sábado, 12 de mayo de 2018

La dirección de nuestra vida va marcada por lo que hablamos

Dicen que una vez, había un ciego sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que tenía escrito con tiza blanca: “por favor ayúdenme, soy ciego.”
Un creativo de publicidad que pasó frente a él, se detuvo y observó que en la gorra había solo unas pocas monedas.
hablamosSin pedirle permiso dio la vuelta al cartel y escribió otro anuncio. Luego, puso el pedazo de madera en su lugar y se fue. Por la tarde volvió a pasar frente al ciego y su gorra estaba llena de billetes y monedas.
El ciego, al reconocer sus pasos, le preguntó si había sido él quien había reescrito su cartel, y sobre todo, quería saber qué había puesto.
El publicista le contestó “Dice lo mismo que decía antes, pero con otras palabras”, sonrió y siguió su camino. El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía: Estamos en primavera, y yo no puedo verla”
Habla como Dios habla y tendrás resultados extraordinarios, y el milagro que estás esperando llegará a tu vida. No va a ser necesario que corras tras él, él te alcanzará.
Hay cuatro tipos de cristianos:
Esponja: lo bueno es para mí y lo malo también.
Embudo: le entra por un lado y le sale por el otro.
Colador: deja pasar todo lo bueno y se queda con lo malo.
Tamiz: deja salir la harina común y se queda con la selecta.

¿Cómo puedo saber si algo es pecado?

Resultado de imagen de ¿Cómo puedo saber si algo es un pecado?"Para responder a esta pregunta, la dividiremos en dos partes. (1) Hay cosas que la Biblia menciona y declara específicamente que son pecado. Ejemplos de estas listas se encuentran en: Proverbios 6:16-19Gálatas 5:19-211 Corintios 6:9-10. No hay duda de que las Escrituras presentan estas actividades como pecaminosas, cosas que Dios no aprueba. Homicidio, adulterio, mentira, robo, etc., indudablemente la Biblia presenta estas cosas como pecados. (2) La parte más difícil es determinar lo que es pecado en áreas en las que la Biblia no lo señala específicamente. Cuando la Biblia no cubre un tema determinado, tenemos algunos principios generales en Su Palabra para guiarnos.

(a) Cuando no existe una referencia específica en las Escrituras, es bueno preguntar no si cierta cosa está mal, sino más bien si es calificada como buena. La Biblia dice, por ejemplo, “aprovechar bien el tiempo” (Colosenses 4:5). Nuestros escasos días aquí en la tierra son tan cortos y preciosos en relación con la eternidad, que nunca debemos desaprovechar el tiempo en cosas egoístas, sino usarlo solo en lo que “sea bueno para la necesaria edificación” (Efesios 4:29).


(b) Una buena prueba es determinar si podemos honestamente y con buena conciencia, pedirle a Dios que bendiga y utilice esa actividad en particular para Sus propios propósitos. “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31). Si hay dudas en que complazca o no a Dios, entonces lo mejor es dejarlo. “....todo lo que no proviene de fe, es pecado.” (Romanos 14:23).


(c) Debemos recordar que nuestros cuerpos, así como nuestras almas, han sido redimidos y le pertenecen a Dios. “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu los cuales son de Dios.” (1 Corintios 6:19-20). Esta gran verdad debe ser un verdadero soporte para todo lo que hagamos o a dónde vayamos con nuestros cuerpos.

Para alcanzar la bendición

Mateo 9:27-31
El Señor vino a este mundo a repartir bendiciones. Es la maravillosa gracia de Dios para con nosotros. En este pasaje lo vemos ocupado en bendecir al pueblo. Salió de la casa de Jairo.
Previamente había sanado a la mujer del flujo de sangre. Después de este milagro, la gente siguió trayendo personas a ser sanadas. Jesús los sanó, pero no quería que su fama se divulgase como sanador, sino como salvador.
A veces que no queremos, se divulga. Debemos tener cuidado con lo que realmente hacemos para que lo que decimos hacer no se estanque.

Resultado de imagen de Para alcanzar la bendiciónJesús quería que lo siguieran por quien era, no necesariamente por lo que hacía. Él es el Salvador; vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
¿Por qué buscamos al Señor? ¿Para que nos resuelva una situación específica? ¿Y qué pasa cuando ya la resolvemos? ¿Quedamos agradecidos eternamente con Jesús y le servimos hasta que Él nos venga a buscar?
Es lo deseable, pero no lo que ocurre normalmente. Muy a menudo la gente se olvida del Salvador inmediatamente después de que los problemas pasan. Recordemos su frase: ¿y los nueve, donde están? Lucas 17:17
Aunque el Señor no quería fama de simple sanador, innegablemente estos dos hombres ciegos fueron bendecidos.
Para alcanzar la bendición hay que procurarla.

Jeremías 33:3 “...Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces…”
Para alcanzar la bendición hay que tener fe.
  • Mateo 21:22 “…Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis…”
  • Hebreos 11:6 “…Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan…”