viernes, 5 de diciembre de 2014

¿Si he sido salvado y todos mis pecados han sido perdonados, ¿por qué no continuar pecando?

El apóstol Pablo respondió a una pregunta similar en Romanos 6:1-2, “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” La idea de que una persona pueda confiar en Jesucristo para salvación y luego siga viviendo de la misma manera que vivía antes, es absolutamente ajena a la Biblia. Los creyentes en Cristo son una nueva creación (2 Corintios 5:17). El Espíritu Santo nos transforma para no realizar las obras de la carne (Gálatas 5:19-21), sino mostrar el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). La vida cristiana es una vida transformada.
Lo que diferencia al cristianismo de cualquier otra religión en el mundo, es que el cristianismo está basado en lo que Dios ha hecho por nosotros a través de Jesucristo. Cualquier otra religión está basada en lo que debemos hacer para ganar el favor y el perdón de Dios. Cualquier otra religión enseña que debemos hacer ciertas cosas y dejar de hacer otras, a fin de ganar el amor y la misericordia de Dios. El cristianismo, la fe en Cristo, enseña que hacemos ciertas cosas y dejamos de hacer otras, por lo que Cristo ha hecho por nosotros.
¿Cómo podría alguien, habiendo sido librado del infierno, que es la pena por el pecado, volver a vivir la misma vida que tenía en su camino a la condenación? ¿Cómo podría alguien, habiendo sido limpiado de la contaminación del pecado, desear regresar a la misma cloaca de depravación? ¿Cómo podría alguien, sabiendo lo que Jesucristo hizo por nosotros, seguir viviendo como si Jesucristo no fuera importante? ¿Cómo podría alguien, sabiendo lo mucho que Cristo sufrió por nuestros pecados, continuar pecando, como si los sufrimientos de Jesús fueran sin importancia?

¿Justicia ciega?

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En la mayoría de los países democráticos el Estado tiene varios poderes, fundamentales en una verdadera democracia. El Poder Ejecutivo o de Gobierno, el Legislativo y el Judicial. 
No obstante la independencia entre sí que deben tener esos poderes, en la práctica muchas veces es solamente un sueño. Así vemos, como muchas veces la Justicia o el Poder Judicial no es parcial o se pone la venda en los ojos para no ver a quién se juzga y, dependiendo de su posición, beneficiarle o no con su decisión. La justicia así, se convierte más bien en injusticia.
La Palabra de Dios dice en Proverbios 2:1-22 “Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinares tu corazón a la prudencia, si clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz; si como a la plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. El provee de sana sabiduría a los rectos; es escudo a los que caminan rectamente. Es el que guarda las veredas del juicio, y preserva el camino de sus santos. Entonces entenderás justicia, juicio y equidad, y todo buen camino. Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, y la ciencia fuere grata a tu alma, la discreción te guardará; te preservará la inteligencia, para librarte del mal camino, de los hombres que hablan perversidades, que dejan los caminos derechos, para andar por sendas tenebrosas; que se alegran haciendo el mal, que se huelgan en las perversidades del vicio; cuyas veredas son torcidas, y torcidos sus caminos. Serás librado de la mujer extraña, de la ajena que halaga con sus palabras, la cual abandona al compañero de su juventud, y se olvida del pacto de su Dios. Por lo cual su casa está inclinada a la muerte, y sus veredas hacia los muertos; todos los que a ella se lleguen, no volverán, ni seguirán otra vez los senderos de la vida. Así andarás por el camino de los buenos, y seguirás las veredas de los justos; porque los rectos habitarán la tierra, y los perfectos permanecerán en ella, pero los impíos serán cortados de la tierra, y los prevaricadores serán de ella desarraigados”. 

¿Qué te puedo decir? Si mis ojos aún brillan por ti...

Yo, el Señor, te llamé y te tomé por la mano, para que seas instrumento de salvación; yo te formé, pues quiero que seas señal de mi pacto con el pueblo, luz de las naciones. Quiero que des vista a los ciegos y saques a los presos de la cárcel, del calabozo donde viven en la oscuridad.
Isaías 42, 6-7
Continuamente tenemos problemas o circunstancias adversas, sin embargo, aunque no lo parezca, son necesarias.
Duele mucho cualquier carencia, y hasta llega un momento en el que creemos que no hay escapatoria. Nos ahogamos cuando no tenemos ni la menor idea de qué hacer para ponerle fin a tanta deuda o conflicto con aquel hermano, esposo, hijos...
Es entonces cuando oramos, clamamos y... ¡vaya!, parece que el cielo está en completo silencio u ocupado porque no contesta ni una de nuestras oraciones; pero, no es cierto.
Nos llevamos la gran noticia de que Dios lo permite para que nos gocemos solamente en Él. Desea que aprendamos a tener fe, anhela que seamos hijos llenos de convicción, quiere que decidamos creer.
Fue ayer cuando vinieron a mi casa una cantidad de problemas nada favorables y junto con ellas, una serie de circunstancias nada bonitas ni agradables.
No dije ¿por qué, mi Dios? Solo dije: por favor, si puedo ayudar, úsame para resolver el problema de una vez por todas. Hice un intento de hallar la solución, pero antes de llevarlo a cabo le dije a Dios que se hiciera su voluntad.
Al día siguiente, su voluntad no fue que fuese aceptada en ese trabajo que tanto esperaba, no sé por qué razón. Solo sé que la dicha que sentí luego, fue comparable a la de que todos esos problemas económicos desaparecieran en un instante.
Ver y escuchar a mi papá hablarle a mi mamá de la palabra de Dios con entusiasmo, contemplar a mis hermanitas orar con total devoción por el día que reciben, ver a mi hermano cerrar sus ojos para bendecir los alimentos, todo hizo que mis ojos brillaran y sentí mi corazón palpitar raudamente por Dios.

De esta obra eres el creador

Cuando miro las estrellas en el vasto firmamento, confirmo Tu existencia y con cuánto amor me has amado. Luego observo una luz muy brillante, que es la luna cambiando de forma y que cuando se llena, muestra esplendorosa los matices que el gran Diseñador le dibujó. Me abruma ese cielo azul que adorna el suelo donde pisa Dios; suelo que de día se vuelve muy claro, por las tardes medio anaranjado y por las noches muy oscuro pero iluminado por toda clase de astros brillantes y hermosos.

Todo cuanto hay en la creación me evoca y me hace pensar en mi Supremo Creador. Porque Él hizo muchas cosas bellas para que nosotros, que somos su máxima creación, las disfrutáramos junto con Él.

Al mirar al cielo, yo encuentro una comunión y una paz casi inexplicable. Me pongo a meditar y a dialogar con mi Creador, y le pregunto por qué me ama tanto. Siento que soy inmerecedor de tanta gracia y amor, y me pregunto por qué Él es tan paciente y sublime conmigo. 

¿Cuántas vidas has tocado? - Reflexiones

Soy director de ventas en una compañía de distribución grande y, diariamente, comparto un pensamiento o cita con mi personal. Hoy les compartí la historia de Frank, el joven de Taco Bell, para reiterar la importancia de ofrecer sólo lo positivo a nuestros clientes y compañeros de trabajo para asegurarnos que lo positivo regrese a nosotros.
Hoy iba tarde para comer y, como suele pasar, me detuve a comprar comida basura, pero no en cualquier lugar. Necesito una dosis de Frank… posiblemente el mejor empleado de ventanilla de comida rápida con que jamás me he tropezado.
Frank siempre saluda a los clientes con una exuberancia indescriptible. Es plenamente conocedor de sus productos, y eficiente en dar sus opciones. Ofrece alegría con su comida rápida con un carisma especial.
En un reciente seminario de atención al cliente, me pidieron que compartiese mi mejor experiencia de servicio al cliente, y compartí mi secreto con todos. Cuando necesito un empujón en mi día, voy a este particular restaurante de comida rápida por una dosis del entusiasmo de Frank. Me sorprendí al escuchar que, muchos en el salón, también habían conocido a Frank y que sentían lo mismo que yo. ¿Sabrá Frank a cuántas vidas ha tocado? Posiblemente no. Nunca se lo he dicho personalmente, por temor de hacer esperar al siguiente coche que espera, ansioso, detrás de mí en la línea.
En cada relación que uno tiene con alguien, uno tiene la oportunidad de saludarlo con entusiasmo y exhuberancia, lo que generalmente le será devuelto. Nunca sabremos cuántas vidas hemos tocado, porque la mayoría de las personas no compartirán esta información con nosotros, pero la próxima vez que vayamos a complacer a alguien, sea a través de un saludo entusiasta por teléfono o al mantener abierta la puerta para alguien, sepamos que son las cosas pequeñas las que hacen la mayor diferencia en la vida de la gente.