Marcos 2:21-22 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo y se hace peor la rotura. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, el vino se derrama y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar.
Cuando comienza un nuevo año muchas personas en el mundo hacen toda clase de ritos y costumbres para atraer bendiciones a éste. Atrae ver por la ventana, cada primero de año, a personas supersticiosas salir con su maleta a dar una vuelta, o ver cómo algunos se atragantan comiendo uvas o lentejas o haciendo cantidad de ritos que son... hasta divertidos. O sea, es ridículo que las personas cierren sus oídos para escuchar del Dios que trae bendición verdadera, cuando realmente prefieren creer en sus costumbres y supersticiones.
En lo que se refiere a nosotros (es decir a aquéllos que hemos puesto nuestra confianza en Dios) hay un mensaje maravilloso de parte de Dios:
“Nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo, porque entonces el remiendo al encogerse tira de él, lo nuevo de lo viejo, y se produce una rotura peor.
Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces el vino romperá el odre, y se pierde el vino y también los odres; sino que se echa vino nuevo en odres nuevos.” Marcos 2:21-22
Si anhelamos algo nuevo del Espíritu Santo, hay una gran verdad que debemos poner en práctica a partir de ahora: DEBEMOS RENOVARNOS.
Cuando Jesús habla del “vino nuevo” se refiere al Espíritu Santo, y los odres son las personas, somos cada uno de nosotros. ¿Qué tipo de odre quieres ser? A continuación algunas diferencias para que sepas elegir el lado correcto:
1. ODRES VIEJOS:
Un odre viejo hace referencia a una persona que aún no ha nacido de nuevo, que está llena de preocupaciones y pensamientos erráticos, que vive pensando en los afanes de esta vida y no ha puesto aún su confianza completa en Dios.
Un odre viejo es alguien que ha aprendido a descansar en Dios pero no ha puesto su fe completa en Jesús; un odre viejo es alguien que sabe de Dios pero no sabe quién es; un odre viejo es alguien que anhela la presencia de Dios, pero su propia naturaleza le impide encontrarlo; un odre viejo es alguien cuya mente no ha sido renovada y mantiene aún pensamientos de duda, temor, inseguridad, incredulidad, inmundicia, etc.
Un odre viejo es alguien que no ha podido entender la palabra de Dios, que ora todo el tiempo pero parece no recibir respuesta, que clama por la presencia de Dios pero tanto ruido de su mente impide que pueda escuchar la voz de Dios. Es alguien que anhela ver la gloria de Dios pero no tiene fe y por tanto no puede verla.
Un odre viejo se encuentra constantemente luchando contra sí mismo, se encuentra cansado todo el tiempo, se siente culpable por no hacer lo suficiente, es hipocondríaco, depresivo, bipolar, temeroso y cobarde.
Un odre viejo es una persona que sabe el camino de la libertad pero no se ha decidido a seguirlo.
¿Quieres seguir con esta actitud? ¿Quieres ser como una hoja llevada por cualquier viento? ¿Quieres ser alguien que no es firme ni constante? ¿Quieres seguir siendo alguien que no termina los proyectos que comienza? ¿Quieres seguir anhelando una libertad que tienes al alcance de tus manos? ¿Quieres seguir siendo dos personas viviendo en un mismo ser? Sigamos un camino mejor...