miércoles, 18 de julio de 2012

Viviendo con pasión- Reflexión-vídeo

En junio de 2008 se cumplió el aniversario ciento cinco de la Compañía Harley-Davidson, una organización que comenzó cuando William S. Harley, de veintiún años y su amigo Arthur Davidson, de veinte, decidieron en un pequeño cobertizo de madera ponerle motor a las bicicletas.
El primer año vendieron tres motocicletas que hicieron a mano. No pasó mucho tiempo antes de que comenzaran a tener éxito y a ampliar su empresa. Cada año producían más vehículos.
Cuando surgieron las carreras de motos y ganaron popularidad, las Harley-Davidson dominaron.
Al estallar la Primera Guerra Mundial los aliados no tardaron en darse cuenta de la importancia de las motocicletas. Harley-Davidson estima que la compañía proveyó la mayoría de las veinte mil motocicletas usadas por el ejército de los Estados Unidos en la guerra. Y después de firmado el armisticio, el primer estadounidense en entrar en Alemania lo hizo manejando una motocicleta Harley-Davidson.
La compañía prosperó por más de medio siglo. Uno de sus puntos fuertes fue que era un negocio familiar cuyos empleados o clientes se sentían conectados por su amor por las motocicletas Harley-Davidson. Y la compañía continuó creciendo, modernizando y mejorando sus motocicletas y ganando admiradores.
A principios de la década del 70, Harley-Davidson era dueño de cerca del ochenta por ciento del mercado de motocicletas grandes (850cc) en los Estados Unidos.
Todo había comenzado en un cobertizo de madera poniéndole motor a unas bicicletas, pero la pasión siempre ardió en ellos. Pasión es la llama que puede encender la mecha de una invención. La mayor pasión es la que enciende Dios en nuestro corazón. No te dejes llevar por la corriente, detente y comienza aunque sea en el cobertizo de tu casa. Dios te sostendrá. ¡Ten fe!
Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? Mateo 6:30
Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho. Mateo 9:29

Sin levantar polvo-reflexión

Un día, un comerciante de caballos llevó dos magníficos corceles a un príncipe y los ofreció en venta. Ambos animales eran semejantes: jóvenes, robustos y de buena constitución.
Pero el comerciante pedía por uno de ellos el doble de lo que pedía por el otro. El príncipe llamó a sus cortesanos y les dijo:
-Le regalaré estos magníficos potros al que pueda explicarme por qué uno de ellos vale el doble que el otro.
Los cortesanos se acercaron a los dos animales y los observaron cuidadosamente, pero no pudieron descubrir ninguna diferencia que justificarse una diferencia de precio tan grande.
-Ya que no comprenden la diferencia entre los dos caballos, será mejor probarlos, así podrán ver con mayor claridad por qué tienen un valor tan distinto.
Hizo que dos jinetes los montaran e hizo que dieran algunas vueltas alrededor del patio del palacio. Ni siquiera después de esta prueba los cortesanos lograban entender la diferencia de precio entre los caballos.
Entonces el príncipe explicó:
-Habrán notado que, al correr, uno de ellos casi no dejaba rastros de polvo, mientras que el otro levantaba una gran polvareda. Por esto el primero vale el doble que el otro, porque cumple con su deber sin levantar tanto polvo.
Al parecer, la humildad y sencillez no son virtudes muy valoradas en nuestra época. Cumplir el deber con responsabilidad es muy cotizado hoy en día porque importan los resultados. También el estar preparado con estudios y experiencia práctica y saber trabajar en equipo tienden a estimarse como cualidades invaluables; sin embargo la modestia y humildad de quien no presume de sí mismo, ni de sus cualidades, ni de sus logros sintiéndose superior a los demás y merecedor de los más altos reconocimientos y remuneraciones, no está bien visto. Hoy al igual que hace dos mil años: “en nuestra sociedad hace carrera el que más polvo levanta…” 
“Levantar polvo”, presumir de logros o cualidades personales, “hacerse notar”, puede ser una manifestación de falta de afecto o de reconocimiento por parte de la familia, de los amigos o de los jefes en el trabajo, que buscan compensar el reconocimiento que otros no hacen sobre uno.
Puede ser también una señal de soberbia, de ser reconocido y alabado por los demás a los que se percibe como inferiores. En cualquier caso el hacerse notar, aunque uno sea realmente bueno, desdice de la calidad humana pues no busca la recta intención de cumplir el deber como un servicio a los demás, sino ante todo, como una fuente de halagos y deferencias, centrando la acción no en el Tú o Ustedes, sino en el Yo.
Pero ¿por qué el cumplir con el deber sin levantar tanto polvo puede llegar a ser una cualidad tan valiosa?
Quizá porque encarna a la humildad, y sólo la gente humilde es capaz de reconocer sus errores, que es el punto de partida de la superación personal. Sólo el humilde acepta la crítica constructiva de los padres, de los profesores o de los jefes y compañeros de trabajo; sólo los humildes reconocen cuándo se equivocan y piden disculpas si ofendieron o afectaron a alguien con su mal proceder, con sus comentarios u omisiones.
La humildad también es una virtud excepcional porque gracias a ella no sentimos que lo sabemos todo, y por tanto reconocemos que podemos aprender de los demás, aún de la gente sencilla. Sólo los humildes saben encontrar la riqueza en los demás.
La humildad de quien no levanta polvo además se agradece porque una persona presumida, jactanciosa y soberbia cae mal en todas partes y crea a su alrededor una atmósfera densa, ya que sólo se preocupa por sí mismo y se olvida de los demás. En cambio, el humilde y sencillo es fácil de trato porque es transparente, porque comparte logros y fracasos, porque se preocupa por los demás tanto como por sí mismo y, además, porque sabe escuchar y aprender de las experiencias de otros.
El humilde cumple su deber sin presunción, está abierto al diálogo y al conocimiento, aprende de sus experiencias, reconoce sus errores y es agradable, por eso vale “oro” comparado con el que simplemente es muy capaz.
Filipenses 2:3
Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;

Tu presencia es real-Promesas de Dios para ti-vídeo

En los momentos en los cuales camino por el valle, puedo estar seguro de que no estoy solo. Tu presencia es real. Tú me acompañarás durante los momentos difíciles y los cambios en mi vida.
Salmo 23:4
Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento.
Deuteronomio 20:1
Cuando salgas a la batalla contra tus enemigos y veas caballos y carros, y pueblo más numeroso que tú, no tengas temor de ellos; porque el SEÑOR tu Dios que te sacó de la tierra de Egipto está contigo.
Salmos 3:6
No temeré a los diez millares de enemigos que se han puesto en derredor contra mí.
Salmos 16:8
Al SEÑOR he puesto continuamente delante de mí; porque está a mi diestra, permaneceré firme.
Salmos 27:1
El SEÑOR es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida; ¿de quién tendré temor?

Caminando con el Amado en el jardín- Relación con Dios

Mi amado descendió a su huerto, a las eras de las especias, para apacentar en los huertos, y para recoger los lirios. Cantares 6:2.
Recuerdo hace 46 años, cuando rendí mi vida  a Cristo, la paz que inundó mi alma. Asistía a una iglesia donde la oración era un aspecto fundamental para todos los que asistíamos. Uno de los primeros himnos que aprendí y disfrutaba cantar porque era como una invitación del amado para la oración era este:
A solas al huerto yo voy,
cuando duerme aún la floresta;
Y en quietud y paz con Jesús estoy
oyendo absorto allí su voz.
Él conmigo está, puedo oír su voz,
y que suyo dice seré;
y el encanto que hallo en Él allí,
con nadie tener podré.
Cada vez que lo cantaba me imaginaba un hermoso jardín, lleno de flores, árboles frutales, césped intensamente verde como una alfombra desplegada a nuestros pies. Y digo a nuestros pies, porque me imaginaba caminando entre el jardín con Jesús quien amorosamente me escuchaba, mientras yo le adoraba y le abría mi corazón como una flor tierna e inmensamente sedienta de su amor.
Desde mi conversión fui enseñado por la iglesia y por mis primeros padres espirituales en que la oración era como un jardín de encuentro sublime.
“Cada persona, en su existencia, puede tener dos actitudes: construir o plantar. Los constructores un día terminan aquello que estaban haciendo y entonces les invade el tedio. Los que plantan a veces sufren con las tempestades y las estaciones, pero el jardín jamás para de crecer.”  Paulo Coelho
Ese jardín jamás ha parado de crecer y esos encuentros se siguen manteniendo. Caminar con el Amado es la más rica de las experiencias que un ser humano puede experimentar.
Los quebrantos secan, los dolores estrujan el alma, las crisis son como veranos desérticos pero el jardín jamás se seca, porque la oración es como lluvia que calma el dolor intenso del corazón para abrir la puerta a un encuentro de corazón a corazón con el Amado.
“He reducido el mundo a mi jardín y ahora veo la intensidad de todo lo que existe”.
José Ortega Y Gasset
Como dice José Ortega y Gasset, tengo que reducir mi mundo a mi jardín, yo pienso en el jardín de la oración, porque allí y solo allí veré la intensidad de todo lo que existe.
Sin embargo, en muchos este jardín se está secando.
D.L. Moody, uno de los líderes conservadores y respetados de los Estados Unidos dijo en uno de sus últimos sermones: “ Miren como Él vino en el día de Pentecostés. No es carnal orar para que Él venga nuevamente y que el lugar sea conmovido.  Creo que Pentecostés no fue sino un día ejemplar.  Pienso que la Iglesia ha cometido este lamentable error de que Pentecostés fue un milagro que nunca va a repetirse.  Yo también pensaba que Pentecostés era un milagro que no iba a repetirse.  Ahora creo que si miramos al Pentecostés como un día ejemplar, y comenzamos a orar, deberíamos tener el antiguo fuego Pentecostal aquí en Boston.
El jardín está marchito o simplemente está solitario. Quizá no está solitario, porque el Amado está paseándose en mi búsqueda.¿ Me encuentra? O acaso estaré corriendo con todas mis presiones y angustias?. Es fácil cambiar la quietud del jardín por el ruido de las calles y las oficinas atestadas y delirantes.
“Con un farol pasea en el jardín, sufre al ver morir la primavera”.  Yosa Buson.
Las aves le esperan a Él cada mañana en el jardín por eso le cantan eufóricamente. No hay nada que llene tanto como la quietud del jardín y el suave murmullo de su voz en la soledad.
No hay desastre más grande en la vida que dejarse sumergir en la irrealidad.  Y la verdad es que mucho de lo que sufrimos no es un asunto de realidad, sino de irrealidad que nos ahoga porque nuestras percepciones nos han robado la realidad. La realidad siempre está en el huerto de la oración.
Venimos cargados, tristes y debilitados y mientras caminamos con Él en el jardín su paz nos inunda y el espíritu se reconforta. Salimos del jardín con el mismo problema pero la percepción espiritual es otra.
“Quisiera tener un jardín, una casita, hierba, animales, libros, cuadros, música. Y sacar de todo esto lo que quiero escribir; expresar todas estas cosas… Quiero vivir la vida cálida, anhelante, viva, tener raíces en la vida, aprender, desear, saber, sentir, pensar, actuar, eso es lo que quiero, a donde debo tratar de llegar”.  Katherine Mansfield.
Katherine dice que quiere tener un jardín, pero en realidad ya lo tenemos y es el mejor de los jardines.
¿Qué hay en el jardín de la oración? Fuentes de agua viva, las mismas aguas de las cuales Jesús dijo que el que creía en Él de su interior correrían ríos de agua viva. Quietud, la misma quietud que nace del trono del Señor, capaz de calmar la tormenta interna con una poderosa voz de: ¡Calla..Enmudece! Aves, las mismas que trinan dulces melodías al creador cada mañana.  Viento, el dulce viento del Espíritu que calma las temperaturas irreales de nuestros quebrantos internos.  Lluvia fresca como rocío, el rocío que refresca y promete un día diferente...y sobre todo..Él. El Amado, el Maestro y el Señor que nos espera con amor silencioso.
“La risa es como un rayo de sol, todo de oro puro, no hay otro jardín como el del amor”.  Konstantinos Kavafis.
Oh Dulce Jardín…Oh Dulce Señor.
Me esperan en la tierna mañana
Cuando la luna se duerme
Y el Sol se levanta.
Oh Dulce Jardín..Oh Dulce Señor
Me llenan...me llenan
Con el aliento divino que gotea
En la oración.
El Jardín me espera y el Amado en Él. 
Dulce oración...Dulce oración es como un capullo de flor. 
Se abre...Me invita…me atrae y me encanta.
Si no bajo hoy al jardín terminará secándose mi alma y en la sequía diré como el salmista:
Dios, Dios mío eres tú;  De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela. En tierra seca y árida donde no hay aguas”. Salmo 63:1.
Las flores a las personas ciertos ejemplos les den; que puede ser terreno yermo hoy el que fue jardín ayer. Luis de Góngora.
Os invito hoy a encontrarnos con el Amado en el Jardín.
!!La voz de mi amado! He aquí él viene Saltando sobre los montes,  brincando sobre los collados. Cantares 2:8.

Abre los cielos- Reflexiones con vídeo

Abre los cielos sobre nosotros

Abre los cielos Señor has llover
Somos tu pueblo , somos tu viña
Abre los cielos Señor has llover

Los árboles del campo se han secado

El vino y el aceite se acabo
Tu viña esta desierta y sin vallado
En nuestro asoleamiento hay un clamor

Abre los cielos sobre nosotros

Abre los cielos Señor has llover
Somos tu pueblo , somos tu viña
Abre los cielos Señor has llover

Vuélvenos, a ti nos volveremos

Ven a darnos vida una vez mas
Vuélvenos de nuestro cautiverio
Has tu remanente regresar

Abre los cielos sobre nosotros

Abre los cielos Señor has llover
Somos tu pueblo , somos tu viña
Abre los cielos Señor has llover

Haz llover, haz llover

Sobre tu denuedos
haz llover