domingo, 29 de mayo de 2016

Tiempo de Actuar

La mujer se rió cuando me contó que despertó a su esposo para decirle que estaba de parto y que tenía que ir al hospital.
Él saltó de la cama, cayó de rodillas, y dijo: cariño, vamos a orar.
Ella le dijo que no era el momento de arrodillarse a orar. Era el momento de vestirse y salir para el hospital. ¡Era tiempo de actuar!
Ese fue el tipo de mensaje que Dios le dio a Moisés cuando dijo de los israelitas:
¿Por qué clamas a mí? (Éxodo 14:15).
Poco antes, Faraón había permitido a los israelitas salir de Egipto, pero entonces cambió de parecer (versos 5-6). Queriendo traerlos de vuelta, él y su ejército los persiguieron (versos 7-9). Los israelitas se aterrorizaron cuando vieron que los egipcios se acercaban. Estaban atrapados en la costa del mar Rojo sin poder ir a ninguna parte. Pero Moisés aseguró a Israel que Dios los libraría. Era el momento de actuar, no de clamar a Él. Era hora de pasar por en medio del mar, sobre tierra seca (verso 16).
Hay un tiempo adecuado para todo (Eclesiastés 3:1), incluyendo un tiempo de orar y un tiempo de actuar.
Cuando vemos a alguien a quien le falta comida y ropa, es correcto y de obligado cumplimiento, suministrar lo que necesitan (Santiago 2:15-16). 
A veces necesitamos confiar en Dios, e inmediatamente tomar medidas. –Herb Vander Lugt

El círculo de la vida

Juana que era hija única y cursaba su tercer año en el instituto, se molestaba cada vez que su madre le aconsejaba sobre la necesidad de continuar sus estudios y honrar a sus padres, ya que ellos estaban queriendo darle siempre lo mejor y un mejor futuro. Además le llamaron la atención sobre un joven que la pretendía, y estaba haciendo que ella tuviera cierta forma de rebeldía en sus años más difíciles, como lo era el inicio de su adolescencia; etapa muy dura para la mayoría de los jóvenes, y que sin los principios bíblicos y morales arraigados en su vida, serían presa muy fáciles y su fracaso no se haría esperar.
Juana estaba teniendo actitudes incorrectas para con sus padres. Ellos notaban algo de sarcasmo en sus respuestas.
Llegó un día en el que encontraron a Juana en el baño de la casa con abundantes vómitos. La madre se quedó mirando a su marido, y las preguntas empezaron a surgir. Ya habían notado que la coloración de su rostro era un poco más pálida. La madre abrió la puerta del botiquín y mientras Juana seguía con el vómito, pudo ver la pequeña prueba de embarazo en la cual aparecía un signo de una cruz color rojo. Este signo para algunos es sinónimo de alegría, no así para otros, ya que la ven como una cruz reflejada en esa prueba, que se debe empezar a llevar con mucho amor en la vida de la paternidad. Eso fue suficiente para que doña Clemencia cayera casi desmayada y su marido empezara a preguntarle qué le pasaba. Ella, con los nervios de punta, le mostró la prueba de su hija.
A partir de ese momento la historia cambió para Juana, quien reconoció su embarazo y los cambios en su área corporal. Días después fue llevada al ginecólogo y le realizaron un ultrasonido. Se podía ver un saco embrional bien implantado, era una nueva criatura que venía al mundo. A don Antonio le temblaban las piernas al ver con seguridad, que ahora su pequeña estaba esperando a ser madre.
Doña Clemencia no podía con la situación que se había escapado de sus manos, por lo que sus nervios la traicionaron. Ahora don Antonio tenía 2 personas a quienes atender.
Llevaron a Doña Clemencia al psiquiatra, que era un creyente Bíblico y quien la atendió sentándola en una silla reclinable, el techo del consultorio era de color blanco y las paredes con diferentes cuadros que colgaban de la misma.
El psiquiatra inquirió entonces el problema que había llevado a tal situación, lo que la llevó a una catarsis tal, que cuando el psiquiatra le interrogó sobre el pasado de su vida, salió a la luz otra verdad: doña Clemencia también se había ido de casa a los 15 años con su marido actual, y no avisó a sus padres, quienes nunca pudieron convencerla de su actuación en aquel entonces, y quedó embarazada a los 16 años de Juana. Ahora el médico podía entender algunas cosas sobre lo que los orientales llaman karma.

El Plan de Dios Para La Salvación

1 Juan 5:11-12 Y el testimonio es éste, que Dios nos ha dado vida eterna, y su vida esta en su Hijo. Aquel que tiene al Hijo tiene la vida; aquel que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
A pesar de que la 1 Juan 5:11-12 está escrita para darle a los cristianos la convicción de su salvación, basados en el testimonio de la Palabra de Dios, este pasaje también resalta el punto clave de la salvación.
Declaración del Hombre a Dios: “Y el testimonio es este, que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en Su Hijo.” (Versículo 11).
El Asunto Importante: “Aquel que tiene al Hijo tiene la vida; aquel que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.” (Versículo 12).
Este pasaje enseña:
  • Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en Su Hijo Jesucristo.
  • La manera de poseer la vida eterna es poseer al Hijo de Dios y...

  • ¿Por qué es necesario poseer al Hijo de Dios para tener vida eterna? ¿Cómo puede una persona poseer o tener al Hijo de Dios?

El Problema de La Separación del Hombre de Dios

De acuerdo a Romanos 5:8, Dios demostró Su amor por nosotros a través de la muerte de Su Hijo. ¿Por qué Cristo tuvo que morir por nosotros? Porque la Escritura declara a todos los hombres como pecadores. Todos somos pecadores. “Pecar” quiere decir transgredir la ley de Dios. La Biblia declara que todos hemos pecado y no podemos alcanzar la Gloria de Dios. En otras palabras, nuestro pecado nos separa de Dios quien es perfecta santidad (rectitud y justicia), y Dios debe por lo tanto juzgar al hombre pecador.
Romanos 5:8 Pero Dios demostró Su amor hacia nosotros, en que siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros.
Romanos 3:23 porque todos han pecado y no pueden alcanzar la Gloria de Dios...
Habacuc 1:13a Tus ojos son demasiado puros para aprobar la maldad, Y Tú no puedes ver la maldad favorablemente.
Isaías 59:2 Pero tus iniquidades han hecho separación entre tú y tu Dios, y tus pecados han escondido Su rostro de ti, para que Él no escuche.

El Problema de la Inutilidad de las Obras del Hombre

La Escritura también enseña que ninguna cantidad de bondad humana, esfuerzo humano, moralidad humana, o actividad religiosa puede ganar la aceptación de Dios o llevar a alguien al Cielo. El hombre moral, el hombre religioso, el inmoral y el no-religioso están todos en el mismo bote. Todos están caídos de la Gloria de Dios (de la Perfecta Justicia de Dios.) Después de discutir sobre el hombre inmoral, el hombre moral y el hombre religioso en Romanos 1:18-3:8, el apóstol Pablo declara que tanto Judíos como Griegos están bajo pecado, que, “no hay ningún justo, ni uno siquiera” (Romanos 3:9-10), y que “todos han pecado y caído de la Gloria de Dios” (Romanos 3:23.

El Sacerdote que encontró a Cristo

Me parece oportuno repetir esta publicación:
Nací en Venecia, al norte de Italia, el 22 de marzo de 1917. A la edad de 10 años fui enviado a un seminario católico romano, en Piacenza; después de 12 años de estudio, recibí la ordenación al sacerdocio, el 22 de octubre de 1939.
Dos meses después el Cardenal R. Rossi, mi superior, me envió a América como sacerdote asistente de la nueva iglesia italiana. Mi único anhelo y ambición era complacer al papa.
Fue un domingo, en febrero del año 1944, cuando por casualidad, sintonicé un programa religioso. Mi teología fue violentada por un texto que oí. “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo.” ¡Así que, pensé, ¡vaya!, ¡no es pecado contra el Espíritu Santo creer que uno es salvo!
Recientemente me había convertido, y mi mente ya estaba llena de dudas en cuanto a la religión romana. Comencé a preocuparme más de las enseñanzas de la Biblia que de los dogmas y bulas del papa. Entre tanto, personas pobres me pagaban cada día de 5 a 30 dólares por 20 minutos de Misa, porque prometía librarles las almas de sus familias del fuego del Purgatorio. 

Pero cada vez que yo veía el crucifijo grande sobre el altar, me parecía que Cristo me reprendía diciéndome: “Tú estás robando dinero de gente pobre y trabajadora por medio de falsas promesas. Enseñas doctrinas contra mis enseñanzas. Las almas de los que creen no van a un lugar de tormento, porque Yo he dicho: “Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante, mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos; porque sus obras con ellos siguen” Apocalipsis 14:13.  Continuaba, “Yo no necesito repeticiones del sacrificio de la cruz, porque mi sacrificio fue completo. Mi obra de salvación fue perfecta y Dios la sancionó levantándome de entre los muertos. “Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.” (Hebreos 10:14) “Si vosotros los sacerdotes y el Papa tenéis poder para librar las almas del purgatorio con misas e indulgencias, ¿por qué esperáis hasta recibir una ofrenda? Si veis un perro quemándose en el fuego, ¿esperáis a que el dueño os traiga 5 dólares para sacar el perro de allí?”...
En esos momentos, en misa, no podía debatir con el Cristo en el altar.