viernes, 7 de agosto de 2020

Viviendo en el espíritu

Cita Bíblica: Isaías 58:13-14

Todos los que queremos seguir a Cristo tenemos nuestras luchas contra la carne. Algunos luchan contra la ira y el enojo, otros luchan contra el temor y la inseguridad, otros contra la duda; pero lo importante no es la lucha en sí sino el resultado de la misma, pues el resultado de esa batalla es lo que nos identificará como cristianos vencedores o como incrédulos perdedores.
Viviendo En El EspírituMuy posiblemente hayan leído pasajes bíblicos en los cuales Dios nos incita a vivir conforme al Espíritu. No se trata de ir a la iglesia solamente, o de orar tres veces al día, o de hacer tantas obras de caridad como se pueda; Dios habla de algo más grande, habla de un cambio que transforma la cotidianidad, que trasciende los límites de la religiosidad y se convierte en una nueva vida.
Al leer estos dos versículos, aprendemos lo que significa vivir conforme al Espíritu. En realidad el texto no hace referencia a un día simplemente, sino que se refiere a un estilo de vida completo e integral que trasciende a la cotidianidad y a la esencia misma del ser. Jesús nos mostró una posición muy diferente al día de reposo, en la posición religiosa que vivían los “maestros de la Ley” de su tiempo. Jesús no vino para derrocar el día de reposo, vino para perfeccionarlo; vino para enseñarnos el valor del verdadero descanso, el cual no reside en dormir unas cuantas horas o hacer cualquier clase de extraños artificios para mantener la mente en calma, sino en entregar la vida completamente en sus brazos.
En el texto veremos las tres cosas que Dios manda que sacrifiquemos para venerar su reposo y deleitarse en su presencia:
  1. No andar en los propios caminos.
  2. No buscar la propia voluntad.
  3. No hablar las propias palabras.
Se puede observar un parecido muy grande entre estas palabras de Dios Padre y las Palabras de su Hijo que hablaban acerca de morir a sí mismo. A continuación una pequeña recopilación de estas enseñanzas del Gran Maestro:
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.” (Mateo 16:24)
“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.” (Lucas 6:45)
“El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.” (Juan 12:25)

¿Qué estás buscando?

Lectura: Mateo 6:24-34

Saber qué estamos buscando es fundamental para saber dónde está puesta nuestra mirada y cuál es nuestro objetivo. Pocas veces hacemos un alto en el camino para preguntarnos cuál es el destino que escogimos para nuestra vida, qué la mueve y hacia dónde se dirige. Esto es un ejercicio sano para validar nuestras prioridades y entender si debemos realizar un ajuste en las mismas.
Mark Twain: Los dos días más importantes de tu vida… | esfelicidadYa entrados en materia, en los textos de la lectura se ven dos tipos de búsquedas que están en oposición: Lo terrenal contra lo eterno; lo vano contra lo significativo; lo efímero contra lo permanente.
En diversos textos de la Biblia se hace esta comparación de búsquedas y sus implicaciones. Por ejemplo, recordamos cuando Esaú vendió su primogenitura por un plato de lentejas para saciar su hambre temporal (banalidad). También podemos leer en los Salmos, constantes frases como “no cae”, “permanece”, “para siempre” o “largos días”, como elementos descriptivos de las bendiciones brindadas a las personas que tienen una búsqueda constante de Dios; claramente, en contraposición con las bendiciones efímeras y vanas que tienen las personas que no lo hacen.
En este texto en concreto, Jesús ahonda en este concepto, explicándonos que no podemos tener las dos búsquedas; es decir, no podemos buscar lo eterno y lo terrenal al mismo tiempo. Esto no implica que no podamos trabajar o querer tener posesiones materiales; sino que nuestro enfoque y motivación principal en la vida debe ser buscar a Dios con todo nuestro corazón.
De hecho, en el texto posterior, Jesús aclara que Dios sabe de qué tenemos necesidad y conoce qué nos hace falta. Él asegura que Dios no solo lo sabe, sino que está dispuesto a darnos lo que necesitamos si lo buscamos a Él por encima de todo.
Este texto también nos habla de dos temas más en los que debemos profundizar, para entender por qué debemos buscar lo eterno en lugar de lo efímero: la gratitud y la grandeza de Dios.
El texto nos habla de gratitud, porque a veces estamos tan afanados en nuestra vida diaria que olvidamos los fundamentos de la vida en sí misma. Tenemos un cuerpo maravilloso que Dios nos dio y una vida que es un milagro de la creación. ¿Cuántas veces nos vemos en el espejo y entendemos que lo que estamos viendo es un milagro de Dios? ¿Cuántas veces admiramos la vida y agradecemos a Dios por ella? ¿Cuántas veces se levanta nuestro corazón en adoración al admirar la grandeza de Dios al crearnos?

¿Qué significa orar en el nombre de Jesús?

Qué significa orar en el nombre de JesúsOrar en el nombre de Jesús se enseña en Juan 14:13-14, “Y todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pedís en mi nombre, yo lo haré”. Algunos aplican equivocadamente este versículo, creyendo que si dicen “en el nombre de Jesús” al final de la oración, dará como resultado el que Dios siempre conceda lo que se le pide. Esto es en esencia, usar las palabras “en el nombre de Jesús” como una fórmula mágica, lo cual no es bíblico.

Orar en el nombre de Jesús significa orar con Su autoridad y pedir a Dios el Padre actuar sobre nuestras oraciones, porque venimos en el nombre de Su Hijo, Jesús. Orar en el nombre de Jesús significa lo mismo que orar de acuerdo a la voluntad de Dios. “Y esta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho” (1 Juan 5:14-15). Orar en el nombre de Jesús es orar por cosas que honran y glorifican a Jesucristo.

Decir “en el nombre de Jesús” al final de la oración no es una fórmula mágica. Si lo que pediste o dijiste en oración no era para la gloria de Dios y de acuerdo a Su voluntad, el decir “en el nombre de Jesús” no significa nada. Orar genuinamente en el nombre de Jesús y para Su gloria es lo que realmente importa, no añadir ciertas palabras al final de la oración. No son las palabras en la oración lo que importan, sino el propósito real detrás de la oración. El orar por cosas que están de acuerdo con la voluntad de Dios es la esencia de orar en el nombre de Jesús.