¿Pero,... estás leyendo jovencito?
Oh, sí, estoy revisando cómo se hacen las embarcaciones, pues me llama la atención el hecho que el hierro flota y siempre me preguntaba por qué ocurría eso.
Jovencito, deja los libros, eso no te llevará a nada bueno, solo los hacen para que la gente pierda el tiempo. Mira yo, como trabajo, todo me lo han enseñado, y así se aprende en la vida, viendo y haciendo, pero leer es una pérdida de tiempo muchacho.
Ramiro se incorporó de su asiento y le dirigió una mirada penetrante al viejo entrado en los setenta, y le preguntó: Disculpe don Carmelo, usted que sabe, ¿cómo hacen los barcos para flotar siendo tan pesados y con cargamentos de muchas toneladas?
El viejo, que lo estaba tentando a dejar de leer, le dijo: no, realmente nunca me ha interesado eso hijo, pues las cosas que ya están hechas no necesitan discutirse.
Pero vea lo que dice aquí Don Carmelo, esto es algo nuevo en mi cerebro, aquí dice que los barcos flotan porque son menos densos que el agua…
Si bien es cierto que la inmensa mayoría de los barcos son de metal (el cual se hunde con gran facilidad), estos ocupan un gran volumen. Ahora bien, ¿qué es la densidad? Densidad es la cantidad de materia que existe en una unidad de volumen.
Una esfera de 1 metro cúbico de hierro sin duda se irá al fondo del mar. Pero si con ese mismo metro cúbico de hierro construimos una esfera hueca, su volumen será mucho mayor que el de la esfera sólida, y con la ayuda del empuje del agua hacia arriba (Principio de Arquímedes), flotará.
Un objeto que está hueco tiene poca densidad, porque en su mayoría está lleno de aire. Con el barco ocurre lo mismo; aunque sea de hierro, flota en el agua a causa del aire que tiene dentro. En el caso de que se le haga un agujero en el casco, el agua entrará expulsando el aire hacia fuera, entonces la densidad del barco será mayor que la del agua y el barco se hundirá.
El viejo, volvió a carraspear y dijo: ¡mira qué interesante muchacho, no se me había ocurrido eso nunca!El jovencito, levantando su mirada a él le comentó: mire qué importante es leer Don Carmelo, si se tienen dudas; dicen entonces, que uno debe buscar la respuesta y luego ya no tendrá esa misma duda.
El viejo se rascó la cabeza y frunciendo el ceño dijo: bueno, yo creo que si leyéramos las cosas que escriben las personas cuerdas,... sería algo bueno, pero no creo que todas sean cuerdas muchacho.
¿Como puede usted saber eso Don Carmelo? ¿Está usted cuerdo?
¡Claro, muchachito malcriado!, si no no estaría hablando contigo, ¡mira qué locuras las que preguntas!
Pues lo pregunto por lo que usted me dice que los que escriben no todos están cuerdos y por eso debo yo dejar de leer.
Yo lo que siento es que aprendo cada vez que leo, que mi mente toma todo lo que necesita y sí, en muchas cosas a veces veo que algunos que escriben dicen cosas malas, y mi mente debe estar apta y saber o buscar si de verdad eso es real, bueno o malo. Me obliga a hacer algo más que leer, me induce a investigar.
¿Investigar qué? Preguntó con asombro el viejo. ¿Acaso es que te vas a convertir en un agente de investigación? Yo para evitar toda esa fatiga no me preocupo por nada. Bueno, allá tú que quieres seguir aquí en tus lecturas. Es interesante eso de por qué flotan los barcos, pero de qué me sirve a mi edad eso, nunca me ha servido.
El joven, con una sonrisa, le contestó: si nunca se lo preguntó,... le entiendo su forma de actuar Don Carmelo, pero es que mi mente quiere saber siempre cosas y me es difícil actuar como usted me dice que haga, no leer.