Jesús estaba hablando acerca de aquel día venidero en donde estaremos en su presencia y le rendiremos cuentas. Dice que muchos lo han de llamar como su Señor, que profetizaron en su nombre, que en su nombre echaron fuera demonios y que hasta en su nombre hicieron muchos milagros.
Estas personas que le dicen esto a Jesús, son en realidad seguidores falsos, personas que no hacían lo que Dios quería, personas preocupadas por cosas mundanas, personas que hasta ganaban dinero con la palabra de Dios. A esas personas se refiere y Él las va a echar a un lado.
¿Quiénes son estos seguidores falsos?
Estos seguidores falsos son todas aquellas personas que no tuvieron nunca una comunión real con Dios. Son personas que se jactan de saber mucho de la Biblia, de llamar a Cristo su “Señor”, de estar en la cúspide de la superioridad moral. Pero en realidad son como los maestros de la ley religiosa de los tiempos de Jesús. No hacen nada en cuanto a lo que Dios quiere, solo hablan (Mateo 23:3).
Son falsos profetas, personas que hacen profecías o predicciones utilizando la Biblia solo para llamar la atención, para volverse famosos o hacer dinero rápido. Utilizan la Biblia para sacar fechas “extremadamente exactas” acerca del fin del mundo, con el fin de hacerse populares y sacarle dinero a las personas inocentes.
Expulsan demonios en nombre de Jesús. Esta es una de las peores cosas, pues engañan a las personas haciéndoles creer que les están expulsando seres impuros de su cuerpo. Y quizá ellos mismos sean los que los tengan. Por lo que, no deben dejarse engañar con esas falsedades.
Hacen milagros en el nombre de Jesús, ¿Qué clase de milagros? Los únicos milagros que hacen estas personas son “Shows de televisión muy entretenidos”. Pero sin ninguna gracia, y menos la de Dios.
Un verdadero seguidor de Cristo debe mantenerse alejado de ese tipo de personas, no vaya a ser que termine engañado de alguna forma. Pero también debe tratar de comunicar el verdadero mensaje de salvación a cualquier hermano que esté engañado por estos agentes del mal. (Marcos 13:22).