Seguramente conoces a más de alguna persona, o tienes algún amigo o familiar que es tremendamente organizado, que todo lo lleva registrado y no hay detalle que se le escape. Mantiene en todo momento el control de las circunstancias y no olvida ningún detalle; es como si en su cabeza estuviera todo ordenado con una lógica envidiable.

Por el contrario, en ocasiones parece que todo está desordenado y confuso. Hacia todas las direcciones a las que mires solo encontrarás dificultades y contratiempos; es como si no vieras salida. Pero también está la otra parte, cuando se sale de allí y todo cobra mayor sentido. Con el paso del tiempo, miras hacia atrás y logras ordenar los puntos desconectados entre sí, dándoles mayor sentido y dándote cuenta que realmente a Dios no se le escapa detalle, que todo lo hace perfecto para nosotros.