lunes, 15 de diciembre de 2014

Raíces de la Vida

Pocos días atrás, mi esposa y yo nos deleitamos al compartir una tarde con mis abuelos maternos. Era algo que deseábamos hacer desde hace tiempo: conversar, hacerles preguntas, tomar nota de la variedad de experiencias que les ha tocado vivir en sus ocho décadas de vida, en fin… aprender de ellos.
¡Qué satisfacción supuso escucharlos hablar! Sus historias y anécdotas nos “trasladaron” mentalmente, a la época en la que llegaron de Europa como inmigrantes… al tiempo de su adaptación a esta tierra…y a los momentos de estrechez económica que los llevaron a emigrar nuevamente, a diferentes países y provincias.
Cada uno con distintas situaciones personales y familiares, entrelazadas (a modo de intrahistoria) con los acontecimientos históricos internacionales.
En todo esto, lo que cautivó nuestra atención de manera particular, fue redescubrir un concepto muchas veces olvidado: que nuestras vidas constituyen un continuo devenir de la vida humana.

El ritmo vertiginoso con que se desarrolla nuestro mundo actual constituye, sin duda, uno de los principales escollos a la hora de apartar el tiempo necesario para pensar en la realidad. y aprender de las lecciones que tiene para ofrecernos.
Es obvio, ya que el individualismo y la búsqueda del placer inmediato, al estilo hedonista, no tienen espacio posible en la memoria ni se pueden proyectar hacia el futuro. Digámoslo de una manera más llana: todos tenemos una historia personal, pero nuestro “aquí y ahora” no se debe a una generación espontánea. Todos constituimos un continuo presente, basado en el pasado de quienes nos anteceden que, al mismo tiempo, se desarrolla como el pasado de las futuras generaciones.
La Biblia señala: “Pregunta a las generaciones pasadas; averigua lo que descubrieron sus padres. Nosotros nacimos ayer, y nada sabemos; nuestros días en este mundo son como una sombra. Pero ellos te instruirán, te lo harán saber; compartirán contigo su experiencia” (Job 8:8-10, NVI).
Esta visión, que para los amantes de la inmediatez puede significar algo muy parecido al tedio, llega a nosotros como una oportunidad de considerar nuestras vidas con una mayor conciencia histórica; conciencia que mira hacia el pasado con gratitud y con una actual actitud crítica de aprendizaje, y por ello, toma decisiones responsables, asumiendo la permanente construcción del futuro.

Simplemente, lo eres todo para mí

Simplemente, tan sencillo como suena, lo eres todo para mí.
¡Cuántas tardes hablando, riendo, soñando! ¡Cuánto tiempo juntos!, sin darnos cuenta de que ese sentimiento se iba poco a poco, forjando dentro de nuestro corazón. 
Sin darme cuenta de lo que estaba pasando a nuestro alrededor, la chica que nunca pensé que fuera a ser lo que es para mí, tú, sencillamente lo es todo, mis ganas de reír, de disfrutar de la vida otra vez. 
Cuando estaba perdido en una tenue penumbra llegaste para darme luz, la linda estrella que eres tú, mi amor; otra vez tengo ganas de vivir, de dar amor, cuando ya pensaba que nunca estaría a mi lado una persona como tú, dulce, sincera, cariñosa, directa como nadie cuando tienes que serlo.
¡Cuantos sentimientos recorren mi corazón!, dulces sentimientos de amor, amor que nunca pensé en llegar a sentir como estoy sintiendo; estás cuando te necesito, pero lo más bonito es que necesito que estés, porque sin ti no sería nada. 

No es Imposible

¿Habrá algo imposible para mí? Pregunta Dios quien te creó. El mismo que te creó en el vientre de tu madre y que había pensado en ti antes de tu concepción. No hay nada absolutamente lejano ante mi poder, desde el principio lo he demostrado. ¿Que tus circunstancias son adversas y los gigantes los ves enormes? Yo soy más grande que cualquier cosa que quiera estorbar tu vida y robar tu paz. A Abraham cumplí lo que le prometí y Sara a pesar de su vejez, pudo concebir. Ana clamó a mí angustiada y desesperada. Cansada de tanto escarnio y opresión me buscó en oración y la respuesta encontró, su vientre se abrió. Elías se encontraba desesperado en el desierto, escondido en la cueva pensando que iba a morir, estaba alejado y sintiendo depresión. Pero yo lo visité allí, donde él se encontraba, le di de comer, lo sustenté y le otorgué nuevos alientos.
Aquel ciego clamaba a mí, daba grandes voces para que yo me apiadará de él, y yo lo escuché, lo atendí, y sus ojos se abrieron, recibió su milagro.
Una mujer con el flujo de sangre, cansada, moribunda, pero todavía persistente, tocó el borde de mis vestiduras, y además de sanidad, recibió la salvación. Había oprimidos y endemoniados para los que parecía que la libertad no llegaría, sin embargo, yo Jehová, que siempre he sido, los libré de sus cadenas. 
Escaseaba la comida en casa de la viuda, pero como ella obedeció a mi mandato, recibió el alimento. 
Dividí las aguas del Mar Rojo para que el pueblo de Israel pasara, alimenté a multitudes cuando parecía que no había nada. 
Es que soy Dios, el que lo conoce todo. Me acerqué a casa de Zaqueo para tener con él, una conversación que marcaría su vida. Para los demás él no necesitaba nada, pero en su corazón, él me anhelaba.
En el pasado hice, pero en el presente sigo haciendo, y aunque no lo entiendas o no lo veas, estoy obrando. Las cosas vendrán a su debido tiempo, solo ten fe, sigue esperando. Sé muy paciente y verás en tu vida el milagro. No tengo necesidad de decirlo, pero he querido recordarlo. Para que sepas que yo soy tu Dios quien te sostiene, no temas que Yo te ayudo.

La respuesta vendrá, tú tranquilamente espera. No olvides que yo te amo y que nunca he desamparado la obra de mis manos.


La Respuesta de Dios

Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.” Marcos 14:32-33
Al Getsemaní solo subieron tres de los doce discípulos de Jesús. A tu Getsemaní no van a subir todos los que te siguen. En el día de tu gloria no van subir aquellos que sanaste, ni la multitud que necesita de ti, ni la multitud a la que le multiplicaste los panes y los peces. A ese lugar donde tú vas a ser apretado, donde vas a ser prensado para sacar lo mejor de ti, no van aquellos que dicen Hosanna y que te celebran.
Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora. Marcos 14:34-35
Jesús oró al Padre que, si era posible, lo sacara de aquel problema. Hoy en día, lo que se le ha enseñado a la gente es a orar, como Jesús lo hizo en aquella ocasión, para que Dios les libre de problemas. Lo triste de esto es que, muchas veces, Dios no contesta este tipo de oración, y es la única que muchos saben hacer.
La biblia dice que Jesús fue a orar, en el verso 36, para que Dios lo librara de lo que se aproximaba, diciendo:Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; esta no es una mala oración, sin duda, pero no es la oración que se debe hacer en momentos así. Pero Jesús, complementándola, continúa diciendo “…aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú, esa sí era la oración pertinente. Vino luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora? Cristo estaba en un momento muy difícil y duro de su vida, pero no encuentra apoyo ni siquiera en aquellos que se supone, debían estar con él hasta el último momento. ¿No ha llegado un momento en tu vida, en el que tú no puedes encontrar apoyo en nadie? Y dice la biblia, en el verso 38Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débilOtra vez fue y oró, diciendo las mismas palabras. ¿Cuáles mismas palabras? Las que había dicho antes: Padre, si es posible, pasa de mí esta copa. Tú todo lo puedes.
Jesús se encuentra en el punto de su vida donde la promesa de Dios va a ser cumplida; la palabra que Dios había dado hace miles de años estaba a punto de ver la luz, y esa presión estaba dentro de Él.
Jesús estaba siendo presionado por todas partes. El texto sigue diciendo: “Al volver, otra vez los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño; y no sabían qué responderle. Vino la tercera vez, y les dijo: Dormid ya, y descansad. Basta, la hora ha venido; he aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores.”

Concentrarse en…

Un carpintero trabajaba con un pedazo de madera del que iba a formar una mecedora para que su esposa la usara para descansar. Cada día que pasaba, la madera se iba transformando en un cuerpo firme, lista para ser usada.
La última noche cuando iba a ser barnizada, el serrucho se acercó a la mecedora y le dijo: – No quedaste como pensé, veo que aún tienes fallos y no deberías salir rematada así. Pero la mecedora le respondió: – Puede ser tu percepción pero el maestro en todo el tiempo que trabajó conmigo, me decía cómo iba a ser al finalizar su labor y así estoy, como él me dijo; yo creo en lo que Él me dijo y nada ni nadie cambiará eso.
Pasar tiempo con nuestro Creador es primordial porque nos prepara para poder sobrellevar las diferentes dificultades que se nos presentarán, y es entonces, cuando deberemos concentrarnos en lo que hemos aprendido de Él y no dejarnos llevar por las circunstancias adversas.
Si no pasamos tiempo con Él, si no escuchamos su voz y no creemos lo que está escrito en su palabra, difícilmente estaremos firmes. Filipenses 4:8-9 dice: “Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza. No dejen de poner en práctica todo lo que aprendieron y recibieron de mí, todo lo que oyeron de mis labios y vieron que hice. Entonces el Dios de paz estará con ustedes.”