Con diligencia el campesino labra y siembra la tierra. Él sabe que la negligencia es el peor enemigo de la productividad. Su diligencia se demuestra en la hora temprana de la mañana, porque él desea aprovechar bien el tiempo.
Caminando por las calles en tiempo de invierno, una tarde casi pierdo el equilibrio, ya que las aceras eran muy lisas y al humedecerse se convertían en un sendero de alto riesgo para los transeúntes. Desde ese momento, cada vez que camino en invierno lo hago con mucha atención y cuidado.
El libro de Hebreos capítulo 2, verso 1 dice: “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos”.
Por qué Pablo comienza con un¿ Por tanto? Porque :
1.- Dios ha hablado de muchas veces.
2.- Dios ha hablado de muchas maneras. (Profetas y finalmente su Hijo), por lo tanto "es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído”. La Palabra de Dios, necesita hoy ser más escuchada por los siervos y ministros, para que no haya un desliz y al escucharla nos podamos levantar y proceder a la diligencia.
RADIOGRAFÍA DE UN SIERVO NEGLIGENTE.
En el Libro II Reyes 5:20-27, encontramos la radiografía de un siervo que no puso diligencia y se deslizó tristemente. Giezi, siervo de Elíseo, había estado rodeado de un ambiente espiritual muy rico, pero ignoró cómo Dios había hablado de muchas y múltiples maneras... y al no poner diligencia se deslizó. La experiencia triste de Giezi nos exhorta a tener, como siervos de Dios, mucho cuidado de las siguientes cosas que nos pueden hacer deslizar y terminar siendo descalificados.
Todos conocemos el trasfondo de esta historia, cuando Nahamán fue sanado de la lepra y quiso recompensar a Elíseo por el milagro. Elíseo rehusó recibir regalo alguno. Mientras esto acontecía, internamente, en el corazón de Giezi sucedían cosas muy significativas.
1. CUIDADO CON EL MONÓLOGO INTERNO. II Reyes 5:20. “Giezi dijo entre sí” Cuál es nuestro monólogo interno? Lo que estamos hablando con nosotros mismos determina lo que llena nuestro corazón. Es nuestro monólogo interno la verdad de Dios o está saturado de nuestros propios deseos y anhelos. El monólogo interno de Giezi estaba lleno de codicia: “Correré yo tras él y tomaré alguna cosa”.
El ministerio que por gracia hemos recibido de Dios puede saturarse fácilmente de codicia, para lograr las cosas que fuera del ministerio nos costaría más dinero o esfuerzo. El monólogo interno nos indicará las motivaciones que tenemos para servir. Nos dirá por qué queremos predicar, ministrar o surgir. Atendamos a ese monólogo interno.
2. CUIDADO CON USAR EL NOMBRE DE DIOS. II Reyes 5:22a. “Mi señor me envía a decirte” . No tenemos permiso ni autoridad para hablar en nombre de Dios, si Él no nos ha enviado. Cuidemos de caer en las conocidas expresiones de : “El Señor me reveló”. “El Señor me mostró” “El Señor me ha movido”. “El Señor quiere que…”
Sé que Dios revela, habla y mueve, pero debemos cuidarnos de no usar estas expresiones cuando en realidad son nuestros propios deseos y ambiciones las que, al igual que Giezi, corren tras Nahamán. Es muy fácil usar el nombre de Dios para lograr nuestros propósitos, como Giezi, quien aprovechó su posición para hablar en nombre de su señor. Busquemos la diligencia cuidando de no hablar en nombre de Dios para lograr ambiciones personales.