miércoles, 29 de junio de 2016

El Servicio al Señor

Un buen ministro de Jesucristo debe estar bien nutrido de la Palabra de Dios, como así lo expresa el apóstol Pablo en sus cartas a Timoteo (1 Timoteo 4:6), y debe ser alguien que usa bien la Palabra de Verdad (2 Timoteo 2:15). Hoy en día se necesita mucho esto, pues vivimos tiempos en los que abundan las falsas doctrinas.
¿Por qué es tan importante nutrirnos de la Palabra en el servicio cristiano?
I. Porque debemos crecer en la vida cristiana. (1 Pedro 2:2)
a) Como hijos de Dios nacidos de nuevo, necesitamos este alimento puro y nutritivo que es la leche pura de la Palabra de Dios. Y debemos tener siempre el deseo profundo de alimentarnos de esta Palabra viva y permanente. (1 Pedro 1:23-25)
b) Pero tengamos cuidado de no perder el hambre y la sed de la Palabra de Dios, pues este deseo puede destruirse con doctrinas equivocadas, con preocupaciones, o con placeres y deseos de esta vida que nos ahogan. (Lucas 8:14)
II. Porque debemos ser obreros aprobados por Dios. (2 Timoteo 2:15)
a) El cristiano debe luchar “ardientemente por la fe dada a los santos” y echar por tierra las falsas teologías; esto es “velar” por la sana doctrina. (Gálatas 1:91 Timoteo 4:1)
b) Se debe guiar a los creyentes a un desarrollo continuo mediante “la doctrina que es conforme a la piedad” 1ª Timoteo 6:3, y ayudarlos a madurar, de modo que reflejen la imagen de Cristo en el hogar, en la iglesia local y en el cuerpo de Cristo. (1 Timoteo 6:3-5Efesios 4:11-16)

Rumbo hacia la Tierra Prometida

Perdió la cuenta de los días que marcó en su calendario y que luego reemplazó por marcas en la pared de su celda, hasta que no pudo registrar los veintidós años que pasó en una cárcel cubana, por su oposición al régimen estatal.
Eloy Gutiérrez al principio se desesperaba, gritaba en la soledad de su confinamiento, otras reía, y luego se limitaba a sentarse en un rincón a esperar el paso lento de las horas hasta comprobar que había llegado la noche, cuando en el corredor se encendía una bombilla que apenas iluminaba el lugar. Los poquísimos momentos emocionantes fueron aquellos en los que veía la luz del sol. No podía concebir su tragedia, pero era el precio que pagaba por mantener diferencias con el gobierno. Y lo aceptó con un estoicismo único.
Esa es la razón por la que, el día que le anunciaron su libertad fruto de las presiones internacionales, no dudó un solo instante en correr por las calles de La Habana, embelesarse con los colores infinitos del atardecer y embriagarse con la brisa marina, que le traía el rumor lejano de países en los que consideraba, no era delito pensar y disentir de los demás. Pasó veinte años en el exilio.
Ahora ha regresado a Cuba lleno de esperanza. Con fe. Convencido de que pronto llegará el día en que cambien las circunstancias en su país. Y lo proclama a los cuatro vientos. No ha perdido la esperanza de vivir en paz, sin temores, con optimismo por un mejor mañana, en esa tierra de progreso que guarda en su memoria, y que aún dista mucho de la nación donde prima la escasez de lo más elemental.

Realidad Dolorosa Que Ayuda

“Bernabé estuvo de acuerdo y quería llevar con ellos a Juan Marcos; pero Pablo se opuso terminantemente ya que Juan Marcos los había abandonado en Panfilia y no había continuado con ellos en el trabajo. Su desacuerdo fue tan intenso que se separaron. Bernabé tomó a Juan Marcos consigo y navegó hacia Chipre, y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor, y pasó por Siria y Cilicia, animando a las iglesias.” – Hechos 15.37-41
Algunas personas leen este pasaje y piensan, “entiendo el punto de vista de Pablo y estoy de acuerdo con su decisión.” Otros leen el mismo pasaje y piensan, “Pablo cometió un error y quedó como el malo. Bernabé tomó la decisión correcta.” 
Aunque a veces se tiende a acordar con uno y otras con el otro, ambas decisiones parecen verosímiles y comprensibles. Se podría decir que todos necesitamos en nuestras vidas personas como Bernabé y como Pablo.
Juan Marcos, el hombre en cuestión, abandonó a Pablo y a Bernabé. Ellos estaban en Panfilia, y Juan Marcos, prácticamente se levantó y se fue sin regresar. Hizo algo que ninguno de nosotros apreciaríamos. Pablo no confiaba en él, y con toda razón, pero Bernabé quería darle otra oportunidad, también entendible.

Su amorosa presencia

… No te desampararé, ni te dejaré. Hebreos 13:5
Cuando nos enteramos de que a una amiga le habían diagnosticado cáncer, quedamos destrozados. Ella era una persona vivaz que había bendecido a todos los que se cruzaban en su camino. Mi esposa y yo nos alegramos cuando empezó a recuperarse, pero a los pocos meses el cáncer volvió para vengarse. Era demasiado joven para morir…
Inline image 1Su esposo me contó cómo fueron sus últimas horas. Cuando ya estaba demasiado débil y casi no podía hablar, ella le susurró: "quédate conmigo". Lo único que quería en esos momentos oscuros era su amorosa presencia.
El escritor de Hebreos consoló a sus lectores citando Deuteronomio 31:6, donde Dios le dijo a su pueblo: No te desampararé, ni te dejaré (Hebreos 13:5). En los momentos más oscuros de la vida, la seguridad de la amorosa presencia del Señor nos garantiza que no estamos solos. Él nos da la gracia para resistir, la sabiduría para saber que está obrando, y la confianza de que Cristo puede "compadecerse de nuestras debilidades" Hebreos 4:15.
Abracemos juntos la bendición de la amorosa presencia de Dios, para poder decir con confianza: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre. Hebreos 13:6.
Señor, gracias por prometerme que jamás me dejarás. Quiero descansar en tu presencia.
En la presencia de Dios hay paz.