domingo, 5 de abril de 2015

El orden de los factores

Las matemáticas tienen varias leyes o sentencias, todas ellas establecidas con el fin de darle a esta materia un uso universal.
Una de ellas es: “el orden de los factores no altera el producto”; su base radica en la prueba matemática que dice que no importando cuántos números formen parte de una suma, todos pueden tener cualquier orden o pueden ser agrupados de cualquier forma, ya que el resultado siempre será el mismo.
La ley del orden de factores puede llegar a ser usada en la vida diaria, también en situaciones...comunes: como al resolver un examen, que no importa por donde comencemos, el fin siempre es intentar responder a todas las preguntas; o al arranchar una habitación, al final todo debe quedar ordenado sin importar por donde comencemos.
Pero esta ley no es absoluta, hay áreas en las cuales no puede ser aplicada. Cuando se trata de cifras cuyas operaciones matemáticas varían entre sumas, restas, multiplicaciones y divisiones, existe una gran posibilidad de obtener resultados diferentes o erróneos. En ese caso, solo podremos resolver la operación si empezamos todo siguiendo un orden específico.
Usando la idea del orden de los factores, vamos a tomar un ejemplo de la biblia aplicable a nuestro diario vivir:
Éxodo 2:11-15, relata la historia de Moisés actuando por sí solo con el fin de liberar a su pueblo. Sin duda, él ya tenía la idea de lograr la independencia, de otra manera no habría tenido la audacia de matar a un soldado egipcio. Pero todo ese movimiento revolucionario se perdió casi de inmediato. Moisés terminó siendo un fugitivo escondido en la tierra de Madián.
Sin embargo, ese sueño que parecía olvidado vuelve a arder nuevamente al tener un encuentro personal con Dios. Éxodo 3, relata el llamamiento de Moisés y desde ese momento en adelante, empieza a tener éxito en cada paso que realizaba para liberar a su pueblo.
Al final, no solo obtuvieron la libertad, sino que presenciaron el despliegue más grande del poder de Dios que ninguna persona haya visto antes. Egipto quedó saqueado, todos sus soldados murieron, pero del pueblo de Dios no murió ninguno, se fueron con oro y ropas finas.

Avanza, No Te Detengas

Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos” (Éxodo 14:13-14).
El mensaje que el Señor nos brinda en Éxodo 14, nos exhorta a caminar por fe en medio de cualquier situación difícil. Aunque la marea y las vicisitudes de la vida nos alcancen, es necesario agarrarnos a la fe creyendo y obedeciendo a Dios. Las escenas que el Señor nos muestra en Éxodo 14 muestran una liberación a través de la fe y la obediencia. Los israelitas estaban en el proceso de ser liberados del yugo de la esclavitud en Egipto, y para que sucediera, tenían que creer a Dios. Si tú no crees, nunca pasará nada. Es necesario creer y ver las cosas con ojos espirituales y no con humanos. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1).
Inline image 1Dios ordenó a Moisés, como líder, que los guiara con autoridad en el desierto. Durante ese proceso de liberación, los israelitas no tuvieron más opción que creerle a Dios. Se encontraban entre la espada y la pared, no había camino por donde escapar. Puede que te encuentres en una situación en la que por más que trates y luches, no encuentras la salida, pero debes saber de parte del Señor, que Dios abre caminos donde no los hay; Él siempre buscará la salida para que puedas salir del problema. Arrepiéntete, perdona, confía y obedece a Dios, y verás a Dios peleando por ti. Cuando venimos humillados ante la presencia del Señor, no hay por qué pelear porque la batalla ya es de Dios. “No temas; estate firme porque los enemigos que hoy has visto, nunca más los verás porque Jehová peleará por ti, y tú estarás tranquilo”, Tal vez no sientas deseos de continuar, pero el Señor te dice: ¡Avanza, no te detengas!
Quizá no ores como antes lo hacías, o tal vez has dejado de congregarte y cumplir con la encomienda que el Señor te ha dado. Hoy Jehová de los Ejércitos, el mismo que sacó a los israelitas del yugo del faraón, te anima a continuar con la Carrera de la fe. No temas, Dios es el mismo ayer y hoy, Él es el mismo que redimió a los israelitas de la esclavitud, y hoy te libera de tus cargas y cadenas. Estamos inclinados, por tendencia, cuando pasamos por diversas situaciones, a derrumbarnos, y nos paramos en medio de la Carrera porque la carga es pesada. Pero recuerda que Dios nunca nos carga con más de lo que podemos soportar, recuerda que Él conoce tu condición y sabe cuánto puedes soportar. ¡Venid a Mí, y Yo os haré descansar!
  “Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar.  Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga” (Mateo 11:28-30).

Oración de arrepentimiento: Señor, No quiero volver a fallarte

¡Señor no quiero fallarte otra vez! Pienso en el gran dolor que causo a tu corazón cada vez que te decepciono. Y eso es porque realmente te amo y no quiero hacer las cosas mal.
Cómo se sentiría Sansón después de haberse dado cuenta que Dalilah no lo quería e verdad, que lo había engañado y que había roto lo más valioso que tenía que era su pacto con él. ¡Cuántos errores cometió David! ¡Qué dolor hubo de haber sentido! Porque fallarte a ti es como crucificarte de nuevo, es como negar el sacrificio tan maravilloso que hiciste por mí.
No quiero volver atrás, allí solo hay tormentas y tristeza. Sería como retroceder después de estar llegando casi a la meta. Y vivir sin ti no lo concibo ni un momento, porque Tú eres el ser más especial y preciado para mí. Antes de ti no había nada, pero cuando Tú llegaste a mi ser, inundaste mi corazón con tu presencia y ahora ya nada es igual sin ti.
Por eso, con toda humildad, te pido que me des las fuerzas que necesito para levantarme del suelo con fuerza y no volver a tropezar con la misma piedra. Tú eres un Dios que escudriña y conoce lo más íntimo de mi ser. Sabes que no te miento, por eso me humillo y te ruego que me perdones por las veces que he incumplido o faltado a alguna promesa. Reconozco que eres santo y quiero vivir siempre conforme a tus pasos.

Dios permitió que te equivocaras

Tu historia personal, desde su comienzo, no ha estado ni estará a la deriva, aunque hubiera momentos en que así lo sintieras.
A lo largo de tu camino por esta vida, Dios ha estado pendiente de todos tus pasos. Es cierto que hubo momentos en los que diste pasos muy errados, cierto que tuviste que afrontar consecuencias negativas como tristeza, dolor y frustración. Pero eso no significa que Dios estuviera despreocupado de ellos.
Dios siempre supo perfectamente lo que decidías y el resultado final de esa acción; pero te dejó actuar incluso en aquellas decisiones que no eran correctas. Dios permitió que te equivocaras, para que te dieses cuenta de lo importante que es tenerlo en cuenta a Él en cada paso que des, por pequeño e insignificante que parezca…
Dios ha mostrado en su Palabra, cuales son las PAUTAS claras y precisas que hemos de tener en cuenta en nuestras decisiones en la vida.
Las decisiones no se deben tomar por lo que tú piensas que así es; no se toman por los sentimientos que dominan tu corazón; ni tampoco por los deseos que tienes. Las verdaderas decisiones se deben tomar teniendo como ÚNICA BASE las pautas doctrinales, éticas y morales que nuestro Señor Jesucristo ha dejado establecidas de forma clara en su Palabra. Si tomas otra base, vas por mal camino.
¡Ahhh, si yo en el pasado hubiese decidido y actuado conforme a esas pautas, cuántos dolores me habría evitado!; pero lo importante es que un día comprendas que para tener el respaldo de Dios en todo lo que emprendas, debes tener en cuenta NO solamente tu punto de vista sino el de ÉL.

La Vida Cristiana de Henry John Heinz

“SUS HIJOS SE LEVANTAN Y LA LLAMAN BIENAVENTURADA…” (Proverbios 31:28)
A la edad de seis años, Henry John Heinz ayudaba a su madre a cultivar la pequeña huerta detrás de la casa. A los doce, se encargaba de un jardín de más de dos hectáreas, usando un caballo y una carreta para llevar las mercancías tres veces por semana a las tiendas de Pittsburg (EE.UU). Fue un hombre de negocios estadounidense. Conocido por haber sido el primero que añadió a la salsa de origen chino denominada ketsiap la salsa de tomate y posteriormente comercializarla con el nombre de kétchup. Más tarde fundó su propia empresa a la que llamó "57 Variedades".
Henry John Heinz photo spanishHenry John Heinz Company se creó como Sociedad Anónima en 1905 y en la actualidad, más de cien años después, comercia miles de productos diferentes para todo el mundo, como salsas de tomate o comida infantil. Pero hay otros datos destacables: Henry John Heinz amaba a Jesús y fue muy activo en promover la Escuela Dominical en Pittsburg y en otras partes del mundo.
Su empresa se destacó como pionera en usar técnicas sanitarias muy seguras en la preparación de alimentos, y también por ser él un empleador que cuidaba bien de sus empleados. En efecto, éstos recibían seguro médico, tenían acceso gratis a piscinas y centros deportivos, y las mujeres accedían a puestos de responsabilidad como supervisoras. Este hombre se ganó la reputación de haber mejorado las condiciones de vida y laborales de sus empleados.
En su testamento, Henry John Heinz expuso: “Deseo expresar, al principio de este testamento, y como el aspecto más importante del mismo, la confesión de mi fe en Jesucristo como mi Salvador. También quiero dejar constancia que a lo largo de mi vida, con sus grandes alegrías y también buenas dosis de dolor, he sido sostenido por mi fe en Dios por medio de Jesucristo. Recibí ese legado de mi madre, una mujer consagrada y firme en la fe, a quien atribuyo todos los éxitos que he logrado.”