miércoles, 14 de noviembre de 2018

¿Fue Jesús crucificado en viernes?

Resultado de imagen de ¿Fue Jesús crucificado en viernes?La Biblia no especifica claramente qué día de la semana fue Jesús crucificado. Las dos opiniones más extendidas son que en viernes y miércoles. Otros, sin embargo, usando una síntesis de ambos argumentos, el viernes y miércoles, aceptan el jueves como el día más probable.
Jesús dijo en Mateo 12:40 “Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.” 

Aquellos que opinan que la crucifixión fue en viernes, dicen que existe una forma válida de considerar que permaneció en la tumba por tres días. Según la mentalidad judía del primer siglo, parte de un día era considerado como un día completo. Puesto que Jesús estuvo en la tumba parte del viernes, todo el sábado y parte del domingo, pudieron haber considerado que efectivamente Él estuvo ahí por tres días. Uno de los principales argumentos sobre el viernes se encuentra en Marcos 15:42 donde dice que Jesús fue crucificado “la víspera del día de reposo” (el día anterior al Sabbath o sábado). Si ese era el Sabbath semanal, entonces el hecho nos lleva a la crucifixión el viernes. Otro argumento a favor del viernes dice que los versos tales como Mateo 16:21 y Lucas 9:22 enseñan que Jesús resucitaría en el tercer día, por lo que Él no necesitaría estar en la tumba los tres días y noches completos. Pero mientras algunos traductores usan “en el tercer día” para estos versos, no todos lo hacen, y no todos están de acuerdo que ésta sea la mejor manera de traducirlos. Es más, Marcos 8:31 dice que Jesús resucitaría “después” de tres días.

El argumento sobre el jueves se impone sobre la opinión del viernes, al exponer que hubo demasiados eventos (algunos cuentan hasta veinte) sucediendo entre la sepultura de Cristo y la mañana del domingo, como para que ocurriera del viernes por la tarde al domingo por la mañana. Ellos señalan que es un verdadero e inexplicable problema, que el único día completo entre el viernes y el domingo fue el sábado, el Sabbath judío. Entonces, un día extra o dos eliminarían ese problema. Los que abogan por el jueves razonan: Supongamos que no has visto a un amigo desde el lunes al anochecer. La siguiente vez que lo ves es el jueves por la mañana y dices, “no te he visto en tres días”, aunque técnicamente solo han pasado 60 horas (2.5 días). Si Jesús fue crucificado en jueves, este ejemplo muestra cómo pueden ser considerados los tres días.

¿Qué sucede con los bebés y niños pequeños cuando mueren? ¿Dónde encuentro en la Biblia, la edad de la conciencia?

La Biblia nos dice que todas las personas, incluyendo a los bebés y niños pequeños, aunque estos no hayan cometido pecados personales, son culpables ante Dios, por la herencia e imputación del pecado. La herencia del pecado es transmitida por nuestros padres. En el Salmo 51:5 David escribió, “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.” David reconocía que aún desde la concepción él era un pecador. El luctuoso hecho de que algunas veces los infantes mueren, demuestra que hasta los pequeños están impactados por el pecado de Adán, puesto que las muertes física y espiritual fueron el resultado del pecado original de Adán.
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Por lo tanto, cada persona, infante o adulta, es culpable ante Dios; cada persona ha ofendido la santidad de Dios. La única manera en que Dios puede ser justo y al mismo tiempo declarar justa a una persona, es cuando esa persona ha recibido el perdón por la fe en Cristo. Jesucristo es el único camino. Juan 14:6 registra lo que dijo Jesús, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por Mí.” También Pedro declara en Hechos 4:12, “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” La salvación es una elección individual. 


Ahora bien, ¿qué sucede con los bebés y niños que no alcanzaron la sabiduría para hacer esta decisión personal? “La edad de la conciencia” es el concepto que enseña que aquellos que mueren antes de alcanzar “la edad en que son responsables” son salvados automáticamente, por la gracia y misericordia de Dios. “La edad de la conciencia” es la creencia de que Dios salva a todos aquellos que mueren antes de alcanzar la habilidad para hacer una decisión por o contra Cristo. Los trece años es la edad más comúnmente designada como la edad de la conciencia, basándose en la costumbre judía de que un niño se convierte en adulto a esta edad. Sin embargo, la Biblia no proporciona un soporte directo a la edad de los 13 años como la edad de la conciencia. Más bien varía de un niño a otro. Un niño ha pasado la edad de la conciencia, una vez que es capaz de hacer una decisión de fe a favor o en contra de Cristo. 

Con lo anterior en mente, también considera lo siguiente: La muerte de Cristo es presentada como suficiente para toda la raza humana. 1 Juan 2:2 dice que Jesús “…es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.” Este verso es claro en que la muerte de Jesús fue suficiente para todos los pecados, no solo los pecados de aquellos que específicamente han venido a Él en fe. El hecho de que la muerte de Cristo fue suficiente pago por todos los pecados, abre las puertas a la posibilidad de que Dios aplicara ese pago en aquellos que nunca tuvieron la capacidad para creer.

Tu voluntad, no la mía

Fíate del Señor de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia (Proverbios 3:5).
Kamil y Joelle quedaron devastados cuando a su hija Rima, de ocho años, le diagnosticaron leucemia. Después, la enfermedad se complicó, y Rima entró en coma. El equipo médico del hospital les dijo a los padres que hicieran los arreglos para el funeral de la niña, dándole menos del uno por ciento de probabilidades de sobrevivir.
Kamil y Joelle ayunaron y oraron por un milagro. «Mientras oremos..., —dijo Kamil—, debemos confiar en Dios, pase lo que pase. Y orar como Jesús: “No mi voluntad, Padre, sino la tuya”». A lo que Joelle respondió con franqueza: «Pero yo deseo tanto que Dios la sane...». «¡Sí! ¡Y debemos pedírselo! —respondió Kamil— Pero honramos a Dios al entregarnos a Él aunque resulte difícil, porque eso fue lo que hizo Jesús».
Antes de ir a la cruz, Jesús oró: «Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lucas 22:42). Al decir eso, no pedía dejar de ir a la cruz, sino que se sometía al Padre por amor.
Entregar nuestros deseos a Dios no es fácil, y nos cuesta entender su sabiduría en momentos difíciles. La oración de estos padres recibió una respuesta maravillosa, y Rima se sanó.
Jesús entiende nuestras luchas porque, aunque su petición no fue concedida, nos mostró cómo confiar en Dios para toda necesidad.
Padre, confío en tu amor que nunca falla. Hoy me entrego a ti para servirte.
Dios siempre merece nuestro compromiso y alabanza.