pasó casi ocho años en campos de concentración nazis porque se oponía abiertamente a Hitler. La víspera de Navidad de 1944, compartió estas palabras de esperanza con sus compañeros de prisión en Dachau: «Mis queridos amigos, esta Navidad busquemos en el Bebé de Belén a Aquel que vino para soportar con nosotros todas las cargas que nos abruman. ¡Dios mismo construyó un puente hacia nosotros! ¡Un amanecer de lo alto nos ha visitado!»
En Navidad recordamos la buena noticia de que Dios, en Cristo, nos busca donde estemos y cierra la brecha que nos separa de Él. Inunda de luz nuestras prisiones de oscuridad y levanta la carga de tristeza, culpa o soledad que nos agobia.
Aquella Nochebuena en la cárcel, Niemoller compartió esta buena noticia: «Del resplandor que rodeó a los pastores, un rayo brillante caerá en nuestra oscuridad». Sus palabras nos recuerdan al profeta Isaías: «El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; a los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos» (9:2).
Independientemente de dónde te encuentres hoy, ¡Jesús ha penetrado en nuestro mundo oscuro con su gozo y su luz!

Señor Jesús, saber que tu luz brilla en la oscuridad y prevalece sobre ella, nos da esperanza y fuerzas.

El gozo de la Navidad es Jesús.

¡Si crees que lo sabes todo, es difícil que aprendas algo!

“Hace mucho tiempo, Dios habló muchas veces y de diversas maneras a nuestros antepasados por medio de los profetas. Y ahora, en estos últimos días, nos ha hablado por medio de su Hijo.” Hebreos 1.1-2
Resultado de imagen de ¡Si crees que lo sabes todo, es difícil que aprendas algo!Escuché a un hombre de montaña decir, “Si crees que lo sabes todo, es difícil que aprendas algo.”
Todos tenemos nuestra manera de pensar, maneras arraigadas en nosotros desde el nacimiento. De hecho, desarrollamos verdaderas autopistas neurológicas que nos dificultan aún más el pensar de diferente manera.
De igual modo, nuestras creencias se arraigan en nosotros. Hacemos las cosas de cierta manera, creemos ciertas cosas y en cierto sentido, sabemos... lo que sabemos.
Pero el pensar cosas nuevas, el creer y el aprender nuevas cosas, son acciones que requieren de una intención por nuestra parte.
El libro de Hebreos fue escrito por un grupo de gente que tenía arraigadas profundas maneras de pensar y de creer. Ellos tenían miles de años de generaciones anteriores y cientos de años de tradiciones que definían quienes eran.
Jesús redefinió mucho de eso, y en el libro de Hebreos leemos muchas explicaciones y enseñanzas sobre todo. Algunas personas pudieron aprender y reestructurar sus paradigmas, pero otros no. Los que pensaron, “ya lo sé todo” se perdieron el regalo más grande, una relación sin obstáculos con su creador.

Jesús es el regalo esta Navidad

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” Isaías 9:6
regalo-de-navidadYa había sido anunciada su llegada por los profetas (Isaías 42, 49,50 y 53, Zacarías 6, Zacarías 9:9-13, Jeremías 33:14-18, Oseas 3:5). Se le llamaría Admirable Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz; Aquél que restauraría el reino de Dios.
Se esperaba que naciera en un vientre de linaje escogido por los hombres, pero fue nacido de linaje escogido por el Espíritu Santo. También se esperaba que fuera acogido por un lecho en un palacio, pero encontró calor en un pesebre. Sin saberlo aquel día, toda la creación alabó al más grande de todos los tiempos, invitando a unos cuantos escogidos a regocijarse en la presencia del más grande Rey que, finalmente, había llegado. Dios les había prometido que algún día sus ojos verían nacido al Mesías, y una vez más la espera no es defraudada. El mundo, finalmente, se regocija, y hay luz en las tinieblas. ¡El enemigo tiembla y se retuerce! Este es el día en que ha nacido Aquel que recuperará a la humanidad, Aquel que ha descendido de Su trono para librar la batalla más grande:
Jeshua es Su nombre, y es

El único con poder para
Salvar al mundo; Jehová
Ha dado a Su Hijo Jesús, el
Unigénito; para rescatar
A Su pueblo de las tinieblas.

¡Oh Emanuel! La creación anhelaba tu llegada. La humanidad ha estado perdida y atada a la perversidad. Bendito este día en el que Jehová ha tenido misericordia, y el Dios vivo ha entregado al mundo a Su más preciado tesoro. El dolor más grande que pueda experimentar un padre, Él ha estado dispuesto a soportarlo. Su amor es inefable, pues estuvo dispuesto a ver escarnecido al único en el que Su alma encuentra contentamiento.
Dios ha sido fiel a Su promesa, ha enviado a Su Hijo a la tierra para recuperar a la humanidad que se había perdido.

¿Está todo bien?

Él comenzó a garabatear unas palabras en un papel. De repente, desvió su mirada hacia un lado y encontró una pequeña nota escrita por su esposa. Cerró sus ojos y ciertas imágenes vinieron a su memoria: veía a su hijo, de apenas cuatro años, que estaba acostado en la cama a causa de una fiebre horrible. Otras imágenes lo transportaron a su ciudad, arrasada por un gran incendio. En un abrir y cerrar de ojos, vio que todos sus negocios e inversiones, fruto de mucho trabajo, desaparecían.
Observó también la imagen de su esposa junto a él, proyectando un largo viaje en barco. Ella iría antes con las cuatro hijas, y él lo haría después de cerrar un negocio importante. Aún podía sentir aquellos abrazos tan amorosos que intercambiaron cuando se despidieron. Miró nuevamente, y aquella nota decía: «Estoy a salvo, pero sola». Las lágrimas surcaron su rostro mientras pensaba en aquellas palabras.
¿Está todo bien?El barco que llevaba a su familia colisionó con otro en alta mar, y 226 pasajeros perdieron la vida; entre ellos, sus cuatro hijas. Solo su esposa había sobrevivido. Él enjugó sus lágrimas, continuó escribiendo y, así, Horatio G. Spafford, un abogado cristiano de Chicago, escribió en noviembre de 1873 uno de los himnos más bellos del cristianismo: "Estoy bien con mi Dios". Sumido en un profundo dolor, compuso estos versos:
De paz inundada, mi senda ya esté, o cúbrala un mar de aflicción,
cualquiera que sea mi suerte, diré: ¡Estoy bien, tengo paz, gloria a Dios!
Quizá hayamos conocido a personas que pasaron por situaciones semejantes. ¿Cómo ofrecer refugio y ánimo a aquellos que sufren así? ¿Cómo ayudar a alguien que perdió su empleo o a un familiar, o que hoy enfrenta una grave enfermedad? Mientras sufría, el autor del Salmo 77 cuestionó: «¿Desechará el Señor para siempre, y no volverá más a sernos propicio? ¿Ha cesado para siempre su misericordia? ¿Se ha acabado perpetuamente su promesa?» (versos 7-8).
El motivo de la pregunta del poeta era descubrir por qué estaba siendo probado. Es una reacción natural, no solo para los que están pasando por pruebas, sino también para quienes los rodean y los aman.

martes, 27 de diciembre de 2016

Un mensaje desde el fondo de mi corazón

¡Sí, yo sé lo que es sentir un dolor muy profundo! Sé lo que es sentir la enfermedad instalarse en el cuerpo, luchar y pensar que no lo resistirás. No piensen que porque predico la palabra de Dios y trato de hacer su voluntad, mi vida es un jardín de rosas sin espinas. Así como ustedes, también me toca enfrentar mis luchas y conquistar mis batallas. Pero hoy he recordado algo que tengo que recordarte a ti también. Porque eso que estás pasando y que parece una herida de muerte, mañana será solo una cicatriz y más aún, se convertirá en el trofeo que te recuerde que superaste la prueba que se te presentó porque Dios estuvo muy cerquita de ti. Este trofeo te recordará lo que es ver la gloria de Dios descender sobre tu vida.

Resultado de imagen de Un mensaje desde el fondo de mi corazónNo puedo evitar pensar en todos esos hombres y mujeres que la Biblia menciona. Ellos atravesaron el dolor, sintieron muchas veces deseos de morir y de borrarse del mapa; pero a la vez, sentían el fuego y la pasión arder en sus corazones. El amor profundo que sentían hacia Dios los motivaba a caminar la milla extra, porque sabían, al igual que Pablo, que ellos no habían sido diseñados por Dios para retroceder.
Cumplir con el propósito y la misión que Dios tenía para sus vidas era más importante que sus propios deseos personales. Era, para ellos, más importante cumplir el sueño de Dios que dejarse llevar por la corriente mundana. Aunque el enemigo los atacaba una y otra vez, aunque muchas veces eran señalados y les daban la espalda hasta las personas que ellos menos pensaban, tenían claro que si Dios los respaldaba e iba al frente de ellos, harían proezas en su nombre. Mientras más pruebas y tribulaciones enfrentaban, más gloria de Dios descendía sobre sus vidas y sobre las personas que los rodeaban. Hasta sus enemigos tenían que bajar sus cabezas, al ver el respaldo de Dios que nunca los dejaba en vergüenza. El combate era a muerte, y ellos estaban dispuestos a dejarlo todo a cambio de que el nombre de Dios fuera conocido y exaltado.

Quizá sería muy fácil para mí, decirles que, éste, mi caminar es de color de rosa. Mas no puedo dejar de ser sincera, este caminar es hermoso, sí, pero hay batallas que enfrentar. El enemigo sabe que le queda poco tiempo y está atacándonos con todo lo que puede. Humanamente sería muy fácil rendirnos, tirarnos al suelo y exclamar que hasta aquí llegamos. Pero me niego a permitir que Satanás gane el combate. No vale la pena rendirse después de haber recorrido tanto camino.

¿Dijiste recibir lo malo?

Cuenta el decimoctavo libro de la Sagrada Escritura, que la esposa de Job, en medio de la aflicción y las enormes pruebas financieras y de salud que él estaba padeciendo, lo increpó de la siguiente manera: “…¿Todavía mantienes firme tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete! Pero Job le respondió: “Mujer, hablas como una necia. Si de Dios sabemos recibir lo bueno, ¿no sabremos también recibir lo malo?”…(Job 2:9,10)
¿Saber recibir lo malo? … es ésta una declaración que en la actualidad a muchos nos gustaría saber repetirla y sobre todo, saber aplicarla con convicción a nuestra vida diaria.
En la Biblia encontramos múltiples ejemplos de hombres y mujeres que, de igual manera, recibieron con serenidad y temple, lo que en ese momento parecía malo; personajes que, pese a ser probados en su fe, no menguaron en la confianza y el amor a su Creador. Los casos son múltiples, pero para ilustración nos bastaría con recordar a algunos líderes escogidos por Dios. Por ejemplo: Noé, frente a la incredulidad de su gente; Moisés frente a la inconstancia de su pueblo; las dos esposas de Esaú, que fueron una fuente de amargura para Isaac y Rebeca. David enfrentando los celos enfermizos de su suegro, el rey Saúl, y también cargando su propia debilidad por las mujeres. Imaginemos los conflictos familiares del profeta Oseas, cuya esposa fue adúltera. Acordémonos que Noemí tuvo que soportar la dolorosa pérdida de su esposo y sus dos hijos. Recordemos a José frente a la ingratitud de sus hermanos, el exilio, y la esclavitud. Pensemos en la experiencia amarga de Job, al ser puesto a prueba con la muerte de sus diez hijos, su bancarrota financiera y su penosa enfermedad, a lo que se agregó la frialdad de su esposa y la crítica de sus amigos.
El mismo Jesucristo, en su esencia humana, sobrellevó padecimientos, tentaciones y privaciones.

La sabiduría divina

Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación para vuestro conocimiento. (Efesios 1:17)

Resultado de imagen de La sabiduría divinaLa ciencia de la redención es la más grande de todas las ciencias; es la que estudian los ángeles y todos los seres de los mundos no caídos; es la ciencia que interesa al Señor y Salvador, que penetra en los propósitos madurados en la mente Infinita, mantenidos en silencio durante siglos eternos; es la ciencia que estudiarán los redimidos en el curso de la eternidad. Este es el estudio más elevado al que puede dedicarse un ser humano. 

Como ninguna otra avivará la mente y elevará el alma… Los ángeles desean escudriñar el tema de la redención, que será la ciencia y el canto de los redimidos a través de los siglos sin fin de la eternidad. ¿No valdrá la pena que pensemos en él y lo estudiemos en esta vida?… Este tema es inagotable. 
El estudio de la encarnación de Cristo, su sacrificio expiatorio y su obra mediadora ocuparán la mente del alumno diligente mientras dure el tiempo; y al pensar en el cielo y los siglos innumerables, exclamará: “Grande es el misterio de la piedad”.