En nuestros días hay patrones en las noticias mundiales que merecen ser destacadas. Todos los meses, y casi todas las semanas, suele aparecer un flujo constante de informes que mantienen a la nación de Israel regularmente en los titulares de las noticias. Todos, desde el conflicto con los palestinos, pasando por las guerras de sus alrededores, hasta las tensiones en Medio Oriente que, por lo general, son magnificadas por el Estado de Israel para que el resto del mundo siempre esté oyendo acerca de este país. Aún así, estos informes no son lo suficientemente coherentes al considerar que Israel es un país pequeño en términos geográficos, económicos y de población.
El hecho de que los acontecimientos en este pequeño Israel de hoy en día hallen eco en todo el mundo, debería llevarnos a considerar lo que fue el origen de la cadena de acontecimientos que ha llevado a esta peculiar situación. Para entender esto tenemos que ir a las primeras páginas del libro del Génesis en la Biblia, donde hace unos 4000 años un individuo solitario y sin importancia partió en un viaje de campamento sin fin, que dio lugar a que se convirtiera en un hombre renombrado en todo el mundo hoy en día. Lo cual es bastante notable, pero la comprensión de esta historia tiene implicaciones que van más allá de la causa y efecto del simple hecho histórico. El ‘Libro’ dice que el patrón de esta historia afectaría al resultado de tu destino eterno y el mío. Con solo una remota posibilidad de la certeza de este hecho, deberíamos, entonces, haber prestado atención.

La promesa a Abraham
El relato bíblico de Abraham comienza con Dios haciéndole las siguientes promesas:
»Haré de ti una nación grande, te bendeciré, haré famoso tu nombre y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra.” (Génesis 12: 2-3) NVI
… cumpliéndose que el nombre de Abraham sería Grande.
Actualmente, la mayoría de nosotros se pregunta si hay un Dios y si realmente se reveló a través de la Biblia o no. ¡Y aquí tenemos ante nosotros esta promesa!, promesa que se puede verificar. El relato muestra a Dios prometiendo directamente a Abraham que “hará famoso su nombre’. Nos encontramos en el siglo 21 y vemos que el nombre de Abraham/Abram es uno de los nombres históricos más reconocidos a nivel mundial. Esta promesa se ha hecho literal, histórica y su realidad es totalmente verificable. La copia más antigua del Génesis es la de los Rollos del Mar Muerto que datan del 200 al 100 A.C. Esto significa que esta promesa ha sido escrita desde entonces. Sin embargo, en aquel entonces la persona y el nombre de Abraham no eran muy conocidos, de hecho solo una minoría de los judíos que seguían la Torá lo conocían. Así podemos ver que el cumplimiento se ha comprobado como real después de que fuera escrito.
… por medio de su gran nación
Lo que también sorprende es que Abraham no hizo nada realmente digno de resaltar en su vida, o el tipo de cosas que normalmente hace que el nombre de una persona sea “grande”. No escribió nada extraordinario (como la Ilíada de Homero o la Odisea), no gobernó un imperio (como los faraones de Egipto), no condujo a un ejército con impresionantes campañas militares (como Aníbal o Alejandro Magno), tampoco inventó nada. No hizo nada excepto acampar y engendrar linajes. Si usted hubiera sido un apostador viviendo en los días de Abraham, habría apostado por los reyes, generales, guerreros, o los poetas de la corte creyendo que ellos sí serían nombres grandes en la historia. Pero sus nombres están olvidados, mientras que el hombre que apenas logró tener algunos hijos en el desierto es muy conocido en todo el mundo. Su nombre es grande solo porque la nación que él engendró mantuvo su historia viva, y así los individuos y las naciones que provienen de él se hicieron grandes. Esto es exactamente lo que se le prometió en Génesis 12 (“Haré de ti una nación grande… haré famoso tu nombre”). No hay nadie más en toda la historia que fuera tan grande tan solo por los descendientes que dejó, más que por los logros que realizó en su vida.