sábado, 7 de noviembre de 2015

Los cristianos y la grandeza de Cristo

“Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré” (Juan 14:14). Mostramos la magnitud de nuestro Cristo por lo que pedimos en su nombre. Estamos hablando de pedir en grande y esperar grandes cosas. Manifestamos la grandeza de nuestro Cristo por la grandeza de nuestras súplicas. 
Tenemos poco de Cristo porque le pedimos poco. Limitamos nuestras súplicas a las cosas materiales. Es cierto que debemos dejarle conocer nuestras necesidades, pero pedir solo por la alimentación y la vivienda es disminuir nuestra visión de su grandeza.
El reino de Dios, en el que estamos, es “gozo y paz en el Espíritu Santo", y servimos a un Cristo triunfante y estamos llamados a compartir su triunfo. ¿Tiene usted gozo y paz en el Espíritu Santo? ¿Usted va a su trono, pidiendo gozo y paz? ¿Le pide al Padre “en el nombre de Jesús”?
Cristo no triunfó para sí mismo. Lo hizo por usted y por mí, por todos, por lo tanto, tomemos los beneficios de ello. ¿Pide usted ser más semejante a Cristo? ¿Pide con fe, en el nombre de Jesús, por las demás promesas de Hebreos?
Dios está esperando y deseando más peticiones. Pedir “en el nombre de Jesús” es una invitación a participar de la gran bondad de Dios, guardada para los que creen y piden en gran medida. Pida hoy con un espíritu de regocijo creciente, aún en sus mayores tiempos de dificultad.

Los escalones que sean necesarios para llegar

La vida se compone de momentos buenos y difíciles, siendo imposible mantener solo unos. La mayoría quisiéramos que siempre fueran buenos, pero la realidad nos dice que no existe una vida sin dificultades, como tampoco una sin cosas buenas, afortunadamente.
Podemos ver la vida como una escalera en la que los escalones se construyen diariamente. Por cada logro es uno que subes, por cada prueba otro que construyes; todos los procesos de la vida son buenos, solo que no todas las cosas que nos pasan pueden disfrutarse desde que comienzan, o lo que es lo mismo, cada situación tiene algo que nos hace bien, pero a veces, éstas llegan de forma agradable y clara, y otras de una manera que hay que descubrir poco a poco, y su proceso a veces tarda y llega a ser difícil.
escalonesCuando nos toca estar en la cima de un logro, en este caso pisando sobre un escalón, todo nos va muy bien, parece que la vida nos sonríe, que todo tiene sentido y encaja a la perfección, pero llega el momento de subir un poco más y todo se ve complicado y difícil, como si de repente nos viniera una racha en la que nada es comprensible, en la que buscas salidas y no las hay, piensas a dónde se han ido las cosas buenas y qué es lo que está sucediendo; pues bien, la respuesta es que quedaron en el escalón de abajo, mientras sigues construyendo lo que te lleva más alto.
Puede ser que hoy, sin saber cómo, te encuentres en un lugar donde las cosas buenas quedaron atrás, y solo te ha tocado enfrentarte a dificultades y situaciones que no comprendes; y te asusta la idea de pensar que pudiste haber hecho algo mal por lo que te está yendo de esta manera, buscas y no comprendes cómo salieron tan mal las cosas. Pero no has pensado en que lo que hoy estás viviendo está formándote un nuevo destino, un nuevo escalón, y te lleva cada vez más cerca del objetivo final.

Las treinta monedas de plata de Judas Iscariote

“Uno de los doce, el que se llamaba Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes. - ¿Cuánto me dan, y yo les entrego a Jesús?, les propuso. Decidieron pagarle treinta monedas de plata. Y desde entonces Judas buscaba una oportunidad para entregarlo”. (Mateo 26:14-16 NVI)
Persona misteriosa y sombría, poco se conoce de ella en la escrituras, únicamente lo que se menciona de él en el Nuevo Testamento en su caminar como apóstol de Jesús.
Las treinta monedas de plata de Judas IscarioteAllí, en medio de los doce, escuchando a Jesús predicar, compartiendo con Él momentos especiales de unción, crecimiento y comunión espiritual. 
Asombrosa es la manera como Jesús lo trató, siempre con amor, perdón y reconciliación, aun sabiendo que él traería a su vida traición y muerte.
Conocía el corazón de Cristo, pero desvió su mirada a la avaricia; dejó de escuchar la voz de Dios para tomar el camino a la destrucción; es más, jamás sabremos si realmente le escuchó alguna vez. Su dios dinero, lo impulsaba a robar, y ambicionar riquezas sin importar lo que pudiera causar al prójimo.
Al igual que nosotros, Judas cumplió el plan y propósito que Dios había trazado para él. Jesús debía morir crucificado para el perdón de nuestros pecados, y el instrumento usado, en ese momento, para que se cumpliera lo que estaba escrito era él.
Vendió no solo a Jesús, también sus principios, su integridad, sus oportunidades, puede que hasta sus sueños y proyectos, por solo unas monedas de metal, que aunque tenían un gran valor para aquella sociedad, al estar untadas de sangre, las hacía malditas y reprochables ante los hombres y ante el Creador.
Se apartó de la fe verdadera, y tomó el camino de la oscuridad, hipocresía y muerte ofrecido por satanás.

La Nueva Era

Vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias pasiones, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 2 Timoteo 4:3, 4.
Por otra parte, y en gran medida como una consecuencia del frío mundo anti-espiritual que nos dejó el escepticismo ateo o agnóstico, Occidente ha sido invadido, también, por la influencia del conjunto de ideas y prácticas espiritualistas provenientes de Oriente, bajo el fenómeno que llamamos New Age, o Nueva Era. 
Este fenómeno engloba y alberga, por su propia naturaleza, todo tipo de creencias, especialmente de corte oriental, que incluyen una base mayormente panteísta (todo en la naturaleza es divino), en la que se elimina el concepto del bien y del mal como opuestos, antagónicos. Lo que llamamos bien y mal serían pues, categorías artificiales que describen las dos caras necesarias y complementarias de la realidad, a fin de que exista un equilibrio y una armonía cósmicos.