viernes, 11 de enero de 2013

Señales para otros - Mensajes de ánimo

¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano,
y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo?
 (Mateo 7: 3)
Se cuenta que, un día de tantos, varios oficiales de policía estaban instalando en la calle algunas señales de tráfico. Entre ellas, unos carteles que advertían no exceder el límite de velocidad.
De pronto, otro oficial se acercó en su patrulla; bajó de su coche, y procedió a pegar en el parabrisas del coche-patrulla de sus compañeros una papeleta de multa por estacionamiento indebido. ¿Qué estaba ocurriendo?.…Pues que ese día los gendarmes, en su afán por atrapar infractores de tráfico, no notaron que ellos también habían cometido una infracción, al estacionar su propio coche-patrulla en el lado equivocado de la carretera.
Como era obvio de suponer, se resistieron a ser amonestados.
Al igual que en esta peculiar anécdota, así ocurre en nuestra vida espiritual, pues resulta más fácil señalar,  detectar y juzgar las faltas de los demás, que reconocer  las nuestras. Algunos somos expertos en criticar, murmurar y juzgar al resto, mientras sutilmente intentamos cubrir nuestros propios defectos. Más o menos como la actitud de ciertos líderes políticos,  quienes en sus campañas proselitistas en busca del favor del electorado, se dedican más a hablar de las faltas, limitaciones y hasta defectos personales de sus oponentes, que a promocionar sus propios planes y   fortalezas. No dicen: “Voten por mí, porque soy…”, sino: “NO voten por él, porque es… ”.
Este tipo de actitudes se podrían comparar con la de aquel fariseo jactancioso que, en el templo y puesto en pie, oraba de esta manera: “Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aún como este publicano; ayuno dos veces a la semana, y doy diezmos de todo lo que gano….(Parábola del fariseo y publicano : Lucas 18: 11-12)  

Diciéndolo en sentido figurado: dejemos de estar preocupados o preocupadas solamente en instalar normas, reglas, pautas o   “señales de tránsito” para los demás, no sea cosa que, por hacerlo, estemos  desconociendo las multas por estacionamiento indebido, que Dios nos dejará en nuestro propio parabrisas.   

El Tiempo - Reflexiones - vídeo

Un hombre decidió pasar algunas semanas en un monasterio de Nepal.
Cierta tarde entró en uno de los numerosos templos de la región y encontró a un monje sentado en el altar sonriendo.

 Le preguntó por qué sonreía.
“Porque entiendo el significado de los plátanos”, fue su respuesta.
Dicho esto, abrió la bolsa que llevaba, extrayendo de ella un plátano podrido.
“Este plátano representa la vida que pasó y que no  aprovechó en el momento adecuado; ahora es demasiado tarde.”
Seguidamente, sacó de la bolsa un plátano aún verde, lo mostró y volvió a guardarlo.
“Éste representa la vida que aún no sucedió, es necesario esperar el momento adecuado".


Finalmente tomó un plátano maduro, lo peló y lo compartió con él.
“Este es la vida en el momento actual. Aliméntate con ella y vívela sin miedos y sin culpas".


Juan 10:10
Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Efesios 5:16
Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.

Quizá - Reflexiones con vídeo

Quizá
no tenga nada singular
y sé que tengo defectos en mi andar
Tal vez
a veces fallo sin querer
y sé que hasta me vuelve a suceder
Quizá
no tenga nada singular
y sé que tengo defectos en mi andar
Tal vez
a veces fallo sin querer
y sé que hasta me vuelve a suceder
Pero tengo algo más
que me da libertad
y sé que estoy bien
Es que me ama, tanto me ama
y no lo puedo comprender
Es que me ama, tanto me ama
y no lo puedo merecer
me acepta tal cual soy
Quizá no siempre logro obedecer
y sé que al intentarlo fallaré
mas sé que el siempre llevará mis pies
por sendas donde lograré crecer
Pero tengo algo más
que me da libertad
y sé que estoy bien
Es que me ama tanto me ama
y no lo puedo comprender
Es que me ama tanto me ama
y no lo puedo merecer
///me acepta tal cual soy///

Detén la ansiedad - Devocional

No vivan pensando en qué van a comer, qué van a beber o qué ropa se van a poner. La vida no consiste solamente en comer, ni Dios creó el cuerpo sólo para que lo vistan.
Miren los pajaritos que vuelan por el aire. Ellos no siembran ni cosechan, ni guardan semillas en graneros. Sin embargo, Dios, el Padre que está en el cielo, les da todo lo que necesitan. ¡Y ustedes son más importantes que ellos!
¿Creen ustedes que por preocuparse vivirán un día más? Aprendan de las flores que están en el campo. Ellas no trabajan para hacerse sus vestidos. Sin embargo, les aseguro que ni el rey Salomón se vistió tan bien como ellas, aunque tuvo muchas riquezas.
Si Dios hace tan hermosas a las flores, que viven tan poco tiempo, ¿acaso no hará más por ustedes? ¡Veo que todavía no han aprendido a confiar en Dios!
ansiedadMateo 6:25-30
Vivir, consiste en sentir emociones positivas, pero también negativas;  en tener momentos de plenitud, y momentos tristes, de agobio, de miedo. Esto es vivir. Hay una frase  encantadora por el valor que encierra, que dice: “En un momento me sentí acosado por la ansiedad, pero me deshice del miedo, estudiando el cielo”.  La ansiedad se caracteriza por un sentimiento de miedo, desasosiego y preocupación.
Pero el problema está cuando la inquietud o la ansiedad empiezan a formar parte habitual en nuestra vida; estas son características que no agradan a Dios. Jesús nos exhorta a que no nos preocupemos por las cosas terrenales, ya que esto sólo lo hacen las personas que no tienen verdadera confianza en Dios.
La ansiedad es un padecimiento que muchas personas tienen, y de ella derivan muchas consecuencias físicas y espirituales.
El versículo 27 nos recalca ¿Creen ustedes que por preocuparse vivirán un día más?.
Claro que no, pero Dios nos manda que confiemos en Él, que confiemos en que Él es nuestro proveedor, por eso nos dijo que pidiéramos el pan de cada día, es decir, que nos preocupáramos sólo por el presente, porque cada día trae su propio afán.
Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes. 1 Pedro 5:7
No te impacientes ni dejes que las preocupaciones te asfixien y te roben la paz. Cualquier cosa, como el afán y la ansiedad, deja que se derrita ante tu mirada puesta en el Señor. Él tiene cuidado de ti, sólo confía en Él, pon todo en sus manos; cualquiera que sea la situación, problema, proyecto, recuerda que con Cristo somos más que vencedores; no te preocupes por lo que pasará, DETÉN LA ANSIEDAD y mejor da gracias a Dios por la victoria asegurada. ¡Respira y exhala! ¡Todo va a salir bien!
Nada ganamos con afanarnos, con ser impacientes con el futuro porque nada podemos hacer; Dios es el dueño del pasado, presente y futuro.
Ya no se preocupen por lo que van a comer, o lo que van a beber, o por la ropa que se van a poner. Sólo los que no conocen a Dios se preocupan por eso. Ustedes tienen como padre a Dios que está en el cielo, y él sabe lo que ustedes necesitan.
Lo más importante es que reconozcan a Dios como único rey, y que hagan lo que él les pide. Dios les dará a su tiempo todo lo que necesiten. Así que no se preocupen por lo que pasará mañana. Ya tendrán tiempo para eso. Recuerden que ya tenemos bastante con los problemas de cada día. Mateo 6:31:34
Busca primero a Dios cada día, pon en sus manos tu vida y todos tus proyectos, ¡CONFÍA! ÉL es tu Dios, ÉL cuida mejor que nadie de todas tus cosas terrenales.
Confía en el Señor y haz el bien;
establécete en la tierra y mantente fiel.
Deléitate en el Señor,
y él te concederá los deseos de tu corazón.
Encomienda al Señor tu camino;
confía en él, y él actuará.
Hará que tu justicia resplandezca como el alba;
tu justa causa como el sol de mediodía.
Guarda silencio ante el Señor,
y espera en él con paciencia;
no te irrites ante el éxito de otros,
de los que maquinan planes malvados
Salmo37: 3-7

¿Qué quieres de mí, Tú, oh Dios? - Devocional - vídeo

“Porque misericordia quiero y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.”
Oseas 6:6
A propósito del año nuevo y los buenos propósitos que siempre hacemos cuando iniciamos uno, parece que es un buen momento para que en nuestros propósitos incluyamos también a Dios; parece que es un buen momento para que nos preguntemos qué quiere Jesús de nosotros. ¿Quizá tenemos algo que  cambiar? Tal vez. Él quiere que dejemos de prometer lo que no vayamos a cumplir; siempre le estamos diciendo a Dios lo que nosotros queremos, pero alguna vez le hemos preguntado, ¿Tú que quieres de mí?
Pues hagámoslo entonces con un corazón sincero, contrito y humillado y seguro que Dios nos respondería: “Porque misericordia quiero y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos” como se lo manifestó al profeta Oseas.
Por tanto, esforcémonos en comprender el significado profundo de sus palabras; misericordia es sinónimo de benevolencia, benignidad, bondad, compasión, gracia y amor; también es perdón,  generosidad y amabilidad, pero ninguna de estas cualidades pueden florecer en nuestro interior si tenemos un corazón duro, si somos inflexibles, demasiado estrictos o rencorosos y no queremos perdonar.
Dios nos ha dado el Espíritu Santo y, con Él, el poder de amar y de perdonar verdaderamente; si no lo hacemos, no es porque no podamos, es porque no queremos y esto es grave, muy grave… Jesús nos enseñó el mayor amor por medio del sacrificio de su propia vida y sin amor, ¿cómo podríamos tener misericordia?, ¿cómo podríamos perdonar?
Recordemos la historia del Buen Samaritano (Lucas. 10.25-37) y cómo, de una u otra manera, todos los libros de La Biblia giran alrededor del  Padre, de su amor, y del Mesías (Jesucristo). Dios es amor y el amor es el mandamiento que nos dejó nuestro Salvador para protegernos, pues el amor es la fuerza más poderosa del mundo y quien ama, Dios está en él y Dios le guarda.
Ser demasiado estrictos, inflexibles o duros nos inhabilita para experimentar el maravilloso amor de Dios y la bendición de conocer y expresar el verdadero amor, que finalmente es lo que sanará nuestra mente y nuestro corazón.
Ser misericordioso con otros permitirá que nosotros alcancemos misericordia frente al trono de Dios, pues como fue dicho: Con la misma vara que medimos, seremos medidos también.
La segunda parte de este versículo habla de “Conocimiento de Dios mas que holocaustos”. Esforzarse en conocer más de Dios, de su Palabra, es más importante que los holocaustos, aunque éstos ya no tengan las características antiguas cuando se sacrificaban animales en honor al Creador; los holocaustos modernos son “nuestros propios sacrificios”, como el no perdonarnos a nosotros mismos y creer que merecemos sufrir por algo o justificar el sentimiento de culpa en vez de erradicarlo de nuestro corazón; es intentar “ayudar” a Dios haciendo el bien según lo entendemos y no de acuerdo a la Verdad y a la Palabra de Dios; es hacer promesas que nunca se cumplen; nosotros lo sabemos y, sin embargo, seguimos haciendo promesas y propósitos como si fuéramos dueños de nuestra vida.
Si conociéramos más a Dios y comprendiéramos su amor, toda la estructura de mentira sobre la que está construida nuestra mente se vendría abajo y sólo aceptaríamos el amor de Dios para restaurar, reconstruir nuestra vida desde sus cimientos, desde la raíz misma de la verdad fundamentada en Cristo Jesús; en el único camino, la verdad y la fuente de la vida.
El Conocimiento de Dios sólo proviene de dos fuentes: la Palabra de Dios y su revelación directa. Esta última es la voz de Dios y sólo puede escucharse cuando miramos en nuestro interior, cuando meditamos en nuestro Señor y buscamos su presencia.
La consecuencia de una vida conforme a la voluntad de Dios, que se esfuerce en vivir conforme Él quiere que vivamos, se refleja en estas palabras de Jesús:

“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día su propio mal.”

Mateo 6:33-34