Dicen que una vez, había un ciego sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que tenía escrito con tiza blanca: “por favor ayúdenme, soy ciego.”
Un creativo de publicidad que pasó frente a él, se detuvo y observó que en la gorra había solo unas pocas monedas.
El ciego, al reconocer sus pasos, le preguntó si había sido él quien había reescrito su cartel, y sobre todo, quería saber qué había puesto.
El publicista le contestó “Dice lo mismo que decía antes, pero con otras palabras”, sonrió y siguió su camino. El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía: “Estamos en primavera, y yo no puedo verla”
Habla como Dios habla y tendrás resultados extraordinarios, y el milagro que estás esperando llegará a tu vida. No va a ser necesario que corras tras él, él te alcanzará.
Hay cuatro tipos de cristianos:
Esponja: lo bueno es para mí y lo malo también.
Embudo: le entra por un lado y le sale por el otro.
Colador: deja pasar todo lo bueno y se queda con lo malo.
Tamiz: deja salir la harina común y se queda con la selecta.