sábado, 21 de febrero de 2015

El Madero

El retorcido sauce estuvo en nuestro patio durante más de 20 años. Proveyó de sombra a nuestros cuatro hijos mientras jugaban en el patio, y fue albergue a las ardillas del vecindario. Pero cuando llegó la primavera y el árbol no despertó de su sueño invernal,... había llegado la hora de derribarlo.
Trabajé en ese árbol durante una semana, primero para tumbarlo y luego para cortarlo, cortar dos décadas de su crecimiento en pedazos manejables. Y dispuse entre tanto, de mucho tiempo para pensar en los árboles.
Pensé en el primer árbol, en el que colgaba el fruto prohibido que Adán y Eva no pudieron resistir. (Génesis 3:6).  Dios usó ese árbol para probar su lealtad y confianza.  Luego está el árbol del Salmo 1, el cual nos recuerda el fruto de una vida piadosa. Y en Proverbios 3:18, la sabiduría es personificada como árbol de vida.
Pero el más importante es un árbol transplantado: la tosca cruz del Calvario fue hecha de ese árbol robusto. Allí, nuestro Salvador unió el cielo y la tierra para llevar sobre sus hombros los pecados de todas las generaciones. Se destaca por encima de todos los árboles como símbolo de amor, sacrificio y salvación.
En el Calvario, el Hijo unigénito de Dios sufrió una muerte horrible en una cruz. Ese es el árbol de vida para nosotros.
La cruz de Cristo revela lo peor del pecado del hombre y lo mejor del amor de Dios.
1 Pedro 2:24 
…llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero…

El primer lugar es para Jesucristo

Inline image 1Un día Jesucristo ocupará el primer lugar en esta tierra donde, cuando nació, no hubo lugar para Él. ¡Será el Rey indiscutible!
Jesucristo ocupa el primer lugar en toda la Biblia. En el Nuevo Testamento lo hallamos como real, y también lo encontramos figuradamente representado y anunciado como venidero, en los libros del Antiguo Testamento. En el libro de Génesis, por ejemplo, lo vemos en la historia de José: amado por su padre, vendido por sus hermanos, y al final engrandecido como gobernador de Egipto. En Éxodo es el cordero sacrificado en la Pascua. En Levítico los sacrificios y las ofrendas hablan de Él. En el libro de los Números, la serpiente de bronce colocada por Moisés sobre una asta para salvar a los que la miraban, nos hace pensar en Jesús en la cruz, como él mismo lo diría (Juan 3:14-15), etc.

En el Nuevo Testamento recibe el primer lugar. Los cuatro evangelios nos presentan los diferentes aspectos de su persona y de su gloria. Las epístolas exponen los resultados de su obra. Por último, el Apocalipsis revela cómo tomará el primer lugar a la cabeza del reino del mundo, y luego en el cielo por la eternidad.
Jesucristo ocupa el primer lugar en la creación: “Todo fue creado por medio de él y para él(Colosenses 1:16). Él es quien sostiene el Universo (Hebreos 1:3).
También ocupa el primer lugar en la resurrección. Es el primer resucitado de entre los muertos. Es el primer glorificado en el cielo y el primero en la Iglesia (Romanos 8:29).
Ahora el Señor Jesús desea ocupar el primer lugar en mi vida y en la suya.

El Arte de Amar

Hay una diferencia entre enamoramiento y amor. Nos enamoramos cuando conocemos a alguien por quien nos sentimos atraídos, y rompemos frente a él o ella, las barreras que nos separan de los demás.
Nos enamoramos cuando compartimos con esa persona nuestros sentimientos y pensamientos más íntimos, y tenemos la sensación de que, por fin, conectamos con alguien. Nos sentimos felices y andamos todo el día de buen humor y atontados.
Cuando estamos enamorados nos parece que nuestra pareja es perfecta y la persona más maravillosa del mundo.
Pero es diferente el amor. Empezamos a amar cuando dejamos de estar enamorados. ¿Cómo? Así es. El amor requiere conocer a la otra persona, requiere tiempo, requiere reconocer los defectos del ser amado, requiere ver lo bueno y lo malo de la relación.
No quiere decir que enamorarse no sea bueno, al contrario, es maravilloso. De hecho, muchas personas son adictas a estar enamoradas, pero pronto acaban sus relaciones cuando la magia desaparece; porque empiezan a ver defectos en la otra persona y a darse cuenta que no es tan perfecta como pensaban.
Pero el verdadero amor no es ciego. Cuando amas a alguien puedes ver sus defectos, sus fallos, y quieres ayudarle a superarlos. Al mismo tiempo esa otra persona ve tus propios defectos y los entiende. El amor verdadero está basado en la realidad, no en el sueño de encontrar a un príncipe azul o a una princesa encantada.

¿Por qué hoy no?

El cielo conspira por verte sonreír. La hazaña más grande de Dios es que tú sientas que todo lo que está aquí en la tierra es para el contentamiento de su más bella obra de arte.
Las flores sonríen y el sol brilla porque necesitan una sonrisa tuya para empezar su día. La vida entera te habla de lo importante que eres. Incluso la tecnología ha sido creada por la mejor creación de Dios, el hombre, por lo tanto, también forma parte del plan de hacerte sonreír.
Por lo que la vida necesita tu alegría, necesita que sonrías de una vez por todas. Sea lo que sea que sucediera para que hoy tengas esa carita triste, la vida te pide encarecidamente que le regales una sonrisa. Ten paciencia, te dice el viento, que sopla susurrándote que un milagro pronto percibirás; no dejes de creerlo, ten fe.
Hoy es un buen día, no mañana y tampoco pasado mañana, es hoy. ¿No te has visto? Eres maravilloso(a), eres todo lo que Dios soñó que fueras, eres quien eres por una razón. ¿Sabías que incluso el nombre que tienes no fue puesto por casualidad, aunque te lo hayan puesto en minutos? Recuerda que NADA ES CASUALIDAD, TODO TIENE UN PROPÓSITO.

Momentos con Dios

“Envía tu luz y tu verdad; estás me guiarán; me conducirán a tu santo monte, y a tus moradas. Entraré al altar de Dios, al Dios de mi alegría y de mi gozo; y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío”.
(Salmos 43:3-4)
¡Amo el libro de los Salmos! Quedo cautivo, extasiado y sin palabras cuando me adentro en esas hermosas composiciones que escribieron diferentes salmistas, entre los cuales, el más destacado es David. Me gusta percibir a través de esos versos, clamores, plegarias y cánticos, y la confianza que ellos tenían en la fidelidad y el amor de Dios. Y la sencillez y transparencia de sus almas, que sabían reconocer cuándo necesitaban de la misericordia y el perdón de Dios, y también, cuándo era el momento indicado para alabarle, invocarle y decirle cosas lindas a su oído.
Debemos procurar a diario entrar al monte, al altar de Dios. El altar mayor está en la disposición de nuestro corazón y lo abrimos, cuando en oración nos postramos y adoramos a ese Ser que nos dio la vida y que continuamente, hace maravillas y cosas increíbles en nosotros. Cuando le cantamos, cuando pedimos su dirección y guía para las cosas que vamos a hacer; cuando le consultamos sobre nuestras más anheladas aspiraciones Él nos envía su luz, y en su sabiduría, nos hace conocer las cosas que tiene para nosotros. Él nos hace entender siempre, que sus caminos y pensamientos nos llevaran más lejos de lo que imaginamos.