Para asumir la responsabilidad que hace que triunfes en la vida, debes:
(1) Reconocer que para obtener éxito necesitas practicar la auto-disciplina.
Cada vez que no hagas lo que no deberías hacer y comiences a hacer lo que deberías, estás aumentando tu capacidad de ser responsable y las recompensas que esto conlleva.
(2) Terminar lo que empieces.
Hay dos categorías de personas: las que hacen cosas y las que podrían hacerlas. La gente responsable las lleva a cabo, y así es cómo los demás los evalúan.
(3) No esperar que otros lo hagan por ti.
Dirigiendo la palabra a estudiantes de la universidad de Carolina del Sur (EE.UU.), el juez supremo Alexander Saunders dijo: “Que te den mucha responsabilidad, no presupone que otra persona vaya a llevar las cargas más grandes, que otra persona dé constancia de las principales condenas, que otra persona haga propaganda por ti, que se ocupe de los pobres, que visite a los enfermos, que proteja los derechos civiles, que implemente la ley, que transmita valores y que defienda la libertad, no.
Lo que tú no valores, no será valorado, lo que tú no recuerdes, no será recordado, lo que tú no cambies, no será cambiado, lo que tú no hagas, no se hará. Si quieres,... intenta crear una sociedad cuyos capitalistas tengan poca ansia de ganar dinero. No es una cuestión de saber qué hacer, sino de tener la voluntad de hacerlo”.
Algunas veces no nos responsabilizamos porque creemos que otros están más cualificados. No es eso, los que hacen la diferencia en la vida no la hacen porque estén mejor cualificados, sino porque decidieron intentar hacer algo. Además, Dios no llama a los capacitados, ¡Él capacita a los que son llamados!