jueves, 3 de septiembre de 2015

Tal como soy

No hay forma de verificarlo, pero posiblemente, ninguna canción se asocia más con la profesión de las personas de fe, que el himno “Just As Am” (Tal como soy). Aunque fue escrita en 1835, la popularidad del himno alcanzó su cénit en la segunda mitad del siglo XX, cuando Billy Graham la utilizó para las llamadas a su altar. Muchas iglesias evangelistas también la han adoptado, por lo que es una tradición en los servicios cuando las personas están invitadas a “caminar por el pasillo” y declaran su vida por Jesús.
Y no es de extrañar. ¿Hay algún himno que resuma la declaración de un viaje espiritual de manera más precisa que éste, con estas palabras “¿Tal como soy?” Estas palabras, poderosas y hermosas, de un pecador al decidir el lugar de su alma en las manos de Jesús.
Tal como soy, sin un motivo
Pero tu sangre había para mí
Y me pides que venga a ti,
Oh Cordero de Dios, yo vengo, yo vengo.

Tal como soy y no espera
Para librar mi alma de una mancha oscura,
A Ti, cuya sangre puede limpiar cada lugar,
Oh Cordero de Dios, yo vengo, yo vengo.

Tal como soy, aunque sacudido
Con muchos conflictos, muchas dudas,
Luchas y temores dentro, fuera,
Oh Cordero de Dios, yo vengo, yo vengo.

Tal como soy, pobre, miserable, ciego;
La vista, la riqueza, la curación de la mente,
Sí, todo lo que necesito, en ti para encontrar,
Oh Cordero de Dios, yo vengo, yo vengo.

Tal como soy, Tú me quieres recibir,
Marchitarse la bienvenida, el indulto limpiar, aliviar;
Porque tu promesa yo creo,
Oh Cordero de Dios, yo vengo, yo vengo.

¿Has venido? ¿Quieres venir hoy tal como eres?

¿Es bíblica la seguridad eterna?

Cuando se llega a conocer a Cristo como el Salvador, se tiene una relación con Dios que garantiza la seguridad eterna. Judas 24 declara, “Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría”. El poder de Dios guarda de caer al creyente. Es asunto de Él, no está en nosotros, presentarnos delante de Su gloriosa presencia. Y nuestra seguridad eterna es el resultado de Dios guardándonos, y no de nosotros guardando nuestra propia salvación.
El Señor Jesucristo proclamó, “Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10:28-29). Ambos, Jesús y el Padre nos han sujetado firmemente en sus manos. ¿Quién podría arrebatarnos del Padre y del Hijo?


Efesios 4:30 nos dice que los creyentes han sido “sellados para el día de la redención”. Si los creyentes no tienen seguridad eterna, el sello no sería para el día de la redención, sino solamente para el día del pecado, apostasía, o incredulidad. Juan 3:15-16 nos dice que todo aquel que cree en Jesucristo “tiene vida eterna”. Si a una persona se le promete vida eterna, pero luego se le quita, ésta en realidad, nunca fue “eterna”. Y si la seguridad eterna no es verdadera, las promesas de la vida eterna de la Biblia serían una equivocación.

Mas cuando se trata de argumentos, el más poderoso de la seguridad eterna se encuentra en Romanos 8:38-39, “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. La seguridad eterna está basada en el amor de Dios hacia aquellos a quienes ha redimido. Nuestra seguridad eterna ha sido comprada por Cristo, prometida por el Padre, y sellada por el Espíritu Santo.



Imagínate en el Cielo

Para todos aquellos que soñamos con viajar y conocer diferentes partes del mundo, es una aventura y un verdadero desafío lograrlo en tiempos donde la economía a nivel mundial está afectada.
Pero cuando imagino las calles de oro o el mar de cristal, estar ante la presencia del Señor riendo, alabándolo y mirándolo cara a cara, no puedo evitar sentirme emocionada.
Porque aunque en esta vida muchas veces tenemos tristezas y preocupaciones, un día podremos reconocer y apreciar que valió la pena sembrar para el reino de Dios.
Pues solo un instante en Su majestuosa gloria, rodeada de sus brazos amorosos, nos hará sentir una verdadera gloria. Allí no va a haber problemas de ninguna índole. No existirán límites, ni fronteras ni necesidad de pasaportes. Todos hablaremos un mismo idioma, compartiremos y nos amaremos sin que a nadie se lo señale por su nacionalidad, color de piel, ideología política, apariencia física, condición o posición social, porque todos estaremos unidos en un mismo sentir, espíritu y pensar.
Cuando imagino lo asombroso de estar compartiendo, todos los que seamos fieles a Dios, en las bodas del Cordero… mi corazón se inunda de alegría y de paz. Sonrío porque será señal de que no perdí mi tiempo en esta vida. Y cuando orgullosa el Señor me diga, “Ven buen sierva y fiel, en lo poco fuiste fiel y en lo mucho te pondré. ¡Entra en el gozo de tu Señor!, yo saltaré, gritaré y danzaré de tanta felicidad. Cuando Dios me entregué una corona, no importa su tamaño, y me diga: “por cuanto hiciste el bien a uno de mis pequeñitos, me lo hiciste a mí”, presenciaré, seré testigo de la fidelidad de mi Amado Dios.

¿Y tú puedes imaginarte cómo será estar en el cielo con nuestro Dios para siempre?

La anciana y el manzano

anciana-plantandoLa historia habla de una anciana que, afanada, plantaba un manzano. Estaba en esa tarea, cuando se le acercó un hombre para decirle, “¿por qué planta usted árboles cuyo fruto quizá nunca comerá?” A la pregunta, la anciana le respondió, “alguien plantó árboles antes de que yo naciera y comí de su fruto, y ahora planto para otros, para que la memoria de mi gratitud exista cuando yo me haya ido”.
Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado; Y mi rédito mejor que la plata escogida. Proverbios 8:19.
Yo, Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:10.
Una historia breve, pero de un innegable significado. El camino trazado para que usted conociera al Señor fue forjado con mucho sacrificio, el más cruento, la muerte de Jesús en la cruz, en Jerusalén; dice la Escritura al respecto: Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho. Isaías 53: 11. El fruto de tan gran dolor y sacrificio es usted. La mujer de la historia, reconociendo la labor de sus antecesores, que fue la de plantar árboles para que comieran los que le sucedieran, quiso dejar la misma herencia, para que después de morir, fuera recordada. Es muy positivo que los hijos y las hijas de Dios Creador, se preocupen de dejar huellas de su caminar en Cristo, para ser también recordados por los frutos dejados, y como reconocimiento, imitarlos.

Estallido de amor


Uno de los sentimientos más nobles que pueda existir es el amor. Hay diferentes tipos de amor y diferentes formas de demostrarlo. Las acciones que hagamos a las personas a nuestro alrededor, deben estar siempre motivadas por el amor. Si no nos mueve el amor, de nada sirven.
La Palabra de Dios dice en Juan 3:15-21 “Para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él. El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios”. 
También dice en 1ra. Juan 4:9-10 “En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de Él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados”.
RECUERDA, EL MOTOR POR EL CUAL CRISTO JESÚS SE ENTREGÓ POR TODOS NOSOTROS FUE EL AMOR Y FUE EL ÚNICO AMOR PERFECTO Y COMPLETO. DEBEMOS HOY RECONOCERLO Y ACEPTARLO COMO ÚNICO Y SUFICIENTE SALVADOR, REY Y SEÑOR. ¿YA LO TIENES CONTIGO?