martes, 25 de diciembre de 2018

¿Dónde estaba Jesús los tres días entre Su muerte y resurrección?

Resultado de imagen de ¿¿Dónde estaba Jesús los tres días entre Su muerte y resurrección?Un pasaje clave en la discusión sobre dónde estuvo Jesús durante los tres días entre Su muerte y resurrección es 1 Pedro 3:18-19 que dice, "Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados". La palabra espíritu se refiere al espíritu de Cristo. El contraste es entre Su carne y espíritu, y no entre la carne de Cristo y el Espíritu Santo. La carne de Cristo murió, pero Su espíritu permaneció vivo. El cuerpo de Jesús estaba en el sepulcro, por supuesto, pero Su espíritu, habiendo partido en el momento de Su muerte (Mateo 27:50), estuvo en otro lugar durante esos tres días (Pero Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu).

Pedro nos informa sobre lo que sucedió en esos tres días entre la muerte de Jesús y la resurrección. La Biblia dice que Jesús "predicó" a los espíritus encarcelados (1 Pedro 3:19). La palabra griega utilizada indic
a simplemente que Jesús "anunció un mensaje". Jesús sufrió y murió en la cruz, y su cuerpo fue llevado a la muerte; pero Su espíritu fue vivificado y lo rindió al Padre (Lucas 23:46). De acuerdo con Pedro, en algún momento entre Su muerte y Su resurrección, Jesús hizo una proclama especial a "los espíritus encarcelados".

¿Dónde estaban esos espíritus encarcelados con los que Jesús habló entre Su muerte y resurrección? En ningún lugar de la Biblia se nos dice que Jesús visitara el infierno. La idea de que Jesús fue al infierno para continuar Su sufrimiento no es bíblica; Su sufrimiento acabó cuando en la cruz dijo: "Consumado es" (Juan 19:30). Hechos 2:31 dice que Él fue al "Hades" (Versión Reina Valera), pero el "Hades" no es el infierno. En el griego original, la palabra "Hades" se refiere a la esfera de la muerte, un lugar temporal en donde los muertos esperan la resurrección. Apocalipsis 20:11-15 en las versiones de habla inglesa NASB y en la Nueva Versión Internacional, hacen una clara distinción entre el Hades y el lago de fuego. El lago de fuego es el lugar permanente y final de juicio para los perdidos, mientras que el Hades es un lugar temporal para los perdidos, como también disponen los santos del Antiguo Testamento.

¿Cómo puedo saber con certeza que voy a ir al Cielo cuando muera?

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¿Sabe con seguridad que tiene vida eterna y que va a ir al cielo cuando muera? ¡Dios quiere que usted esté seguro! La Biblia dice: "Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna" (1 Juan 5:13). Supongamos que usted estuviera parado delante de Dios ahora mismo, y Él le preguntara, "¿Por qué debería dejarte entrar al Cielo?"

¿Qué respondería usted? Tal vez no supiera qué responder. Lo que necesita saber, es que Dios nos ama y ha provisto una manera por la cual podemos saber con seguridad dónde pasaremos la eternidad. La Biblia lo declara de esta manera: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).


Tenemos que entender primero, el problema que nos impide acceder al Cielo. El problema es que nuestra naturaleza pecaminosa nos impide tener una relación con Dios. Somos pecadores por naturaleza y por voluntad propia. "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23). No podemos salvarnos a nosotros mismos. "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie de gloríe" (Efesios 2:8-9). Merecemos la muerte y el infierno. "Porque la paga del pecado es muerte" (Romanos 6:23).

Dios es santo y justo, y por lo tanto debe castigar el pecado. Aún así, Él nos ama y ha provisto para el perdón de nuestro pecado. Jesús dijo: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14:6). Jesús murió en la cruz por nosotros: "Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios" (1 Pedro 3:18). Jesús fue resucitado de la muerte: "El cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación" (Romanos 4:25).

¿Deben los cristianos celebrar la Navidad?

Imagen relacionadaLa discusión de si los Cristianos deben celebrar la Navidad o no ha estado vigente durante siglos. Hay Cristianos dedicados y sinceros a ambos lados del dilema, cada uno con múltiples razones del porqué o el por qué no se debe celebrar la Navidad en los hogares Cristianos. ¿Pero qué es lo que dice la Biblia? ¿Da la Biblia una instrucción clara de si la Navidad es una festividad que deba ser celebrada por los Cristianos?

Primeramente veamos las razones por las que algunos Cristianos no celebran la Navidad. Una razón contra la celebración de la Navidad es que las tradiciones que rodean esta festividad tienen su origen en el paganismo. La búsqueda de información sobre este tema es difícil, porque los orígenes de muchas de nuestras tradiciones son tan oscuros que sus fuentes de información a menudo son contradictorias entre ellas. Campanas, velas, muérdago y otras decoraciones se mencionan en la historia del culto pagano, pero el uso de estas en el hogar no significa retornar al paganismo. Aunque sí se pueda considerar que hay ciertas raíces paganas en algunas tradiciones, hay muchas más asociadas con el verdadero significado de la Navidad, como lo es el nacimiento del Salvador del mundo en Belén. Del mismo modo, campanas que tañen para anunciar las buenas nuevas, velas que se encienden para recordarnos que Cristo es la Luz del Mundo (Juan 1:4-9), una estrella que se coloca en la punta del árbol para conmemorar la estrella de Belén, y regalos que se intercambian para recordarnos los obsequios de los reyes magos a Jesús, el regalo más grande de Dios a la humanidad.


Otro argumento contra la Navidad, concreta
mente el del árbol de navidad, es que la Biblia prohíbe traer árboles a nuestros hogares para decorarlos. Está basado en el pasaje de Jeremías 10:1-16, pero este pasaje se refiere a cortar árboles, cincelar la madera para hacer un ídolo y después decorarlo con plata y oro, con el propósito de inclinarse ante él y adorarlo (véase también Isaías 44:9-18). Así pues, el pasaje de Jeremías no puede tomarse fuera de contexto y aplicarse como legítimo argumento contra los árboles de Navidad.